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Quién fue… Ramón Aguirre Suárez: el duro entre los duros

Ramón Aguirre Suárez, en la temporada 74/75, en una estampilla de la época.

Ramón Aguirre Suárez, en la temporada 74/75 del Granada, en una estampilla de la época.

Pues hoy vamos a hablar de un jugador que pasó por un equipo modesto de España y cuyo recuerdo no se debe tanto a ninguna historia personal interesante. Y es que el personaje que protagoniza el artículo de hoy lo hace porque según los que lo vieron en acción, estamos hablando del que probablemente sea el jugador más duro que ha pasado por el fútbol español y uno de los más duros del mundo: Ramón Aguirre Suárez.

Nacido en Tucumán, Argentina, el 18 de octubre de 1944, Ramón Aguirre Suárez se trasladó de joven a La Plata para jugar en Estudiantes, uno de los equipos clásicos del fútbol argentino. Con el primer equipo debutó en 1966. Defensa central, llegó al equipo ‘pincharrata’ en el momento justo, con el entrenador Osvaldo Zubiría y una generación de jugadores irrepetible: Ramón ‘la Bruja’ Verón (padre de Juan Sebastián Verón, que quizá os sonará más), Óscar Malbernat o Carlos Bilardo. Este equipo logró el título Metropolitano en 1967 y ser subcampeón del Nacional ese mismo año, por lo que pudo participar en la Libertadores.

El equipo logró ganar la máxima competición de clubes de Sudamérica en 1969, en 1970 y en 1971, logrando un hito que colocó a Estudiantes en los libros de historia. Los partidos del equipo platense se caracterizaban por ser auténticas batallas campales, y este estilo lo llevaron a Europa cuando en 1968 derrotaron al Manchester United en la final de la Intercontiental (que por aquel entonces se celebraba a doble partido). Al año siguiente, volvieron a disputarla, esta vez ante el AC Milan (que se llevó el trofeo), en una eliminatoria en la que se lió una buena tángana en el partido de vuelta, con jugadores milanistas heridos, hasta tal punto que tres jugadores de Estudiantes fueron detenidos e ingresaron en prisión. Uno de ellos era Ramón Aguirre Suárez, defensa central (y que había marcado un gol), acusado de partirle la cara (literalmente) al franco-argentino Néstor Combin de un codazo. Los jugadores fueron duramente sancionados y pasaron un mes en la cárcel.

Tras perder una tercera final de la Intercontinental, en 1971, Aguirre Suárez hace las maletas, después de que el Granada CF pague siete millones de pesetas por su traspaso, el más caro de la historia del equipo andaluz hasta ese momento. Llega a España como oriundo (algo que se estilaba mucho por aquel entonces) y en poco tiempo se convierte en el jefe de la defensa granadina. Además, su leyenda de jugador duro y marrullero se extiende por la Liga española y, haciendo pareja con Fernández, siembran el terror de los delanteros contrarios. Famosos fueron los partidos ante el Valencia y el Real Madrid de Amancio, que acabaron como el rosario de la aurora, hasta el punto de que, para evitar problemas mayores, ni Aguirre Suárez ni Amancio jugaban cuando a ambos equipos les tocó enfrentarse en partidos sucesivos.

Pero la cosa empeoró cuando en la temporada 1973-1974, el Granada le puso a Aguirre Suárez, como compañero, a otro tipo duro: el uruguayo Julio Montero Castillo, padre del que después sería mítico central de la Juve Paolo Montero. Además de sus pocos escrúpulos a la hora de repartir estopa, Aguirre Suárez era un experto en juego más allá del reglamento: llevaba alfileres para pinchar a los delanteros rivales; les metía los dedos en los ojos; les tiraba del pelo; lanzaba tierra a los ojos de los porteros en los saques de esquina; a los que llevaban gorra les bajaba la visera; sacaba los codos a relucir cuando podía… en definitiva, y como diría el barcelonista Asensi, «jugar contra el Granada era como ir a la guerra». A su favor, hay que decir que era un futbolista que se entregaba al 101% por su equipo.

Al acabar la 73-74, Aguirre Suárez no es renovado y se va al Salamanca, donde apenas jugó y tras lo que se volvió a Argentina, donde colgó las botas tras jugar un puñado de partidos con Lanús en 1977. Tras su retiro, entrenó a pequeños equipos locales de la zona de Tucumán y dio clases en colegios de la provincia, si bien a finales de los 90, se volvió a instalar en Granada para ser secretario técnico del club nazarí e incluso ocupar su banquillo en dos ocasiones.

Por desgracia, hace poco menos de un año, el 29 de mayo de 2013, Ramón Aguirre Suárez, considerado como el jugador más violento de la historia de Argentina, falleció en su casa de Tucumán debido a una serie de dolencias que le afectaron en sus últimos años de vida.

Os dejo con un resumen de aquella final de la Intercontinental entre Estudiantes y Milan:

Que paséis buen fin de semana.

PD: Créditos para este post para el blog 5000 y un Ramos.