Exclusiva de ¿Quién quiere casarse con mi hijo?: Rajoy y Angela Merkel «se besan en los labios para sentirse el poder»

Una nueva emisión de ¿Quién quiere casarse con mi hijo? que nos hemos echado al gaznate cual carajillo mañanero con cazalla.

Luján Argüelles llevaba un vestido rojo con el que podría perderse en la nieve sin problemas. Más que nada porque la encontrarían. Incluso en medio del polo Sur y debajo de seis metros de nieve: la verían desde la Estación espacial internacional.

Vamos con lo más destacado:

DIEGO

Diego, con su harén (CUATRO)

Diego, con su harén (CUATRO)

La madre de Diego puso a las mujeres a cocinar el desayuno para Diego. Eso, que no se piense ninguna que va a ser una mujer liberada ni mierdas modernas de esas. Sólo faltó que le tuvieran preparadas las zapatillas y el periódico.

Yasmina ha iniciado la táctica de ganarse a la madre para ganarse al hijo, así que le hizo una tortita decorada a la madre. Ana, la rusa que odia a todos los seres vivos de la tierra a excepción de ella misma y a Putin montando un oso, criticó que la estrella con chocolate que le había hecho Yasmina a la madre estaba mal hecha.

Sí, la verdad es que más que una estrella parecía un puñetero pentáculo para invocar al maligno. Si a esa tortita le echas sangre de una virgen es como si estuvieras llamando a Belcebú por el Line.

El caso es que Ana, la rusa, compró vodka para… «echármelo por el cuerpo y que luego Diego me lo lama«. Esas declaraciones sentaron a la madre como una citología hecha con una azada, pero a Diego se le puso cara de haberse excitado y tener el ariete para abrir las puertas de Constantinopla.

Y claro, luego le enseñaron al muchacho los tangas de Ana, que llevaban la misma tela que un hilo dental, y se puso el palito del amor que le podías colgar el rollo del papel higiénico justo por encima del huevamen.

Se llevó a Yasmine de cita. Se la llevó a una terraza en la que había un castillo con enredaderas que digo yo que qué gente más vaga, que en lugar de pintar la pared le pone hojas para que no se vea que está desconchada.

Yasmine le contó que que estuvo arrestada un mes y un día cuando estuvo en el ejército. Eso sí, no dijo el porqué. ¿Un mes de calabozo? Me pregunto si su sargento ha podido sacarse ya el fusil de donde se lo metió esta chica.

«¿Qué opinas sobre la bisexualidad?«, le preguntó a Diego, justo antes de insinuar que ella lo era. Ahí Diego le puso cara de seductor críptico. Así como de estar pensando en la dimensión del amor, en cómo dos almas pueden llegar a tocarse, en si se la sacaba ya y la ponía encima de la mesa o si eso no.

Y le comió los morros a Yasmine. Si eres amigo de Diego y no has intercambiado saliva con él es que no sois amigos. Es su forma de comunicación. Baba, baba, lengua padentro, baba, lengua en molinillo = hola, que pasa tío, cómo va eso.

Lo más inquietante es que se besaron mientras un pavo real les miraba desde el alféizar de una ventana del castillo. Ostras que mal rollo. Tu ahí comiendo morro y el bicho ese mirándote. Peor que tener una virgen con niño en el cabecero de la cama.

Bea, la mujer del pelo de color rojo menstruación, se quedó hecha polvo por los celos de la cita de Diego. Y eso que ella fue la primera en frotarle el hocico.

Así que Beatriz reaccionó «haciendo un aparte» para decirle a Diego que no se creía que no la hubiera besado (a Yasmine). Diego reaccionó diciendo «grugnruag», así como si a ver si colaba y la muchacha no preguntaba más, pero lo hizo, así que le dijo «sí, sí, puede que sí». Pero Bea le perdonó.

Por su parte la madre quiere a Ivana de guardaespaldas y la quiere en su vida. Ivana, que no pasó el casting de Juego de Tronos para hacer de Brienne de Tarth porque era demasiado tocha, probablemente lo único que quiere en su vida es cerveza. Veo un spin off de «¿Quién quiere ser la gorila de mi madre?».

«Quería oler su miedo», dijo Diego en el momento de la expulsión. Sí, el miedo. Eso es lo que quería oler. Nada más. El miedo. Por eso seguro que les sisa a las muchachas ropa interior del cesto de la ropa sucia.

Y Diego se deshizo de… ninguna. Se las queda otra semana. Eso sí, le hizo un amago a Ana, que aprovechó para recalcar el amor que le tiene a la madre de Diego: «La agarraba de los pelos y madre mía».

 

RAFA

El hermano pequeño de Rafa, sufriendo convulsiones (CUATRO).

El hermano pequeño de Rafa, sufriendo convulsiones (CUATRO).

El hermano mini Rafa, que es el artista de la familia, hizo de mayordomo y fue a despertar a las chicas. Es el artista de la familia, quizá por eso se viste como el payaso de Micolor, con ropa sacada al azar del cajón de un comedor social.

Como es el artista de la familia, se marcó un baile delante de las chicas que si estoy yo ahí le pongo una cuchara en la boca para que no se muerda la lengua. Pobre muchacho, qué convulsiones, como se nota que es el artista de la familia.

Sandra, la rubia a la que no conocéis y es normal porque no ha abierto la boca hasta ahora, tuvo una cita con Rafa mientras las demás se iban a su empresa.

La muchacha estaba acojonada, porque claro, cada vez que Rafa ha dado una sorpresa alguien ha sido para que pasar a mejor vida. Digamos que el muchacho es como la muerte, si te llama a un aparte no es para ir al cine.

La cita se convirtió en un monólogo de Rafa, porque la rubia no hablaba ni encerrada en Guantánamo. Creo que por aburrimiento Rafa acabó besándola, por aquello de acabar con el silencio incómodo.

La madre se llevó al resto a la empresa de Rafael, a un parking (joder, que glamour, joder). El uniforme de las empleadas del parking de Rafa es muy ideal para un parking. Eso si no vas a un parking a aparcar, sino a ver a muchachas con las carnes prominentes y al aire.

La señora que habla como si Yoda hubiera aprendido francés en Cuenca y estuviera hablando en alemán con acento andaluz las puso a repartir panfletos del parking, para convencer a la gente de que metiera el coche en el aparcamiento del muchacho.

«A ver, no me toquéis los huevos que he cogido yo al hombre«, les dijo Delia a las otras dos cuando éstas se acercaron a convencer a un tipo al que Dely había parado. El tío estaba acojonado. Y luego las tres montaron un pollo delante del cliente. Del no-cliente.

Ya en el jardín Rafa y la rubia estaban haciéndose arrumacos y llegaron las demás. Verles allí en una tumbona y en modo magreo les sentó como comer pescado podrido.

Claudia se chivó del broncón con Dely la chunga y se montó una bronca de gatas a la que Rafa asistía como si estuviera viendo un partido de tenis.

Entonces entró la mujer súper vi ei pi , badabum, exclusiva, a preguntar si se habían besado. Sí, confesó Rafa.

«Yo con vuestro permiso me largo«, dijo Claudia, lo que pasa es que su salida digna se vio empañada por la torcedura de tobillo que se hizo el el césped. Le quedó de un elegante subido. Ahora mismo en NY y en París o te tuerces un tobillo como si fuera una pata de jamón para caldo o no eres nadie.

Poco después la madre de Rafa le contó la movida en el parking. «Yo pasé una vergüenza full«, dijo. Porque puedes pasar vergüenza básica o premium.

Rafa se las llevó a tomar «blue de oro», un champán que tiene oro dentro y es azul. Menuda subnormalidad. Eso lo haces con un poco de Tang de piña y kikos Facundo.

«Te voy a hacer un regalito, Dely, que te veo muy conflictiva«, y le dio un colgante de «brillantes». De cuentas de plástico brillantes, debía ser, porque eso era de un bazar chino fijo.

«Es tu regalo de despedida«, le dijo Rafa, ante de entregar a la muchacha a las garras de Franki, como suele.

Dely se lo tomó muy bien. Bueno, como si la hubieran metido en un recinto de peleas de gallos. Que forma de proferir insultos. Tú la pones en una taberna de estibadores de puerto yugoslavos y se ruborizan todos.

Y entonces apareció un maromo que se la intentó ligar. Me descojono. El mismito Christian Grey, era.

 

SANDRO

José, a punto del derrame cerebral intentando aprender el Cinquillo (CUATRO).

José, a punto del derrame cerebral intentando aprender el Cinquillo (CUATRO).

Uno de los candidatos, Juan, apareció durmiendo con un hipopótamo verde con los orificios nasales rosas. Si dios hubiera creado semejante engendro Buda tendría muchos más seguidores.

«No habían levantado la tapa para hacer pis«, reveló la madre de Sandro. Si algo he aprendido en mis años de sumergirme en la cultura es que la gente cultivada y erudita también se hace pis fuera. Es así, las churras con estudios también salpican.

La madre se llevó a los muchachos al casino donde trabaja. Lo que pasa es que el concepto de casino que tenían ellos difería un poco de la realidad. Si a James Bond le metes en ese casino y le preguntas el nombre te dice que se llama Cario. Ma Cario.

Un señor del casino les hablaba a los candidatos gays de Sandro como el que se encontró con los marcianos en Encuentros en la tercera fase, así como manteniendo las distancias y sin tener muy claro si le estarían comprendiendo.

Sandro se llevó a Ra a una cita a un lugar romántico en el que había patos en el agua. No hay nada más romántico que un pato. Yo es ver un pato y me pongo romántico. Raro es el pato que he visto y no he acabado haciéndole el amor.

El caso es que Ra que se quedó con las ganas de un beso, porque Sandro es como del Opus pero de la rama dura, que no besa a nadie poco menos que hasta después del matrimonio, con camisón con ranura y luz apagada. Y Ra llevaba un calentón que podía haber encendido puros con el ciruelo.

Pero Sandro nada, él es virginal como una puñetera estampita de María Magdalena.

Ojo a José el moderno tomando apuntes para aprender a jugar al Cinquillo. El muchacho explicaba después la mecánica del juego súper bien. Sólo os digo que Einstein descubrió la teoría de la relatividad intentando explicar la mecánica del Cinquillo tal como lo hizo José.

Sandro y su madre compartieron tiempo juntos. En los rayos Uva. Las putas máquinas de rayos uva eran como transformers bailando reguetton, que cosa más moderna y más inútil, por dios.

Sandro se cargó a Juan, que era el preferido de la madre. «¿Por qué no me echas a mi, coño?», le dijo la madre, que tenía un disgusto de tres pares de testículos.

Sandro lloró. Juan lloró. La madre lloró. Ra y Vicente y José el moderno lloraron. Eso era como el funeral de la abuela que se ha muerto sin decir dónde deja la herencia.

 

DAVID

La mística, haciendo clases del INSERSO.

La mística, haciendo clases del INSERSO.

La madre se las llevó a la compra para hacer una barbacoa. Al parecer para la vidente eso es una sopresa, porque claro, una barbacoa, que cosa más sofisticada, por amor de dios, era eso o shusi de canguro con reducción de champán y deconstrucción de almeja.

A la vegetariana se la llevó a una carnicería y le preguntó que de allí qué podía comer. El concepto «vegetariana» es complicado. «Le he dicho que si es vegetariana no puede estar con un hombre, porque es carne», añadió la señora, a la que solo le faltó coger un filete y restregárselo a la vegetariana por la cara.

El de la charcutería tampoco acababa de entender lo de «vegetariana» y le ofreció hamburguesas de pollo con espinacas. Porque las espinacas y el pollo crecen de la tierra y hay que regarlos y son vegetales. Claro, joder.

La mística descubrió que su ropa ha sido lavada y destruída. A la madre le sentó mal que criticara «a su lavadora y a su programa«. Hay que joderse. A una persona le puedes mentar a la madre, a su abuela, chuparle el cepillo de dientes o usar su maquinilla para afeitarte el ano, pero no, NO, JAMÁS le critiques la lavadora y el programa.

«Yo no voy a chupar caracoles«, dijo la mística a David. Creo que dando a entender que no iba a hacerle la pelota, pero lo mismo le estaba anunciando el fin del mundo en clave y no nos hemos enterado. Que alguien pruebe a sumar los números de las letras y esas cosas.

David se llevó a Mamen de cita, otra muchacha que una vez habló. Una sola vez. Esta muchacha que se pone cara a cara con Chuck Norris y es él el que empieza a hablar del tiempo. El caso es que se la llevó a buscar piñas. En mi pueblo eso sería sinónimo de «muchacha, me vas a echar mano a los kiwis», pero no, él iba a por piñas.

El caso es que a la mujer, que es vegetariana, le preguntó como duda existencial si alguna vez había hecho una barbacoa. Menos mal que Diego no tiene a Stephen Hawking en su harén, porque le habría preguntado si ha hecho muchos maratones.

David se puso a coger piñas como si en lugar de encender una barbacoa quisiera quemar a un hereje en una pira.

«Os quiero a las cuatro, eso es imposible, pero os quiero a los cuatro«, les dijo la madre a las muchachas con el subidón de comer carnaza.

Al día siguiente David se las llevó a correr al parque. Creo que para ver cómo les votaban las domingas. Teta, teta.

Noelia, la mísitica, se puso a dirigir la clase de gimnasia, porque ella tiene un curso de monitora de gente del INSERSO: «lo hace mejor la gente del INSERSO«, dijo, así, sin acritud, con espiritualidad.

Pero Noelia está mosqueada porque al parecer David besa en los labios a todas sus amigas. «En la política también se besan, por ejemplo Rajoy con Angela Merké [sic], en los labios, para sentirse el poder». Dios bendito. Me arranco los ojos. Que imagen más chunga.

«Tú lo único que has hecho en la vida es fornicar y copular«, le dijo Noelia a David. Qué más quisiera el bendito. «No es malo que Davit [sic] quiera fornicar y copular, es que se mancha, se mancha de diferentes personas y no se limpia». ¿Pero de qué cojones hablaba? ¿De una orgía de Berlusconi?

David decidió (o sea, su madre decidió) eliminar a Oxana, la rusa silenciosa. «Parece que no estabas, así que mejor que no estés», le dijo David con mucha sutileza. La madre añadió «te he visto más posando que disfrutando, esa es mi frase». «Te lo voy a decir, aunque te moleste«.

Oxana dijo que… no, no dijo nada. Bueno, sí, dijo que Ana era una serpiente. JA JA JA, hala por la puerta grande.

 

MARKUS

La karateka de Markus, mariscando (CUATRO).

La karateka de Markus, mariscando (CUATRO).

La madre le da de desayunar a la perra en la mesa, con el resto de personas, lo cual lo recomiendan siempre como medida higiénica. Eso y operarse las amígdalas con un cuchillo oxidado.

El caso es que se presentó la hermana de Markus que tiene un color de piel moreno súper natural, así como conseguido en una playa de esas en las que la luz es violeta y hay una tapa que se cierra.

La madre se las llevó a mariscar. Y ellas se pusieron en biquini de los que no dejan mucho espacio a la imaginación, no sé si con la esperanza de hacer un efecto reclamo a los berberechos.

El estilo de las muchachas cogiendo berberechos era maravilloso. Si se dedicaran a mariscar aumentaba la población de almejas en la ría que en una semana ya no cabían los bivalvos.

La karateca se comió un berberecho con una cara de asco que parecía que estaban cogiendo cacas de perro en un parque y tenía que catar una.

Markus se llevó de cita a la sevillana Cristina «maricón» y por la mañana temprano se pidió un Gin Tonic por aquello de parecer fina, porque para mi que lo que quería era un sol y sombra. Markus no, porque no bebe, porque engorda. Y tampoco come aceitunas, porque engorda.

A ella le «empalaga» que le cojan la mano encima de la mesa. Y que Markus se toque el pelo. Y que Markus no se junte con gente fea. Son compatibilísimos.

También hubo momento tenso cuando el rumano llegó con la sevillana maricón a ver a las demás chicas. Nunca deja de sorprenderme que en un programa que consiste en que un tío conozca a varias chicas las chicas se molesten porque el tío las conozca.

La karateka se puso a hacer gestitos con la boca como si tuviera un paluego en una muela. Luego se puso a hacer pucheritos con una ternura que si me la encuentro por la calle la adopto y le pongo en el salón una colchoneta y una mantita.

No ayudó a su desazón el hecho de que Markus se pusiera a vacilarlas sin piedad.

Markus y la madre se las llevaron a Portugal, a comprar toallas. «Os voy a regalar un kilo de toallas a cada una», dijo la madre, en plan Cristina Onassis derrochando millones.

El caso es que a la sevillana maricón de pelo rojo lo que más le gustó fue el morenazo que les atendió.

El mulato estaba más pillado que Bárcenas comprando sobres y sellos mientras la sevillana le sobaba a muerte ante el escándalo de la madre.

Markus reunió a todas con sus bolsas de basura llenas de un kilo de toallas.

Así que al final se deshizo de Cristina: «¿tú te crees que a mi me importa? Mira que tiene poca sangre ese chico, mira que es mono, pero ajú, que parao es«, dijo ella.

Bueno, eso y «ahora tengo que escribir al negro de la tienda».

11 comentarios

  1. Dice ser WHY

    aún me estoy secando las lagrimas de la pechaaa a reir .**Yoda hubiera aprendido francés en Cuenca**
    mira que eres bueno jodioo¡¡

    05 febrero 2015 | 10:24

  2. Dice ser qqccmh

    Muy bueno el resumen, pero creo que te has dejado por comentar una de las cosas mejores del programa de ayer y es cuando Noelia le dijo a David que sufría complejo de Edipo, y él respondió que no tenía «complejo del hipo» XD

    05 febrero 2015 | 11:12

  3. Dice ser tito

    Tela !!

    «se quedó echa polvo»

    Que pasa Gus que la h y la barra de espacio estan al lado en el teclado?

    Mare meua

    05 febrero 2015 | 11:46

  4. Dice ser Anne

    Genial como siempre.
    Aunque me ha faltado que dijeras algo sobre el gran «complejo de Dipo» XD

    05 febrero 2015 | 11:56

  5. Gus Hernández

    ¡Gracias por el apunte, tito!

    ¡Y gracias a los demás por los piropos!

    05 febrero 2015 | 12:37

  6. Dice ser Monica

    Enhorabuena otra vez, leo tus comentarios y lloro (literalmente) de la risa, gracias por hacerme pasar un buen rato

    05 febrero 2015 | 12:48

  7. Dice ser vanessa

    Q bueno….. Está genial!!! Jajajja
    vanessa
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    05 febrero 2015 | 15:55

  8. Dice ser Manantial de luz

    Ja, ja, ja… ver el programa y luego leer tu crónica-resumen… es de lo mejor… casi un badabum… ja, ja, ja… love you Gus…

    06 febrero 2015 | 09:46

  9. Dice ser sinvivirenmi

    genial el el Mabella que la lleva a una terraza que no es de Marbella, Lo que se ve al fondo es Fuengirola,

    06 febrero 2015 | 12:12

  10. Dice ser Marta R

    Genial!!! Me parto de risa. Lo mejor, lo del “blue de oro”, un champán que tiene oro dentro y es azul. Menuda subnormalidad. Eso lo haces con un poco de Tang de piña y kikos Facundo. Voy a probar jajajajajajaja.

    08 febrero 2015 | 13:45

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