“Cabe destacar el trabajo realizado por Rafa, el protagonista de la eliminatoria, por su gran contribución durante los dos días (de la Copa Davis en Benidorm). Especialmente hoy (por el domingo), siendo muy agresivo en los momentos importantes y demostrando una vez más su poder absoluto sobre polvo de ladrillo”.
Ésta máxima, que puede afirmar cualquier aficionado al tenis, la encontramos en la página web oficial de Rafa Nadal, donde se felicita a toda ‘La armada’ por vencer a Serbia. Es una victoria de todo el equipo. Ferrer ganó sus dos encuentros y Rafa también. La diferencia, pienso, está en que Nadal es valor seguro. Fundamental. Siempre gana. Ya suma 14 triunfos sobre tierra en la Davis y 51, o sea todos los que ha disputado desde 2003, sobre arcilla al mejor de cinco sets. Insuperable.
Con un poderoso y compacto tenis desde el fondo de la pista, con latigazos zurdos de gran talento, Rafa desquició a Djokovic, que aunque dijo después que “Nadal no es invencible” mordió el polvo rendido a su presión, a su ritmo y sus prodigiosos golpes. Como siempre que se han enfrentado sobre tierra.
Es la primera vez que España supera la primera eliminatoria tras proclamarse campeón. ¡Claro, con Nadal (casi) todo se puede! El de Manacor permitió a España, invicta en casa por decimoquinta eliminatoria seguida, acabar con el gafe que había acusado en sus dos ocasiones anteriores como defensora del título. En 2001 (Holanda) y en 2005 (Eslovaquia) cayó como visitante en su estreno.
Albert Costa se estrenaba en esta ronda como capitán español. Se equivocó, y para bien, en su pronóstico. Dijo que sería una “eliminatoria dura, complicada y larga”. Todo lo contrario. Debutó con un excelente trabajo. Ahora espera que siga la racha. Así sea. Será en cuartos de final contra Alemania, del 10 al 12 de julio, tras Wimbledon. Como el año pasado, pero esta vez se jugará en España.
A Rafa le esperan antes nuevos retos. El primero en América, en Indian Wells, adonde viaje el martes. Otro continente, otra superficie y la misma ilusión: ganar.
En el último lustro, los únicos titanes que apuraron sus opciones de ganar al mallorquín hasta la quinta manga son el argentino Coria y el entonces número del mundo, el suizo Roger Federer. Ambos en el foro romano, en los años 2005 y 2006 respectivamente. El duelo Nadal-Coria es uno de los mejores que he visto sobre ocre y según sus fans uno de los más bellos que ha disputado el astro de Manacor, junto con la última final de Wimbledon. Federer tuvo incluso dos bolas de partido. Pero nadie pudo con El Matador.
Los hechos se remontan a hace cuatro años. Entonces Nadal, de 19, perdió el trofeo conquistado en Acapulco al dejarlo olvidado en un taxi en Ciudad de México. En 2005 Nadal venció a Albert Montañés en la final de Acapulco y sumó entonces su tercer título de la ATP.