La actriz Kate Winslet (Titanic, Sentido y sensibilidad, Jude, etc.) aparece así en la última portada de la revista Vanity Fair.

Está guapa, es verdad, pero no parece ella. En El País de hoy, que recoge la noticia, se destaca que ha dejado cambiado «sus redondeces» que «cautivaron al público» por una imagen «fría y estilizada». Y es cierto, la cercanía que transmitía antes en estas fotos se ha perdido.

Pienso que Kate con este cambio radical ha terminado cayendo en el estricto canon de belleza de Hollywood, una verdadera pena.