Herido «de mucha profundidad» el maestro Joao en Supervivientes, que necesita 18 puntos de sutura

El maestro Joao, en el momento de darse la leche.

• ‘MasterChef’ se enfría el domingo frente a un accidentado ‘Supervivientes’.

Es vidente, pero no vio el accidente que iba a tener y que ha obligado a evacuarlo a toda prisa de la isla de Supervivientes. Madre mía, la esperanza de vida de un vidente es menor que la de un conejo cruzando una autopista.

El caso es que el maestro Joao se ha hecho una herida en Supervivientes que ha obligado a evacuarle a toda prisa, porque se ha dejado la pantorrilla que parece que le estaban sacando filetes.

El señor que dice que ve el futuro estaba haciendo un ritual con un coco. Todos los puñeteros rituales de Joao se hacen con un coco, que si Joao tuviera que construir una máquina del tiempo sería un coco con la hora apuntada en un lado.

El ritual requería que el coco se pusiera al pie de una palmera. Hay dos cosas que han de seguirse al pie de la letra: los manuales de emergencia de la NASA y los manuales de rituales.

Joao, que tiene la misma capacidad motriz que una tortuga estofada, se fue a poner el coco al bosque y se dio una hostia que la recogieron todos los sismógrafos del planeta. Digamos que Joao decidió de repente que mejor se tumbaba y se echó al suelo como si hubiera visto un billete de 500 euros tirado en la playa.

Lo que pasa es que no vio la rama que había en el suelo y se la clavó en el gemelo, cerca del tobillo, que había en Gladiator tajos con la espada que daban menos cosa que el que se hizo Joao con un palo.

«Es una aparatosa herida, de mucha profundidad, con 5 puntos internos y 13 externos«, nos contó Lara Álvarez, que esta edición está dando más partes médicos que la portavoz de un hospital de famosos.

En un primer momento, después de hacerse una brocheta con la pierna, Joao dijo «no pasa nada, no pasa nada» y siguió con su coco y con su ritual. Claro, aún no le dolía.

La herida de Joao, como si le sobrara sangre.

Pero dos minutos después estaba llorando como si le estuviera cantando al oído Alex Ubago y decía de la herida «no la miréis, no la miréis».

Claro, es que las heridas son muy pudorosas y todo el mundo sabe que si miras una herida empeora. Yo una vez me quité un padrastro del dedo y me lo miró un señor que iba al lado mio en el metro y perdí el dedo.

Aunque a lo mejor pedía que no se la miraran para evitar comentarios optimistas y agradables, de esos que te dan ánimo, como el que hizo María Jesús: «Sangra como un cochino, le falta la carne«.

Joder. A María Jesús solo le faltó gritar «¡¡SE MUEEEEREEEE, ESTÁ EN LAS ÚLTIMAAAAAS, SE DESANGRAAAAA, ESTERTOREEEES, VA A MORIR ENTRE TERRIBLES DOLOREEEEEES!!»

Y luego estaba Romina, que le preguntaba: «¿el hueso te duele?. Joder. Como pregunta diagnóstica no tiene precio. Llegas al hospital y te pregunta el médico que qué órgano te duele. Joder, míralo tú, que para eso eres médico.

«Sabía que me iba a fastidiar, lo sabía…«, decía Joao. ¿Y para qué leches vas? Oh, sé que si entro en esa cueva oscura de la que salen rugidos me va a comer un oso. Vamos para adentro alegremente.

El caso es que según nos contó Sandra Barneda, Joao está bien a parte de la herida, con buen ánimo y deseando quedarse en el concurso.

Lo mismo es que sabe que también le va a morder un testículo una barracuda y claro, no se lo quiere perder…

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