La historia de hoy la conocí hace ya más de un año. Estaba yo haciendo zapping en casa y vi que, como previa a los Juegos Olímpicos de Londres, estaban poniendo un documental llamado Doping. Fábrica de campeones, sobre el dopaje en la antigua República Democrática Alemana. La historia que conocí, que ahora os traslado, me dejó muy impactado y automáticamente decidí traérosla. Es sobre Heidi Krieger. Bueno, ahora Andreas Krieger.

Heidi Krieger nació en Berlín el 20 de julio de 1966. Era una chica alta y fuerte, y a los 13 años empezó a competir en lanzamiento de peso. Las autoridades de la RDA vieron en ella un gran potencial y la incorporaron al programa de desarrollo de atletas del país. Cuando Heidi cumplió 16 años, empezaron a suministrarle, sin su conocimiento y de manera sistemática, esteroides anabolizantes, en concreto uno llamado Turinabol, así como hormonas masculinas, testosterona. Con 18 años, tras dos años de ingesta masiva (sólo en 1986 consumió más de 2.600 miligramos de esteroides), Heidi ya tenía la voz grave y estaba desarrollando una musculatura más bien masculina. Medía 1,87 y pesaba más de 100 kilos. El programa de los mandamases del deporte alemán oriental alcanzó el éxito en 1986, cuando Heidi Krieger se convirtió, en el Campeonato Europeo de Atletismo de Stuttgart, en medalla de oro, tras lanzar el peso a 21,10 metros.

Con tan sólo 24 años y con un cuerpo totalmente transformado por los anabolizantes y las hormonas, Heidi Krieger se retiró de la competición, al no poder soportar el dolor crónico en caderas y extremidades. Justo su retirada coincidió con la caída del Muro de Berlín y ahí se encontró la pobre, con un cuerpo totalmente de hombre, excepto por los órganos sexuales. En 1997, Heidi Krieger decidió que lo mejor era someterse a una operación de cambio de sexo y se convirtió en un varón, Andreas Krieger. La foto que ilustra el post creo que es suficientemente representativa.

Casado con Utte Krause, nadadora alemana oriental que también sufrió el brutal dopaje de las autoridades deportivas, Andreas Krieger se embarcó en los procesos legales que pretendían llevar ante la Justicia a los que planearon tal aberración. Krieger no sólo les acusaba de haberle provocado un cambio de sexo, sino que además, les culpaba de serios problemas de salud que aún hoy sufre. Por ejemplo, no puede dormir de lado debido a los perennes dolores que tiene debido a años de sobreesfuerzo levantando pesos. Además, apenas si puede realizar ejercicio físico.

En el año 2000, fueron llevados ante la justicia Manfred Ewald, ex ministro de Deportes y presidente del Comité Olímpico de la RDA (un tipo que antes de ser mandamás del Partido Comunista de Alemania del Este había sido miembro del Partido Nazi, así que imaginaos qué clase de pájaro era) y el doctor Manfred Hoeppner, jefe de los servicios médicos del Comité Olímpico Alemán del Este. Krieger declaró contra ellos y fueron declarados culpables. Ewald, que nunca pidió perdón, falleció en 2002. El doctor Hoeppner sí que quiso disculparse públicamente por sus desmanes.

En la actualidad, Andreas Krieger vive en Magdeburgo y es comentarista televisivo. Cada año se entrega la Medalla Heidi Krieger a deportistas o personalidades alemanas que se distingan en la lucha contra el dopaje. El premio es la medalla de oro que consiguió Krieger en los Europeos del 86.

Os dejo un lanzamiento de Heidi Krieger:

Que paséis un buen fin de semana.