La sangrante injusticia de Supervivientes con el humilde José Luis y a favor de los egoístas Gloria Camila y Kiko

Bueno, bueno, bueno.

Me hierve la sangre que ahora mismo me inyecto huevos de avestruz en las venas y los saco cocidos.

Lo de anoche en Supervivientes fue la injusticia más grande jamás cometida en este reality y como resultado, si antes tenía asquito a Gloria Camila y a su novio Kiko, ahora les tengo una manía que antes me voy a una isla desierta con Hannibal Lecter, el muñeco de Saw y Drácula que con estos dos.

Como sabéis, hubo una prueba de tentar a los concursantes, en la que se les daba a elegir entre dos cosas. Decir que GloriaCa y Kiko salían ganando es decir poco. Es como si coges a Iron Man y a la madre de Bambi y les pones una prueba de resistir disparos.

Os cuento cómo fue (en serio, que mala leche tengo).

«¿Con qué podría tentarte, Alejandro?», comenzó diciendo Lara. A mi me dice eso Lara Álvarezy tardo exactamente dos milisegundos en responderle que me haga el amor y luego me saque los riñones y me deje en una bañera con hielo. O sin hielo si no tiene.

Pero no, a Alejandro le dieron a elegir entre un pollo a compartir con un compañero o estar nominado. El pollo tenía un tamaño que cuando estaba vivo lo usaban para tirar de un arado. Eligió «quedarme una semana más a comer el pollo». Nos ha jodido, no sé cuánto cobrará por semana Alejandro, pero ponte que sean 4.000 0 5.000 euros, y a ver qué pollo vale eso.

Ahí Laura Matamoros ya estaba llorando como una posesa. Debe ser vegana y le daba pena el pollo.

Paola:

Una tarta de chocolate (por la que yo hubiera matado a cualquiera aún estando recién comido) o entregar el kit para hacer fuego que tiene el equipo. Paola lloraba con una pena que os juro que estoy yo ahí y me arranco un brazo para que se lo coma.

Pero eligió no renunciar al kit de fuego. ¡Bien por Paola!

Y AQUÍ LLEGÓ LA MIERDA GORDA

A Kiko, ese muchacho feminista que a su lado Barbijaputa es un jubilado de los de la mujer a la cocina, tenía que elegir entre un plato enorme de espaguetis (pero grande que encontraron a un escalador arriba de los espaguetis pensando que era el Everest) o dos piñas para todo el equipo.

O sea, que de primeras Kiko comía sí o sí. Él tenía recompensa de comida hiciera lo que hiciera. Los demás tenían un premio o una renuncia que encima les enfrentaría al grupo, pero él no. Él ganaba sí o sí.

VOY A VOMITAR. Lo necesito antes de seguir.

«Aunque la mitad me vean como un rival o no me quieran ver directamente en la isla hay que pensar en los compañeros, sobre todo porque está mi pareja», dijo. Pero los compañeros le sudaban el miembro como si tuviera el pene metido en el horno. Además, está harto de comer espaguetis, que no hay semana que no le caiga un plato por H o por B.

Así que como la oferta era muy mala, decidieron mejorarla y le dijeron que podía comerse los espaguetis con Gloria Camila. No había pasado un solo segundo cuando Kiko dijo: «Me quedo los espaguetis».

Le faltó salir corriendo con ellos y chillando a Lara ME LOS QUEDOOOOOOOOOOOOOOO QUE OS JOOOOOOOOODAAAAAAAAAAAAAN, HIJOS DE PUTAAAAAAAAAAA AHÍ OS MURÁIS DE HAMBRE PORDIOSEROS

Joder, qué rápido se olvidó de esos compañeros a los que a pesar de todo iba a favorecer. La solidaridad de Kiko tiene la misma consistencia que un pedo en medio de un huracán. Y huele igual.

A todo eso Gloria Camila se reía y daba palmaditas feliz al lado de sus compañeros que no habían comido o habían renunciado a hacerlo por el bien de los demás.

«Hay veces que se piensa en los compañeros y veces que no, vosotros no lo hacéis conmigo, lo siento mucho», dijo Kiko. Veces que Kiko piensa en los compañeros: cero. Veces que no piensa en ellos: el resto.

Gloria miró a sus compañeros con la mano llena de espaguetis y dijo «Lo siento chicos«. Y unos ovarios lo sentía. Casi se atraganta metiéndoselos en la boca. Salmonelosis, ¿dónde estás cuando más haces falta?

Laura:

Podía elegir entre alargar su penalización de estar atada a Gloria Camila (y tener que estar junto a ella cuando en unas horas cagara los espaguetis) o mantener el castigo de Kiko y Gloria de no comer caliente. Que no es mucho castigo teniendo en cuenta que fuego, fuego, hacen poco.

Y Gloria por detrás «Sí, sí» y más palmaditas y sonrisas. AHÍ LA CABEZA YA ME DABA VUELTAS COMO A LA NIÑA DEL EXORCISTA

Iván.

Le daban tres bocadillos. Para él o para él y dos compañeros, pero a cambio tenía que raparse el pelo. «Paso mucha hambre, pero las recompensas no están siendo equitativas y por un bocadillo paso de raparme el pelo«, dijo. De hecho, Iván pasaría de salvar a su abuela de morir ahogada si por hacerlo se le estropeara el pelo.

Pero le dieron la opción de raparse al uno y de recibir los bocadillos en días sucesivos y entonces sí que los quiso.

Alba Carrillo

Le ofrecieron una hamburguesa a cambio de ceder su voto para nominar. Antes de que Lara acabara de hacer la propuesta ella ya estaba digiriendo el emparedado.

Y LLEGÓ EL GANADOR DE SUPERVIVIENTES 2017

José Luis.

Le ofrecieron un kit para hacer pan, con harina, tostones, sal y yuka (que existe, que no son pollas con peluca) o una llamada en directo de su mujer. Genial. José Luis, hiciera lo que hiciera no comía. GUAY

Ahí la única sonrisa era la de su mujer, orgullosa, y las lágrimas de él, pensando en el equipo.

NOTA: Si todos han tenido llamadas de sus familiares gratis, es más, si han tenido encuentros cara a cara… ¿por qué a él se lo cobran?

Pero por descontado, José Luis, llorando a lágrima viva, eligió el kit para hacer pan. Os juro que yo con el kit hago una barra de pico y se la meto por el ano a más de un@.

Juan Miguel:

Le daban un plato de albóndigas para él y para tres compañeros que él eligiera o a cambio, el dibujo de su nieto que él mismo había perdido.

En un principio se quedaba con el dibujo. Pero por entonces Laura Matamoros estaba sin comer y llorando y en plató y en las redes comenzaba a liarse, así que a JJV le faltó ponerle una pistola en la cabeza a Juan Miguel para que eligiera las albóndigas y las repartiera.

¿Con qué compañeros quieres compartirlo?, le preguntaron. Con los que no han comido, respondió él.

Pero había un problema. Había albóndigas para tres compañeros y no habían comido aún cuatro: José Luis se quedaba fuera.

UN PUTO ESCÁNDALO

La cosa era ya tan sangrante que no se decidían ni los compañeros de José Luis y en plató hubo quejas de todos los colores, pero a la organización se las pasó por los cojones. Pero no una vez, no, cogieron las quejas y se las frotaron por el huevamen hasta que les quedaron los testículos suaves.

«José Luis no puede comer porque con el kit ha renunciado a comer, lo entendéis, puedes volver con tus compañeros», le decía Lara a José Luis, que se alejaba mientras los demás, Laura Matamoros, Paola, Juan Miguel y Alejandro se comían las albóndigas.

Os copio un párrafo de la web oficial de Supervivientes: «El superviviente [Juan Miguel] ha elegido renunciar a un dibujo de su nieto a cambio de compartir un bol de albóndigas con Alejandro, Laura y Paola que no han comido, algo injusto para José Luis que tampoco ha llamado a su mujer por elegir algo para todo el equipo».

JOSÉ LUIS NO RENUNCIÓ A COMER, RENUNCIÓ A UNA LLAMADA

El que sí renunció a comer, y un pollo entero, fue Alejandro, pero a él no le dejaron fuera del plato del albóndigas.

Hasta ellos lo ven injusto. José Luis es el único que no salió de la gala con la barriga llena porque todos los demás comieron y mucho.

ESTO TIENEN QUE ARREGLARLO EL JUEVES

Y los privilegios a la parejita de rancios deben terminar. YA.

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