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Quién fue Ranjitsinhji: marajá en la India, estrella del deporte en Inglaterra

'Ranji', como marajá en 1910 y como jugador en 1897 (WIKIPEDIA).

‘Ranji’, como marajá en 1910 y como jugador en 1897 (WIKIPEDIA).

Si entráis en mi cuenta de Twitter veréis que mi foto de encabezado muestra a la selección inglesa de cricket posando antes de un partido ante Australia en Nottingham en 1899. No es que sea muy fan del cricket en particular, pero la elegí porque representa muy bien el deporte antiguo, el de finales del XIX. En esa foto, como os decía, están los internacionales ingleses, donde se puede destacar a algunos muy famosos, como C. B. Fry o W. G. Grace (del que algún día hablaré en estas páginas). Precisamente entre estos dos veréis un rostro que llama la atención. Tiene rasgos indios y destaca entre tanto anglosajón. Pues bien, este pequeño deportista es el protagonista de hoy. Es Ranjitsinhji.

El 10 de septiembre de 1872 nace en el pueblo de Sadobar, en la provincia de Kathiawar, en la India Británica, Kumar Shri Ranjitsinhji. Es hijo de un granjero local llamado Jiwansinhji y está emparentado con la familia real del estado nativo de Nawanagar (estos estados nativos seguían manteniendo estructuras de gobierno como la monarquía pero bajo los auspicios de Gran Bretaña). Su abuelo era primo hermano del marajá de Nawanagar, que se llamaba Vibhaji.

Ojito, que esto es un ‘Juego de Tronos’ versión india. Vibhaji tenía un hijo, su heredero, llamado Kalubha. Éste era un auténtico pieza, violento y peligroso, hasta el punto que intentó envenenar a su propio padre. Vibhaji decidió desheredar a su hijo y, no teniendo más descendencia masculina, se puso a buscar un heredero entre sus familiares. Eligió a uno, pero a los seis meses murió (se sospecha que envenenado por la madre de Kalubha). Entonces se fijó en el nieto de su primo, el joven Ranjitsinhji. Lo acogió, pidió el beneplácito de las autoridades británicas y el niño fue enrolado en el Rajkumar College, una institución especializada en formar a futuros dirigentes. A pesar de estos pasos, la adopción no se formalizó y todo se complicó en 1882, cuando Vibhaji tuvo un hijo varón, al que llamó Jaswantsinhji (sí, los nombres no ayudan). Dos años después, fue elegido como heredero legítimo. Los británicos creyeron que Ranjitsinhji merecía ser compensado, entre otras cosas porque demostró ser un fantástico estudiante… y un excelente atleta, sobre todo practicando tenis y cricket.

Así pues, cuando tenía 16 años, Chester Macnaghten, director del Rajkumar College, decide llevárselo a Londres, donde tiene el primer contacto con el cricket profesional, que lo encandila. Se establece en Cambridge, con una familia de acogida, y se enrola en su prestigiosa Universidad. Los estudios no fueron su fuerte, así que se centró en lo que más le gustaba: el cricket. Con 19 años pasa a formar parte del Cambridgeshire County Cricket Club. Al año siguiente, empezó a formar parte del equipo del Trinity College, al que pertenecía. Y en 1893, debido a sus buenas actuaciones, logró formar parte del equipo de la Universidad de Cambridge. Le fue tan bien que llegó a jugar un partido tradicional entre profesionales y amateurs y otro en un combinado de alumnos de Oxford y Cambridge contra Australia. Fue entonces cuando empezó a ser conocido como ‘Ranji’ (y así lo llamaré yo si no os importa a partir de ahora).

'Ranjit', caricaturizado en 'Vanity Fair' en 1897 (WIKIPEDIA).

‘Ranjit’, caricaturizado en ‘Vanity Fair’ en 1897 (WIKIPEDIA).

El problema para ‘Ranji’ es que los estudios (de Derecho) le iban bastante mal, por lo que tuvo que abandonar la Universidad y por extensión, el equipo. Lleno de deudas y sin nada que hacer, su futuro en Inglaterra tenía mala pinta, pero había hecho amistades que le valieron para tener un hueco en el Sussex County Cricket Club, que le ayudó económicamente. En 1895 ya era uno de los jugadores más famosos cuando llegaron noticias desde la India: Vibhaji había muerto y Jaswantsinhji, de 12 años, se convertía en marajá. Los periodistas ingleses, además, descubrieron que tras ‘Ranji’ había una historia interesante y comenzaron a vender la historia de que el popular jugador del Sussex CCC era un herededero al que habían privado de su trono en la India.

En julio de 1896, tras un largo debate aliñado con racismo, imperialismo y otros ingredientes, ‘Ranji’ fue convocado para jugar con la selección de Inglaterra, ante Australia. No faltaron comentarios despectivos de algunos miembros del Marylebone Cricket Club, disgustados por la presencia de «un negro enseñándonos a jugar al cricket», según recogió el periodista deportivo Home Gordon. Pero fuera de los terrenos de juego, ‘Ranji’ empezó a mostrar interés por su futuro como marajá en la India. Empezó a establecer contactos, pero este trabajo de relaciones públicas le endeudó aún más de lo que estaba. Pese a escribir un exitoso libro de cricket, en 1897, nuestro protagonista estaba en la ruina. Su solución era ser marajá.

En 1898, tras una gira de Inglaterra por Australia, ‘Ranji’ regresó a la India para reclamar su trono en Nawanagar. En realidad, lo que hizo fue recorrer el país para ganarse apoyos de otros soberanos y mandamases y, sobre todo, ayudas económicas. Su posición como estrella mundial del deporte le ayudó mucho. Esta etapa culminó con la petición formal a Lord Elgin, virrey de la India, de que fuera reconocido como marajá de Nawanagar. Tras haber ‘sembrado’ (y recogido algo de dinero), regresó a Inglaterra para seguir jugando al cricket.

Tras cuatro años de éxitos deportivos, ‘Ranji’ se lanzó a por su objetivo. Se vio forzado a ello cuando en 1903 fracasó un intento de asesinato del marajá Jaswantsinhji, en el cual se dice que el deportista estaba implicado. En 1904 regresó a su país para acceder al trono. Le costó dos años. En 1906, Jaswantsinhji falleció repentinamente, supuestamente envenenado. Era la oportunidad de ‘Ranji’, pero había otros pretendientes: un nieto del anciano marajá Vibhaji y las viudas del recién fallecido monarca, que querían decidir por ellas al sucesor. Fue entonces cuando todo lo sembrado dio fruto: sus relaciones con peces gordos del Raj Británico, su fama como jugador de cricket y todos los contactos que había ido estableciendo le valieron para que los ingleses lo consideraran marajá. Su coronación se retrasó por una apelación (desestimada) del nieto de Vibhaji, pero por fin, el 11 de marzo de 1907, Ranjitsinhji se hacía con el trono de Nawanagar.

El marajá 'Ranji', en bicicleta, en una foto datada a finales de la década de 1890 (WIKIPEDIA).

El marajá ‘Ranji’, en bicicleta, en una foto datada a finales de la década de 1890 (WIKIPEDIA).

Por desgracia para él, pronto cayó gravemente enfermo (se dice que se le intentó envenenar), por lo que para recuperarse regresó a Inglaterra. Allí llevó una vida de lujos, ya como marajá, acumulando de nuevo deudas en fiestas y todo tipo de celebraciones. Volvió a la India, donde tuvo que sofocar rebeliones, intentos de asesinato y constantes rumores sobre su futuro. Alternando sus visitas a Inglaterra, en 1914 ingresa en el Ejército Británico con motivo de la I Guerra Mundial, aunque no en primera fila de combate por ser marajá y con rango de oficial. Su presencia en Francia le permite viajar con frecuencia a Inglaterra donde sigue desarrollando su vida social. En una de estas ocasiones, y durante una cacería, un accidente le deja sin ojo. Vuelve a la India en 1915 y la construcción de un puerto mercante en su región hace mejorar ostensiblemente la situación económica de Nawanagar y, por extensión, la suya propia. Estos ingresos le permiten repartir su tiempo entre la India e Inglaterra (donde en realidad se siente mejor) y comprar propiedades en Gran Bretaña. Nunca se casó ni tuvo hijos, pero estuvo muy apegado a sus sobrinos. Uno de ellos, Duleepsinhji, siguió sus pasos y tras estudiar en Inglaterra, llegó a representar a este país a nivel internacional en el cricket entre 1929 y 1931. Precisamente dos años después, el 2 de abril de 1933, Ranjitsinhji fallecía de un ataque al corazón en el palacio de Janmagar. Tenía 60 años. Fue incinerado y sus cenizas se esparcieron en el Ganges.

La figura de ‘Ranji’ es una de las más conocidas cuando se realizan aproximaciones a las relaciones entre la India colonial y el Reino Unido. Su papel como estrella del deporte fue fundamental para cimentar la masiva presencia de indios en Gran Bretaña y para, por el otro lado, extender en la India el auténtico fervor casi religioso que existe en este gigante asiático por el cricket. De hecho, a día de hoy sigue existiendo el Trofeo Ranji, que desde 1934 y cada año se disputan los diferentes equipos de cricket de los estados que forman la India. Los últimos campeones han sido Rajastán, Bombay y Karnataka.

Os dejo con un curioso vídeo de 1920 en el que un ya veterano ‘Ranji’ vuelve a jugar al cricket:

Dhanyavād, alvida y buen fin de semana.

Quién fue… Mohammed Salim, el futbolista descalzo que enamoró al Celtic de Glasgow

Cuando encontré esta historia, no dudé ni un segundo en que debía traerla al blog. Me pareció interesantísima. Es breve, no habla de heroicidades, pero me parece una de esas historias curiosas que, como yo os digo, merece la pena sacar en una conversación entre amigos.

Calcuta, Raj Británico, 1936. Casi desde principios de siglo, la población autóctona de la India había aprendido a jugar al fútbol, herencia de sus colonizadores y vehículo, junto al cricket, para disputarles a los ingleses su supuesta superioridad y por qué no, vencerles. Pero claro, los indios no eran profesionales y ni siquiera contaban con la equipación necesaria.

Uno de los principales equipos de fútbol de la India es el Mohammedan Sporting Club. En él se desempeñaba con bastante éxito un joven llamado Mohammed Abdul Salim Bachi Khan, más conocido como Mohammed Salim. Fue una pieza clave en las cinco ligas consecutivas que el equipo logró en esos años. En el citado año 36, la selección olímpica de China estaba realizando una gira por la India y concertó un par de amistosos con el Mohammedan SC. El primero de esos encuentros lo presenció un tal Hasheem. Este Hasheem era un hindú residente en Inglaterra que visitaba Calcuta y aprovechó para ver en directo un partido de su primo, Mohammed Salim.

Hasheem quedó impresionado por las habilidades de su primo y en cuanto acabó el encuentro, se acercó a él y le dijo que no debía desaprovechar la oportunidad y que se fuera con él a Europa. El primo Hasheem fue tan insistente que Mohammed no llegó a jugar el segundo amistoso contra China y viajaron hasta El Cairo, donde se embarcaron con  destino al Reino Unido.

Tras unos días en Londres, Hasheem se llevó a su primo a Glasgow. Su objetivo era que el Celtic le hiciera una prueba. Y allí se presentaron ambos. Mohammed estaba impresionado y quedó perplejo cuando se enteró de que todos los futbolistas del Celtic eran profesionales, a pesar de lo cual se mostró deseoso de jugar con ellos. El primo Hasheem se dirigió al entonces entrenador del Celtic, Willie Maley (en la foto, abajo) y ni corto ni perezoso le dijo: «Acaba de venir en barco un gran jugador de la India. ¿Le haría usted una prueba?» Pero además, el insistente pariente advirtió a Maley: «Sólo hay un pequeño problema: juega descalzo«.

Como os podréis imaginar, Maley rompió en carcajadas cuando oyó la historia. Pero Hasheem rara vez se daba por vencido y tanto le dio la murga al entrenador que al final este aceptó, quizá con más curiosidad que convencimiento. Así, Mohammed quedó emplazado a una prueba ante un millar de socios y tres de los entrenadores del club.maley

Nuestro héroe se presentó en la prueba descalzo, sin botas, con los pies vendados a excepción de los dedos desnudos (en la foto, si así se puede llamar, que os he puesto en el post se aprecia más o menos). Y los dejó a todos boquiabiertos con sus habilidades. Tal es así que Maley decidió que Mohammed iba a jugar con el primer equipo. Se convertía así en el primer hindú en jugar en un equipo europeo.

Como comprenderéis, más que nada por el tema de jugar descalzo, Mohammed jugó amistosos. En concreto dos. Uno en el que el Celtic ganó por 5-1 al Hamilton Academical y un segundo en el que los católicos de Glasgow derrotaron por 7-1 al Galston, con gol de Mohammed incluido. La prensa local no tardó en hacerse eco del hallazgo. Así, el Scottish Daily Express titulaba el 29 de agosto de 1936: «El malabarista indio. Nuevo estilo«. En páginas interiores, el diario relataba que «los centelleantes diez dedos de los pies de Salim, el jugador hindú del Celtic, hipnotizaron anoche a la muchedumbre en Parkhead. Equilibra la pelota con el dedo gordo, la deja caer en escalera hasta el dedo meñique, la gira y salta con un pie sobre el defensor». Había nacido un mito.

Pero la morriña, la añoranza, pudo con él. A los pocos meses después de haber llegado a Escocia empezó a entrarle añoranza de su país. Decidió regresar. En el Celtic intentaron convencerle para que se quedara. Como último recurso, decidieron organizar un partido amistoso y darle a Mohammed Salim el 5% de la recaudación por entradas. Mohammed no se movió de su idea, aunque aceptó que se disputara el partido, a condición de que ese 5% fuera destinado a un orfanato. El partido se jugó, y ese 5% resultó ser un montante de 1.800 libras esterlinas de la época, un dineral. Salim se sorprendió pero cumplió su palabra. Y regresó para seguir jugando en el Mohammedan SC, en el más completo anonimato.

Muchos, muchos años después, Mohammed Salim enfermó. Su hijo Rashid escribió una carta al Celtic de Glasgow, casi como medida desesperada, pidiéndoles ayuda, pues su padre no podía pagarse el tratamiento que necesitaba. Rashid se llevó una sorpresa mayúscula cuando semanas después recibió una carta procedente del Celtic. En su interior había un cheque por valor de 100 libras. El joven afirmó que «me quedé encantado, no por el dinero, sino porque mi padre todavía formaba parte del orgullo del Celtic». Tal es así que Rashid nunca cobró el cheque (cosas raras) y se lo quedó de recuerdo junto a una camiseta del equipo escocés.

Mohammed Salim falleció en Calcuta el 5 de noviembre de 1980, con 76 años de edad. Pero aunque su historia es algo desconocida, tuvo su momento de gloria cuando hipnotizó a Parkhead con sus diez dedos de los pies.

Que paséis un buen fin de semana.