Estos dos muchachos están creando el próximo Despacito: la canción del Sapoconcho, salida de Operación Triunfo

Un momento de creación único, contened la respiración.

Una especie de corriente eléctrica me ha recorrido la médula espinal, como un retortijón una señal de que estaba presenciando algo grande, algo trascendental. Los primeros que vieron la capilla sixtina mientras la pintaba Miguel Ángel sintieron lo mismo.

He visto a Roi y a Alfred componiendo juntos al piano, como una revelación de que la colaboración del ser humano puede llevar a nuestra especie a cotas de creatividad que rozan con los dedos la capacidad de los dioses. Operación Triunfo es como el caldo primigenio del que surgió la vida, sólo que éste es caldo de tetra Brik.

Están componiendo lo que puede ser el próximo Despacito, un zurullo de proporciones bíblicas, una obra de arte, el tema musical que finalmente podría unir a la humanidad bajo un mismo sentimiento: la canción del Sapoconcho.

Joder, si es que tiene hasta sonoridad… sa-po-con-cho. No es como al-mo-rra-na, que suena muy bien, pero es magnífica.

Sí, ahí estaban Alfred y Roi haciendo el gilipollas como si les faltara oxígeno en el cerebro enlazando notas celestiales con el piano cuando la inspiración les sorprendió con lo que serán las primeras notas de la canción del Sapoconcho.

Las influencias de la partitura son diversas y maravillosas: la BSO de los Rugrats, música de feria, música tradicional gallega, sonidos como de película de miedo de esas en las que dejas la butaca tapizada de marrón y notas metidas por el medio como paluegos de chorizo rellenando los huecos de los dientes.

«Vamos a componer», dijo Roi al oír el sonido electrónico del piano, que sonaba a instrumento celestial, al modo de un casiotone con las pilas gastadas.

«Yo compuse una ayer», dijo Alfred. Y es que Alfred compone sin parar. Qué obsesión tiene el zagal, joder, que si no compone veinte canciones diarias se va a la cama agobiado. A veces corre por la casa moviendo los brazos en aspas y gritando: COMPONEEEEEEER, COMPONEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEER

Las canciones son tan buenas que si se las pones a la niña del exorcista el demonio sale de su cuerpo, pide perdón y se va llorando, pero él ahí, a lo loco, a componer.

El caso es que entre él y Roi se pusieron a darle a las teclas como si fueran dos monos epilépticos cebados con LSD y rodeados de pantallas con Pikachu soltando rayos.

El resultado fue una mierda como la torre de Babel magistral, poderoso, una de esas creaciones que trascienden el tiempo y son capaces de levantar corazones y reventar tímpanos.

Una autopsia reciente al cadáver de Mozart reveló que los oídos le sangraron justo a la hora en la que en la Academia de OT se componía la canción del Sapoconcho.

De momento la canción sólo tiene melodía, pero esperemos que pronto tenga letra. Propongo éste estribillo:

Sapoconcho, sapoconcho

mueve su caparazón

sapoconcho, sapoconcho

Y se me para el corazón

sapoconcho, sapoconcho

De Morla a Casiopea

le enseño todo el troncho

 y la boca le babea

Puto arte.

1 comentario

  1. Dice ser ABURRIDO DE PALETOS

    Al próximo que me acose con otra canción para mongolos tipo despacito lo reviento. A mi me gusta el rock pero no se lo impongo ni acoso a nadie. Paletos, estáis en vuestro derecho de que os guste la basura pero si me acosáis y no me dáis la opción de elegir tendré que empezar a dar ostias. En este país la tv más vista es T5, el partido más votado el PP y la música que más se escucha el reggaeton…Este país está como está por vosotros paletos, a ver si hacéis esfuerzos con esa cosa que tenéis entre oreja y oreja y sois un poco más exigentes y respetuosos.

    21 diciembre 2017 | 12:31

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