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Amy Winehouse estuvo ayer de juicio. En concreto tenía que rendir cuentas por una agresión a una bailarina.
La original cantante nos tiene acostumbrados a salir en las fotos bastante desaliñada, pero ayer se vistió para la ocasión. Eligió un traje de chaqueta gris y de manga larga, para tapar los tatuajes y no parecer tan macarrilla ante su señoría. Eso sí, lo estropeó con las bailarinas rosas, pero bueno, vamos a dejar un poco tranquila a la chica.
Amy Winehouse, «la mayor representante del Soul moderno» (como la califican muchos críticos musicales), está dejando huella no sólo en el mundo de la música.
Su estilo personal ha hecho que grandes de la moda se hayan fijado también en la cantante. Karl Lagerfeld se ha inspirado en ella para una de las últimas colecciones de Chanel y ahora corre el rumor de que Roberto Cavalli la quiere para promocionar su marca. El trato entre ambos consistiría en que Cavalli a cambio de vestirla en sus actuaciones, para que se identifique a la cantante con la marca, le proporcionaría ropa y complementos gratis, todo de Cavalli, claro.
Muchos comentan que no entienden que Amy sea vista como un icono de la moda, por sus problemas con las drogas y porque la ven excesivamente delgada. Personalmente pienso que no son motivos para exiliarla ni renegar de ella.
La chica parece que está intentando superarlo, pero dejando este tema a un lado, Winehouse, en lo que sabe hacer, es única. Una genial intérprete. Motivo por el que no me extraña que la tomen como musa, aunque creo que es más por su imagen singular que por otra cosa. ¿Qué opinas?
Vía: Vogue.uk.
