El encargo perro que hizo Bibiana Fernández en ‘Maestros de la costura’ revienta a los concursantes

Los adorables perretes de Bibiana.

Hola amigas y amigos de la costura y las rodilleras de las que se pegan con la plancha.

Anoche vimos una nueva entrega de Maestros de la costura que estuvo marcada por la expulsión de uno de sus aprendices más repelen… representativos.

Pero no adelantemos acontecimientos que si os lo digo ya no os tragáis el post entero (seguramente ni así).

En la primera prueba de la noche no había maniquíes en el plató, así que Alicia, razonó: «va a haber niños… o personas», porque los niños no son personas, todo el mundo lo sabe. Los niños son seres del inframundo, pequeñas criaturas cuyo único fin es quebrarle la vida a los incautos que caen en la trampa de la reproducción. Es más, los niños no existen.

Pero no había personas para probarse los vestidos. Ni siquiera había niños, así que siguieron elucubrando:

«Hoy nos van a pedir un traje de astronauta», dijo Mahi, porque en la NASA de lo que más hay son modistas.

– Ey, señor director de la Nasa, ¿contratamos a más ingenieros para que no se nos vuelvan a morir los astronautas?

– No, fichad a más modistas, a ver si con un traje de pana con volantes son capaces de sobrevivir en el espacio estos tiquismiquis. No vamos a llegar a Marte hechos unos zorros.

Y así.

«Queremos al mejor y el mejor sólo puede ser uno«, advirtió Caprile, que es muy fan de Los Inmortales y de cortarle la cabeza a tu rival para después absorber su fuerza vital entre rayos y truenos.

Nota: Mahi eligió para esa prueba un color de pelo rojo. Pero rojo intenso. Rojo que cuando Mahi sale por la puerta por la mañana el sol se pone gafas de Mahi.

El caso es que la primera prueba trataba de hacer unos abrigos para Bibiana Fernández. Pero no para ella, sino para sus perros. Tócate los cojones a cuatro manos. A cuatro patas, mejor dicho.

Los perros eran… como dos ovejas encanijadas pasadas por el barro. Creo que esos perros fueron lo que salió de los primeros intentos de clonar a la oveja Dolly.

Esos perros no necesitaban un abrigo, por el amor de Dios, necesitaban un esquilador, a esos bichos con esa cantidad de pelo que llevaban encima les pones un abrigo y del sofoco se quedan más secos que la mojama. En China hay recetas de perro que empiezan poniéndole un abrigo al pobre animal.

Eso sí: eran más dóciles y obedientes que una novicia el día de la ordenación.

No sabes lo complicado que es un perro hasta que intentas vestirle. Joder, tienen más piezas que un cubo de Rubik, por el amor de Dios, que les pones un saco de cebollas y acabas antes. Es que si intentas hacer un abrigo para el transformer Optimus Prime acabas antes que con los perros.

«Mis compañeros son los más catetos… se cogen las telas más aburridas«, dijo Mahi, que había cogido una tela que le habría parecido hortera a Ágatha Ruiz de la Prada.

Caprile confesó que «una clienta especial» le pidió una vez un vestido para su perro porque se casaba su hijo y quería un traje para el chucho.

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Espero que le lloviera en la boda. Espero que le granizara y hubiera inundaciones e incendios forestales en la zona ese mismo día. Y que en la barra libre les dieran garrafón.

Como les pidieron un detalle a juego con los trajes de los perros, algo que pudiera llevar Bibiana, Mahi hizo una carterita para llevar las bolsas de recoger las mierdas. Porque no hay nada más chic, glamouroso y cool que poder recoger una mierda cuando aún humea. Del culo de tu perro al fashionismo en un complemento.

Con la tontería, Bibiana Fernández se llevó 18 trajes para los perros, que van a poder vestirse hasta 15 años después de muertos, y complementos como si hubiera pillado un happy hour en el Primark. Hasta bolsos, que mi Alicia le hizo un bolso. Y no le hizo también un ajuar para cuando se case porque no le apetecía.

Como en el anterior programa la acusaron de hacer cosas en su modelo después de acabarse el tiempo, cuando Raquel Sánchez Silva dijo lo de manos arriba, Alicia levantó tanto las suyas que le hizo cosquillas en los sobacos a San Pedro.

A Antonio no le valoraron el trabajo porque no lo había firmado con la bordadura. «Don Creíque y don Penseque son parientes de don Tonteque«, le dijo Caprile, poseído por el espíritu de un profesor de escuela rural del siglo XIX, algo que a Antonio le sentó como si le hubiera pisado los testículos un paquidermo.

Luisa sólo sabe hacer cosas flamencas, así que cuando acabó el perro tenía más volantes que la fábrica de Renault. Joder. Con eso puesto daban ganas de abandonar al perro en la primera gasolinera disponible. Pobre animal.

Jaime les hizo a uno de los canes un traje de camuflaje, por si el perro quería emprender misiones en la selva venezolana y al otro un traje plateado ignífugo con el que el perro podría mear dentro de un volcán.

Sergio había hecho una «sotana sado-maso». Cincuenta sombras de Toby.

Eduardo hizo a la perrita un vestido rosa con cola larga que eso va a cagar el perro y se zurrulla encima.

Anna había confeccionado dos trajecitos con jarapas. Era un look perro desarrapado. Sales con los perros así por la calle y los perroflautas te dan limosna.

Alicia le hizo al chucho una cazadora con cuello de picos que se lo pones al perro y parece un navajero de barrio malo de los ochenta y al otro un abrigo que tenía más detalles que la fachada de la Universidad de Salamanca.

A Mahi le dijeron que sus modelos eran mediocres y se puso como Bankia durante la crisis: no daba crédito. El mejor de la prueba según el jurado fue Jaime. Pero el pobre perro salió del plató intentando sacudirse el traje como si en lugar de un abriguito le hubieran puesto cal viva.

Look chandal-elegance.

Para la segunda prueba se llevaron a los aprendices al Corte Inglés, a Emidio Tucci, que en español quiere decir «Tócame Emilio». El pobre Palomo Spain venía apurado del Basic-Fit y no se había podido quitar el chándal, así que iba como recién bajado de la elíptica, pero con un pañuelo al cuello. Y a tomar por culo, ya iba mono.

Mahi confesó que su padre quería para ella que estudiara derecho para ponerle «un banquete de abogados» [sic] y que se casara «con un banquero, con el direcor de la caja rural del pueblo, que le habría comprado un piso». Eso es aspirar alto.

La prueba era arreglarle un traje a Fernando Albizu (que es el putísimo amo de la vida, un actor acojonante y un gran bailarín) y Xavier Deltell (que tampoco está mal).

A Eduardo le cayó mal Albizu, porque claro, le daba caña y Eduardo no podía ser ya el gracioso y eso no lo lleva bien. A Eduardo sólo le gustan las escenas en las que Eduardo es el protagonista. Si pudiera, rodaría una película en la que saliera él dos horas y media en plano secuencia.

Eduardo, como jefe de equipo, se dedicó a dar indicaciones de perogrullo y a criticar a Pa, que sí estaba trabajando. Luego también se enfadó con Sergio, porque le «ninguneaba». Ningunear se refiere a trabajar más y mejor que él. Eduardo llamó «tocapelotas» a Sergio porque Sergio estaba trabajando. Hay que ver, cómo se pasa Sergio.

Caprile vio el percal y se acercó a apagar los ánimos como un pirómano apagaría un incendio con una garrafa de gasolina. «¿Hasta cuando te pregunto a ti tiene que responder ella?«, le dijo porque Pa se puso a hablar. Pero cuando Eduardo puso la enésima excusa, Caprile dio en el clavo: «Aquí los problemas siempre son de los demás, menos tuyos».

Poco después aparecieron Josema Yuste y El Monaguillo para arreglarse más trajes. Luisa aplaudía con un énfasis de fan de Justin Bieber viéndole entrar en la ducha.

Mahi, que no conocía a Fernando Alonso ni a ningún otro, dijo «este es el de la tele».  Mahi no vive en un pueblo, vive en un sótano y sólo sale una hora al día a dar una vuelta por el patio.

Alicia, mi Alicia, me ha roto el corazón, porque le hacía carantoñas a El Monaguillo y le ponía ojitos a la par que le ponía los ojales. Odio a los famosos de la tele. Pero pensadlo, muchachas, ¿qué vais a hacer con un tipo que se llama Monaguillo? ¿Tocar la campanita en misa? He sido eclipsado por un asistente de cura.

El caso es que el traje de El Monaguillo tenía los bajos sin acabar, con todos los alfileres puestos. Pero puestos que eso te lo calzas deprisa y te desangras por los tobillos. La Inquisición usaba unos pantalones como esos para que la gente confesara. Y confesaban.

A Xavier Deltell le habían hecho los pantalones que le quedaba la huevera que cabían ahí los atributos de Xavier, los de Nacho Vidal y los de Rocco Siffredi todos juntos y sin tocarse.

El jurado le echó una bronca a Eduardo que si lo tiran al suelo y le hinchan a patadas le dan menos hostias. «No se puede tratar a tus compañeros como lo has hecho hoy«, le dijo Caprile. Eeeexacto. Caprile for president.

Me encantan las decisiones salomónicas del jurado. Cuando la cosa no está clara tiran por lo de cortar al niño en dos, pero con motosierra. Así que enviaron a la prueba de expulsión a los dos jefes de taller y a sus ayudantes, o sea, Eduardo, Pa, Jaime y Alicia.

Eduardo, con cara de pocos amigos. Pero pocos de uno o ninguno.

Eduardo pidió disculpas por el trato a sus compañeros… justo antes de la prueba de expulsión. ¿Casualidad? No lo creo.

Al pobre Palomo Spain nadie le avisó de que la prueba de expulsión era por la mañana y se quedó dormido, así que llegó con el albornoz puesto. Y menos mal que tiene albornoz, porque capaz era de llegar con la toalla anudada a la cintura y las zapatillas de andar por casa.

La prueba iba de adaptar un traje típico regional para que fuera una prenda moderna que se pudiera poner en el día a día. Buah. Eso ya lo inventó la princesa Leia, que iba siempre de fallera y hasta le iba bien para hacerle la guerra al Imperio.

Si me dieran un euro cara vez que un concursante de Maestros de la Costura dice «nadie da puntada sin hilo» ahora miraría a Amancio Ortega por encima del hombro.

Sólo hay una cosa que me gusta de Eduardo: cómo imita a Caprile. JA JA JA Lo clava el jodío.

Mientras los demás cosían Mahi nos contó que en su pueblo son cien personas, «el 95% de la tercera edad», por lo que «el traje típico regional es la mortaja», ja ja ja ja me descojono. Además de la soltera de oro de su pueblo va a ser a la que peor miren todos los viejos.

Caprile confesó que él se vestía de chulapo de niño. Olé, el gachí, gallardo y pinturero, a Caprile que no le pongan una calle, que le pongan un barrio entero.

El caso es que a mitad de prueba les dijeron a los aspirantes que no podían usar máquinas para coser. Y mientras, como los tres del jurado se aburrían, pues se pusieron también a hacer un traje. Y cuando hacen eso está claro quién corta la tela y quién corta el bacalao: Caprile. Palomo y María Escoté le miran con reverencia y le hacen caso como si Caprile les diera burundanga para desayunar.

Eduardo hizo lo que sabe hacer: buscar a alguien que le hiciera el trabajo. Así que pidió el imperdible dorado para que Antonio le ayudara. En el mundo de Eduardo ayudar es que se lo hagan. Pero en realidad lo que se hizo fue hacerse un tajo en la mano que eso parecía San Martín en un matadero de gorrinos.

Fin de la prueba:

El traje de Pa era el traje regional de Frankenstein. Estaba lleno de telas de todos los tipos cosidos como a bocaos. Eduardo había hecho un peto para ir a la feria. Para ir a freír pescaíto a la feria, creo que se refería, porque eso era como un delantal de mi abuela.

Alicia había hecho un traje muy mono, para qué engañarnos. Eso sí, la falda era corta. Corta que como tengas las piernas un poco largas le enseñas el mejillón barbudo a toda la región y de ahí lo regional. Al jurado fue el que más le gustó y al oírlo lo que sintió Eduardo se puede definir con una palabra: envidia cochina. Pero cochina de rebozarse en una montaña de abono.

Jaime había hecho un vestido también bastante molón, con una falda muy apropiada para el invierno, porque estaba hecha con una manta zamorana. La camisa era bonita, pero de esas prendas que o te atas las domingas o se van de paseo.

Y SE FUE A LA CALLE… ¡¡EDUARDO!!

A Caprile hasta le daba penilla decirlo. Es un cacho de pan.

Eduardo se lo tomó con mucha deportividad. Ah, no, que dijo que se tenían que haber ido otros antes que él… ¿le veremos en la repesca?

Y hala… hasta la próxima semana.

6 comentarios

  1. Dice ser Cindy

    Los niños son los padres 😉 La verdad es que jamás vi el programa, ni lo veré. Pero tus crónicas son mucho más divertidas de lo que sospecho que es Maestros de la Costura. Admiro tu paciencia y dedicación.

    06 marzo 2018 | 07:41

  2. Dice ser uno que opina

    Ese programa es UNA PUTA MENTIRA, chaquetas en hora y media? si claro, los cojones 33. Mi pareja hace corte y confección en una de las academias con mas reconocimiento en España (Velez-Per), cuando les preguntaron si se podía hacer tal o cual cosa en el tiempo que lo hacían en el programa la respuesta fue tajante, NO. Hacer y/o escalar patrones, cortar la tela, sobrehilar, coser, hacer dobladillos, etc… en hora y media es IMPOSIBLE. Otra mentira mas de las que echan por la tele. Luego asi pasa, que la gente se cree que esas cosas se hacen muy facilmente lo intentan, y se dan una ostia monumental con la realidad.

    06 marzo 2018 | 08:24

  3. Dice ser Mia

    Pues la verdad, ese programa debe de ser muy aburrido creo yo, ver a alguien cortar, coser etc no tiene mucho de donde reir o pasarlo bien

    http://miaholger.over-blog.com/

    06 marzo 2018 | 16:36

  4. Dice ser Pilar

    Me he reído muchísimo viendo los programas en la tele – no me gusta nada la costura pero lo de menos aquí es la costura – y leyendo tu crónica que tiene unos puntazos increíbles. Es todo el programa muy surrealista. Desde el cuarteto formado por Palomo, María, Caprile y Raquel, que son como maestros de escuela del siglo XX al casting por completo: los gemelos catequistas, la pija gallega, la andaluza y sus volantes, el bordador valenciano, la perfecta Alicia, el egocéntrico Eduardo, la discreta Mahi… and Co. Todo es rarísimo y gracioso. Y gracias por tu escrito. Pobres perros y pobre Deltell.

    06 marzo 2018 | 21:14

  5. Dice ser Lola

    ¿Y eso no es maltrato animal?

    07 marzo 2018 | 16:23

  6. Dice ser Currito Matagatos

    Se me ha muerto mi pequeño perro estoy muy triste. Empezó a toser y echar sangre y estuvo así varios días. Lo llevé al veterinario pero quería que me gastará dinero en medicinas. Hasta ahí podía llegar la broma! Y ahora se ha muerto. Bueno me compraré otro pero eso sí que sea de alguna raza divertida de esas que molan cual me recomendáis?

    02 abril 2018 | 23:21

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