¿El hambre quita las ganas de sexo? A juzgar por Supervivientes 2018, no: Sofía Suescun y Albalá lo han hecho

• Sexo y mucha pasión: la última noche de Sofía Suescun y Alejandro Albalá en ‘Supervivientes’.

Esto no es Supervivientes, es Supercopulantes. Que si besos con Logan, supuestos tocamientos a Hugo, María Jesús con su novio rebozándose, Raquel Mosquera con Isi haciendo trabajos manuales… y ahora Alejandro Albalá y Sofía.

En esta edición el que no ha tenido sexo es porque no ha querido. Si dura un poco más en las pruebas de recompensa en lugar de comida dan condones y geles de placer.

¿Pero el hambre no te quitaba las ganas de hacer cochinadas? Pues parece que no, porque en esa isla está habiendo más sexo que en un día de trabajo de Nacho Vidal. Y si se hicieran cosas del tipo cunnilingus o felación pues hasta se podría entener, que al final comer, comes algo, pero ¿darle al manubrio? ¿Con la de energía que gasta eso?

Vamos, que eso es un esfuerzo físico que los maratonianos son unos sedentarios al lado de alguien que masturbe. Yo sólo me toco después de comer. Y tiene que ser un menú de boda cara por lo menos, que lo sepáis.

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Pero hay quien ha ido a por el completo. Joao, que es discreto como cagar en medio de una estación de tren el 15 de agosto, contó que una noche… «Noté un empujón. Era Alejandro Albalá. Y entonces pude comprobar que sí se gustan, porque lo que ocurrió a mi lado era que estaban follando. ¡A mi lado!».

Sí, amigas y amigos, Alejandro le dio todo el albalá a Sofía, que le recibió con el suescun abierto. Y a su lado Joao dijo que se puso a rezar un padrenuestro. Sería para evitar un embarazo no deseado.

«Aquí dije yo que habría meneo y ha habido meneo«, dijo Joao, que falla más en sus predicciones que Robin Hood lanzando flechas empujándolas con una escobilla del váter. Es como si yo digo «alguien va a morir en algún momento, en algún lugar». Y acierto, claro.

«Y me dí la vuelta y Albalá se había despertado y sólo llevaba la camiseta puesta y el albadejo estaba ahí, y yo lo tenía aquí, el culo y el albadejo«, narraba con emoción Joao, que tenía el pene de Alejandro más cerca que el suyo propio. Una noche se descuida Joao y hace pis con la cola de Albalá.

¿Y qué le molestó a Sofía de que Joao les viera fornicando que si se descuida se queda embarazado Joao? Pues que el maestro se lo contara a Logan. Sofía es que no es de cerrarse puertas. Sofía en Siberia dormiría con la puerta abierta si pudiera mantener opciones con más de un maromo. Y bien que hace, que no está la cosa para ir perdiendo oportunidades.

Por otro lado, se han quedado sin fuego, sin del de cocinar, digo, que del fuego tipo Eleni Foureira tienen para hacer una paella para 12.

«Han gastado las dos cerillas que tenían y se han quedado sin fuego otra vez», madre de Dios, a esta gente la sueltas desde un hidroavión sobre un incendio y se apaga el fuego. A esta gente le dan un lanzallamas y no son capaces de prender una caja de cartón llena de paja, papel y hojas secas.

Y el caso es que el que la cagó con las cerillas fueron Hugo, Sergio y Logan (claro, cómo le iban a dejar intentar hacer fuego a Raquel o a Joao) pero eso es imposible, porque Logan lo hace todo bien, es el mejor superviviente. Todo el mundo sabe que si hubiera una guerra nuclear sólo sobrevivirían las cucarachas y Logan.

El caso es que el no tener fuego les ha dejado a todos cariacontecidos que parece que en lugar de perder el fuego han perdido a su abuela.

Los hay que se lo han tomado mal, como Hugo y Sergio, que tuvieron una conversación de esas en las que uno dice algo malo y el otro le anima, solo que en esa charla los dos decían cosas malas.

– Me duele el tobillo, a lo mejor es un esguince.

– A lo mejor es un hueso roto y se te gangrena el pie.

– O a lo mejor es cáncer y me sale un bulto y me lo amputan.

– Y del bulto va a salir Alien y te va a comer un testículo.

Y así.

Pero menos mal que hay gente optimista como el maestro Joao, que al saber que no había fuego dijo: «Te dije que íbamos a morir y vamos a morir… esos pájaros negros que hay por aquí… «.

Joder, que pesado con lo de morir. Para Joao cualquier cosa es un mal augurio. Uy, un perro haciendo pis, vamos a morir. Uy, una señora con una bolsa en la cabeza porque llueve, vamos a morir.

«Nos van a encontrar aquí en el 2019 en la siguiente edición«, añadió el maestro, que al parecer no confía mucho en que la organización de Supervivientes se tomara la molestia de enterrarles en caso de que palmaran en la isla.

A Sandra Barneda la llamaron al reloj (madre mía, quién nos iba a decir a nosotros que te iban a poder llamar a un reloj) con número oculto «oye, que estoy en directo, que no me llames«, dijo Barneda.

Yo sé quién era. Era «Wilma Flor, que quería hablarle a Sandra de las ventajas de Jazztel.

Ha terminado la semana de venenos, o lo que es lo mismo, de castigos o penalizaciones por haberse llevado comida. Logan lo ha pasado mal, porque llevaba unas gafas que le impedían ver y no podía hacer las muchas cosas que hace Logan, que a su lado Dios creando el mundo era un vago de cojones.

«Me siento totalmente desaprovechado«, dijo Logan. Bueno, eso mismo pienso yo cuando me veo en el espejo recién salido de la ducha y no voy por ahí quejándome.

En esa histeria de hacer muchas cosas en plan hiperactivo bebiendo café le ha tomado el relevo Raquel Mosquera, que parece la típica pelota que acaba de entrar a un curro y quiere que se note que trabaja mucho.

Pero lo malo es que su empeño no acompaña a su habilidad. En un momento dado se puso a cortar una rama con el machete. Pero yo creo que le estaba dando por la parte que no corta, porque a la rama no le salía ni un arañazo.

Raquel soltaba con el machete unas hostias como para poder haber hecho leña con una columna de piedra del templo de Karnak, pero la rama ni se inmutaba. Tú haces la estación espacial internacional con ramas como esa y los astronautas pueden acercarse al sol a encenderse un cigarrillo sin pasarlo mal.

El caso es que la escena era un claro reflejo de España. Estaba Raquel a cuatro patas, con los pechos tratando de desparramarse fuera del biquini (que es la versión femenina de la hucha del culo de un obrero) mientras los demás la miraban trabajar tumbados.

La organización, que este año está más blandita que un queso de Burgos, dio a la audiencia la oportunidad de elegir si les daban un chisquero para hacer fuego. Y la audiencia dijo con un 62,6% que…

Que nada, porque el auricular que Sandra (y todos los presentadores) llevan en la oreja se jodió y no pudieron decirle si sí o si no. Joder, que la hubieran llamado al iWatch. Total, que sí, que ya tienen un chisquero. La audiencia me ha decepcionado. Nos estamos ablandando.

En otro orden de cosas, aunque a mí los tres maromos no me caen nada bien he de decir que Raquel se ha venido arriba con eso de decir que «la actitud de los chicos es pasiva», y que se pasan el día tumbados.

Eso es como llegar al Escorial ya terminado, poner una flor en un jarrón y decir que has hecho tú toda la obra. Raquel se ha pasado tanto tiempo tumbada que se ha fusionado a nivel molecular con la arena de la playa. Si en esa isla hubiera tractor de los que limpian la arena habrían tenido que sacar a Raquel de dentro de la máquina tres veces al día.

Y es que los maromos se han pasado estos días tumbados, pero sólo estos días. Vale que han sido egoístas que a su lado un usurero es como un voluntario de Cáritas, que todo lo que han hecho lo han hecho por ellos mismos, pero lo han hecho.

A los cuerpos ya tatuados del trío machito sólo les falta una frase: «Tengo un vacío en el estómago«. Lo dijeron tantas veces que ahora la NASA ha dejado de estudiar agujeros negros y está haciendo observaciones del estómago de Hugo.

Raquel se fue a echarle en cara a los muchacho que no trabajen alegando que «desde por la mañana temprano hay que hacer cosas». Y le preguntó Hugo «¿como qué?». «Hay que hacer cosas», le respondió Raquel. JA JA JA JA Nivel de argumentario de niño de cuatro años que quiere quedarse con la pelota de la guardería.

– ¿Y por qué dice, señora denunciante, que deberíamos condenar al acusado?

– Por hacer cosas.

– ¡Qué truhán! ¡Condenado!

Y así.

Porque seamos serios, ¿qué hay que hacer en la isla si no hay fuego y cada uno se busca su comida? Poco.

Bueno, sí, mantener batallas épicas contra titanes del mar, como hizo Logan, que contando anécdotas se viene muy arriba: salió del agua con una morena pequeñita. No mediría ni dos palmos, que eso te lo dan en la pescadería y se lo tiras a la cara a la pescadera. No es que fuera un pezquenín, que que era un pezmilimetrín.

Pues Logan salió del agua mostrándola como si fuera un atún de 300 kilos y diciendo «¡Qué pelea, no te lo puedes imaginar, qué pelea!». Sí, pelea para que no se te escurriera entre los dedos. Lo mismo hace Steven Spielberg una película épica sobre el asunto: «Salvar al pescador Logan», se va a llamar. Será la historia de un guiri que se mete al agua y le ataca Dory.

Y terminamos con un detalle que nadie comentó, pero que fue de una mala leche subida: En medio de una discusión porque Sergio había nominado a Joao, el maestro dijo algo así como «yo no te digo que te pongas para arriba el flequillo«.

Ahí, Joao, donde más duele. Aunque es de muy mala baba por parte de Joao os digo, calvo como soy y habiendo sobrevivido siéndolo, que es triste que Sergio tenga un complejo tonto por tener entradas.

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