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Quién fue… John Langenus: el primer árbitro de una final mundialista

El árbitro belga John Langenus, en el centro, en el saludo inicial de la final del Mundial de 1930 (WIKIPEDIA)

El árbitro belga John Langenus, en el centro, en el saludo inicial de la final del Mundial de 1930 (WIKIPEDIA).

Vamos a  cerrar la semana con un árbitro. Su nombre ya ha salido en el blog. En realidad, lo que ha salido fue su foto (esta que veis a la izquierda). Fue en el artículo que le dediqué al atuendo de los colegiados. Hoy le dedicamos a él solo el artículo. Es John Langenus.

John L. Langenus nació el 8 de diciembre de 1891 en Berchem, Bélgica, en el seno de una familia acomodada. Una lesión en el pie le impidió ser futbolista, por lo que encaminó sus pasos al arbitraje. Suspendió su primer examen para ser árbitro por no ser capaz de contestar a dos preguntas: qué debía de hacer un colegiado si un balón alto impactaba con un avión que viajara a baja altura y qué debía hacer si un guardameta se sentaba sobre el larguero y se negaba a bajarse. Tres meses después se volvió a presentar y aprobó.

Sus inicios fueron duros, arbitrando hasta tres partidos cada domingo y traslandándose entre los campos, muchas veces, a pie. Durante sus primeros años recibió agresiones y amenazas, pero nunca abandonó por su amor al arbitraje. Una de las principales anécdotas de su carrera en Bélgica tuvo lugar cuando le tocó pitar un partido de máxima rivalidad entre el Racing de Bruselas y el Brujas, equipos que se jugaban el liderato. Langenus había decidido llevar dos relojes, uno en cada muñeca, para asegurarse de controlar bien el tiempo. Además, un jugador inglés del Racing, Bunyan, le prestó un moderno cronómetro que le acababan de enviar desde Inglaterra. El problema es que al poco de empezar el partido, Langenus se dio cuenta de que no había puesto en marcha el cronómetro y que no se había fijado en la hora de comienzo del encuentro en sus dos relojes, despistado por el nuevo invento. Al no haber reloj en el estadio y no atreviéndose a preguntar, Langenus decidió pitar el final del primer tiempo a ojo. Lo hizo con tanto convencimiento, que nadie se preguntó si habían transcurrido o no 45 minutos.

Su debut en las grandes competiciones fue en los Juegos Olímpicos de 1928, en Amsterdam. Pitó dos partidos: el inaugural (Uruguay 2-0 Holanda) y el que dirimía el bronce (Italia 11-3 Egipto). Dos años después, Langenus fue uno de los elegidos para arbitrar el primer Mundial, que se celebró en 1930 en Uruguay. Pitó dos partidos de la primera fase: el Uruguay 1-0 Perú y el Argentina 3-1 Chile y dos de la fase final: la semifinal Argentina 6-1 Estados Unidos y la final Uruguay 4-2 Argentina.

El colegiado belga arbitró todos los partidos ataviado con pantalones de golf o bombachos, chaqueta y corbata. Y lo hizo, en términos generales, bastante bien, a juzgar por las crónicas de la época. La final era un partido difícil, qué duda cabe, debido a la rivalidad entre uruguayos y argentinos. De hecho, antes de empezar el partido Langenus se informó de una ruta de escape para llegar al barco que le tenía que devolver a Europa si la cosa se ponía fea. Tuvo, además, la buena idea de mediar en un conflicto previo: cada una de las dos selecciones querían jugar el partido con su propio balón. Langenus propuso que se jugara una parte con uno y la otro con el otro, solución que satisfizo a ambos capitanes. El único pero que se le pudo poner al belga es que el parecer el primer gol de Argentina fue en fuera de juego, pero en todo caso, no fue determinante para el resultado final.

Cuatro años después, en el Mundial de Italia 34, Langenus repitió, aunque sólo pitó un encuentro: el Checoslovaquia 2-1 Rumanía disputado en Trieste. Pero nuestro protagonista todavía tenía energías para pitar en un tercer mundial. Fue en Francia 38. Arbitró un partido de la primera fase, el Suiza 1-1 Alemania y el encuentro por el tercer y cuarto puesto: Brasil 4-2 Suecia.

Una curiosidad es que durante toda su carrera, siempre arbitró con el mismo silbato, uno que adquirió de joven. Tras colgar ese silbato, escribió dos libros: Pitando por el mundo: recuerdos e impresiones de un árbitro de fútbol y Fútbol y futbolistas. Langenus falleció el 1 de octubre de 1952.

Os dejo con un resumen de aquella final de 1930:

Que paséis buen fin de semana.