Hay nudistas y sextuiter@s que deben ver este programa entre el descojone y el asombro. Y debe haber gente que lo haya pasado mal que lo debe ver con una ceja levantada y ganas de dar un medio sopapo de los que espabilan.
Sí, amiguitas y amiguitos, hablamos de EL CONTENEDOR, donde el principal problema es que hay que ir desnudo por la calle. Los participantes cogen para taparse cartones, bolsas de basura… yo cogería un cuchillo grande. Ni dios mira fijamente a alguien que va desnudo y lleva un cuchillo grande.
Viste más un machete empapado en ketchup que Lorenzo Caprile con la máquina de coser dopada.
Total, que aquí os dejo el enlace al post de la primera emisión, por si no tenéis una playa a la que ir. ¡Y MIS REDES: Instagran: @GusHernandezGH | Twitter: @realityblogshow | Facebook: Gus Superviviente Hernández.
Anoche conocimos a unos nuevos participantes: tres compañeros de piso de Valencia, llamados Raquel, Juan José y Sergio.
«Quiero que la gente me vea como un modelo a seguir«, dijo Sergio, que se viste poniéndose pañuelos en el cuello como si quisiera tener la cara amoratada por la falta de riego. Espero que la gente no le tome como modelo, porque van a empezar a ponerse cosas al cuello como si tener la yugular libre estuviera pasado de moda.
«Me estoy agobiando«, dijo Raquel antes de empezar. Eso, tu ve a las cosas preparada y sin miedo.
Y en pos de encontrar apoyo moral llamó a su madre. «Mamá, me está dando bajón«, le dijo y le contestó la madre «qué va, que os lo paséis muy bien, espero recuperarte dentro de diez días». JA JA JA JA 100 puntos para esa madre.
– Mamá, me ha secuestrado un descuartizador ruso, estoy un poco estresadilla…
– Nada, hija, disfruta, el domingo hay lentejas de comer, chao.
Y así.
Sergio, que está igual de maduro que una manzana de cera, dijo que las mujeres de su vida son su «madre, Beyoncé, Audrey Hepburn y Aurora, la princesa«, sí, la Bella Durmiente.
Yo viendo eso anoche:
Ya verás qué disgustazo cuando sepa que Aurora no es de verdad.
Una vez desnudos de piso y cuerpo se me metieron a dormir en un armario.
«Ahora soy hetero, ahora no«, dijo Juanjo saltando dentro y fuera del armario. JA JA JA JA qué jefe.
Ese mismo día salieron corriendo a ver a una amiga que vivía en el mismo barrio. Eso, que ir con el pene más fresco que las sardinas con hielo del súper no te impida hacer vida social. La pichita que visita.
Pero era más fácil decirlo que hacerlo. Al salir a la calle los muchachos iban gritando: «¡Me cago en la puta, Raquel, corre!». Parecía una huida en La Casa de Papel. Eso lo gritan en una escena de Annabelle y corre hasta la muñeca.
A Raquel un frutero le dio una caja de cartón para que se tapara. Qué adecuado, una caja de fruta tapando dos peras y una chirimoya.
La abuela de la amiga a cuya casa fueron flipaba en colores al ver a los amigos de su nieta. No sé si más porque les veía desnudos o porque les tuvo que hacer cena por la cara.
– Hija, algo hemos hecho mal con mi nieta, tiene amigos raros.
– ¿Se drogan?
– Ojalá.
Y así.
Salieron de allí con unas bolsas de basura haciendo de vestido. Lo que no se cubrieron fueron los pies y claro, llegaron con los pies negros como el corazón de Voldemort. Esos pies los metes en una depuradora de agua y estalla. A esos pies les echas Sanytol y el Sanytol se coge una infección.
Como primera cosa a recuperar Sergio decidió coger ropa, por su cuenta. Raquel también. El único con cabeza era Juanjo, que quería coger colchón y edredón.
Juanjo se fue por la mañanaa la grabación de un videoclip a tres kilómetros de su casa. Eso es amor al trabajo y los demás son tonterías. DADLE TRABAJO A ESTE MUCHACHO YA.
«¡Pero bueno, pero bueno, pero bueno! ¿Pero esto cómo puede ser?«, dijo una vecina que se los cruzó desnudos en el portal. Esa señora nunca se quita la ropa, no sabe cómo se hace.
– ¡Joder, dejad de correr y decidme cómo se quitan las bragas, que las llevo puestas desde los seis años!
El caso es que la señora se indignó con los chavales y la muchacha, con frases como «esto es una vergüenza«. Ella no es la única. En las dos emisiones hemos visto a más gente quejándose.
¿En serio aún que alguien vaya desnudo (que encima va tapándose) nos indigna? Sí, muchos me diréis que sí. Pero… ¿acaso no se nota a la legua que es un programa, teniendo en cuenta que van con cámaras? ¿O no puedes pensar que es una apuesta? ¿O un sujétame el cubata?
En serio: divirtámonos más, tomémonos las cosas con un poco más de cachondeo (como hace la mayoría de la gente, por otra parte).
El caso es que los amiguitos se encontraron unos zapatos en la basura y se los pusieron. Ahora tienen una buena producción de champiñones entre los dedos de los pies. Raquel se puso unas sandalias… de esas que puedes ver la huella de los pies del dueño anterior. De cada uno de sus dedos. (ARCADA)
Llegada al contenedor. Juanjo cogió el edredón. Sergio cogió una gabardina. Raquel dejó que los otros dos miraran en las cajas para ella… Y se cogió un pijama de cuerpo entero de conejito.
«Mis compañeros son… no infantiles, pero sí inmaduros«, dijo Juanjo, que es un santo y les quiere mucho como para usar eufemismos.
Los dos zagales inmaduros se encontraron con sus madres. Uy, qué casualidad, así, por la calle. Lloraron como para lavarse los pies con el chorro del lacrimal. Había gente en barcos y con chubasqueros amarillos haciendo fotos a esas cataratas.
«Amo a Beyoncé, pero mi madre es mi madre«, dijo Sergio. Menos mal, ¿eh? Pero a la que saque otro single Beyoncé… yo si fuera la madre andaría con cuidado y empezaría a usar bodys de cuero y medias reductoras y a bailar con espasmos.
Los tres se fueron de terraceo con unos amigos, que, claro, tuvieron que palmar con la cuenta de lo que se tomaron. Joder, ideaca. No vuelvo a quedar con colegas sin empelotarme antes.
– Joder, Gus, ¿tenemos que pagar nosotros otra vez?
– El programa, ya sabéis, qué le vamos a hacer.
– ¿Y dónde están las cámaras?
– Ocultas… pide otra de croquetas.
Vamos con la FAMILIA IZQUIERDO
Maribel, la madre. Julián, el padre. Alejandro, uno de los zagales. Javier, el otro zagal.
Siguieron haciéndose ropita. Hasta zapatos. Esta gente tiene una obsesión malsana por coser. En la casa en lugar de cuadros tienen fotos de fábricas textiles de India.
Los jovenzuelos aprendieron a coser. Uno se cosió las zapatillas tipo babuchas de Aladdin y el otro se las cosió puestas en el pie y luego no se las podía quitar. Si llegan a ser aprendices de Jedi se sacan un ojo con la espada láser. Son los Froilán de la costura.
Los vecinos de al lado les llevaron la cena en un tupper. Fijo que no se lo devolvieron. A la mañana siguiente aparecieron todas las vecinas. TODAS. Yo creo que la solidaridad se la trae el pairo, lo que querían era el cotilleo.
Eso sí, les llevaron un desayuno que no te lo ponen en un hotel. Esta gente acaba el programa con doce kilos más cada uno. Van a tener que ir desnudos pero porque no les va a entrar nada de su ropa.
Y vamos, y sigue, porque para comer apareció la abuela, que les llevó una paella. UNA PAELLA PARA DAR DE COMER A UNA CIUDAD PEQUEÑA. Y caracoles, por si no les reventaba el apéndice de la presión sólo con el arroz.
La señora hizo una inspección de toda la casa. Se persignaba cada vez que abría un armario y no había nada. Si se llega a encontrar un condón en uno inunda la casa con agua bendita.
Total, que con el estómago más lleno que el de Tiburón en una piscina municipal, se fueron al contenedor con toda la familia detrás.
Se cogieron las llaves del coche, jabón para ducharse, una chaqueta para uno de los niños y otra para el otro. Y no sé qué más quieren para vivir… ah, sí:
Siguieron haciendo ropa con las cortinas que cogieron el primer día. Esas cortinas son más grandes que las velas de la Santa María. Las coge Amancio Ortega y te llena un ZARA.
Y claro, en el primer día laboral lo primero era lo primero: ir a comer. Se fueron a un bar conocido a pedir que les invitaran a desayunar. Esta gente de verdad que menos mal que no tienen perro, porque el animal peligraría. Se lo jaman.
Maribel, la madre, llegó a su trabajo en pijama, pero allí se puso el uniforme así que qué poca gracia.
Vamos con LA PAREJA: Lydia y Dani.
Les dejamos en la emisión anterior en un restaurante asiático. Se pusieron a mirar la carta como si pudieran pedir de todo. Y de hecho pidieron hasta vino. No sacaron dinero para todo eso cantando ni de coña. Si cantar en la calle diera para tanto, el que toca el saxo en la esquina de mi casa le prestaría dinero a Bill Gates.
«Es domingo y vamos a misa. Y la Biblia dice que para ir a misa te pongas lo mejor que tengas«, dijo Raquel. Sí, es lo que más le importaba a Jesucristo.
– Hola, San Pedro, quiero entrar en el cielo.
– Pero si has asesinado a 20 personas, has robado a tu madre y nunca reciclaste los envases…
– Pero iba a misa hecho un pincel.
– Padentro.
Raquel le pidió a una señora ir a su casa a ducharse. Y la señora le dijo que sí. Aún creo en la raza humana. Bueno y en que haya cámaras, porque eso se lo dice la misma Lydia sin programa ni hostias y llaman a la policía.
Dani, que también tiene prioridades, se fue a conseguirle a Raquel unas flores, mendigando en una floristería. La de la floristería tampoco es que se arruinara, porque le dio una rosa. UNA.
«Aunque no tenga dinero jamás te faltará una rosa, ni un abrazo», ponía la tarjeta. Si me escribís algo así alguna vez cambiad la rosa por una caja de mielitos. JODER… MIELITOS…
Total, que se fueron al contenedor y cogieron sendos abrigos para ir a misa. Pero el culto al que van, su misa, se celebraba a 30 kilómetros. Joder, no habrá iglesias en España.
Se fueron a un bar y con lo que les prestaron se hicieron unos carteles de «Cambio abrazo a cambio de una limosna».
JA JA JA JA
La gente los miraba como si les estuvieran hablando dos extraterrestres en idioma Klingon con acento cerrado. Otros les daban unos abrazos como de abuela oso. Y sacaron pasta, oye. 5,6 euros sacó ella y él más de 9 euros.
Debería dejar el blog y dedicarme a dar abrazos.
La suya es la una «Iglesia cristiana pentecostal de origen australiano«, bueno… cada cual a lo suyo. Oye. Pero es que eso no era un culto, eso era un garito con musicote a todo volumen. Le rezan a Dios con unos decibelios que Dios se tiene que poner tapones en los oídos para no quedarse sordo. Dios les hace milagros sólo para que bajen la música.
Lidia se fue a dar clase de inglés en la academia donde curra. Los alumnos la miraban pensando en pedir la devolución de la matrícula. «Joder, otro Opening», debieron pensar.
Cerramos con las AMIGAS Marina y Desiré.
Los amigos y el primo de Marina fueron a verlas. Y muchos amigos y familiares. Llegó hasta un tío segundo del pueblo.
«La inesperada visita llega con una suculenta cena«, dijo la voz en off. Si esa visita es inesperada yo soy Yola Berrocal.
Hicieron una barbacoa. La panceta se les achicharró. Eso no era una barbacoa, eso era un crematorio. Esta gente se piensa que las calorías se pueden quemar antes de comértelas.
Ellas estaban muy contentas con lo que habían comido. Pero todo lo que entra tiene que salir… y… ¿con qué se van a limpiar? Exacto.
Al día siguiente su vecino les llevó al puerto, para irse con el señor mayor que se ofreció a enseñarlas a pescar para que tuvieran comida. Es lo suyo cuando no tienes nada, tratar de sobrevivir yéndote en un barco de recreo.
– Hola, se me ha ido la luz, ¿tienes una vela?
– Ven, te voy a enseñar a construir una central térmica de ciclo combinado para que puedas tener luz.
Eficiente a tope.
Para pagar los cafés del bar donde gorroneaban se pusieron a fregar. Fregaron cuatro platos y los dejaron con más grasa que el enganche de un camión. Pero eh, súper satisfechas se fueron.
El señor que les iba a enseñar a pescar «para subsistir» estaba rodeado de maromos con pinta de no pillar ni liebres en la carretera. No habían visto una mujer desnuda tan de cerca ni YouPorn.
Después de pasarlas putas por la mala mar volvieron al bar con un manojillo de sardinas con el que no merienda ni un gato.
Ya en el contenedor, Desiré se cogió un vestido y Marina una sudadera. Una sudadera que le llegaba por las rodillas. Joder, era la sudadera de Pau Gasol un día que se pasó comprando la talla.
Desiré tenía que ir a currar y le pidió a un colega que la llevara. A otra puta ciudad. Y antes pasó por el contenedor para cogerse unos zapatos para ir al curro. Y pilló atasco. Bienvenida al club…
Continuará…