Santuarios del deporte. Highbury, Londres (1913-2006)

Volvemos a los estadios de fútbol y lo hacemos en el país de los estadios por excelencia: Inglaterra. Un lugar en el que los estadios hacen honor al nombre de esta sección, porque son considerados verdaderos santuarios, templos merecedores de devoción. Hoy vamos a recordar uno que ya no existe: Highbury.

Nombre oficial: Arsenal Stadium.

Ubicación: Highbury, Londres, Reino Unido.

Capacidad: 38.419 (último dato antes del cierre).

Año de inauguración: 1913.

Año de clausura: 2006.

Deportes: Fútbol (ocasionalmente cricket, béisbol y boxeo).

Equipos: Arsenal FC.

Más cosas: Pues estamos hablando del que fue uno de los estadios más emblemáticos de Inglaterra y de Europa, que por desgracia, y siguiendo la tendencia actual, ha sido sustituido por el Emirates, un estadio al parecer precioso (los que lo conocen dicen que es una pasada; el Atlético de Madrid se va a inspirar en él para La Peineta), pero que tiene nombre comercial y que ni de coña tendrá el sabor añejo de los estadios de antes.

La historia de este campo comienza en 1913, cuando el Woolwich Arsenal, antecesor del actual equipo, se mudó al norte de Londres y arrendó unos terrenos a la Universidad de St. John’s College of Divinity por 20.000 libras. Por 125.000 libras, se construyó a toda velocidad el campo, diseñado por el arquitecto escocés Archibald Leitch, un hombre al que todos los futboleros deberíamos honrar, pues creó estadios como Anfield, Celtic Park, White Hart Lane, Ibrox Park, Villa Park, Goodison Park, Hampden Park, Hillsborough, Twickenham o Landsdowne Road. Casi nada. Muchos de ellos, por cierto, están en activo todavía.

El campo se estrenó con las obras inacabadas. Fue el 6 de septiembre de 1913, en un Arsenal-Leicester que acabó 2-1. El primer gol del campo lo marcó un jugador del Leicester, Tommy Benfield. Siete años después, Inglaterra jugó su primer partido en Highbury y 12 después de su estreno, el Arsenal compró los terrenos.

De cualquier manera, el estadio no duró mucho tiempo tal y como Leitch lo concibió, ya que en 1930, y de la mano de Claude Ferrier y William Binnie, el estadio fue totalmente reformado. Fue en esta época en la que se instaló el emblemático reloj del estadio.

En la II Guerra Mundial, como tantos otros estadios londinenses, sufrió los rigores del Blitz alemán y parte de las gradas quedaron destruidas. El estadio fue sometido a constantes remodelaciones y mejoras, entre otros motivos por las normativas, como por ejemplo, que todas localidades fueran de asiento. Esto redujo mucho su capacidad, que llegó a alcanzar los 70.000 espectadores.

En los 90, los crecientes éxitos del Arsenal provocaron llenos constantes en Highbury. Era imposible ampliar el campo, por estar rodeado de una zona residencial, así que los directivos del equipo decidieron construir, cerca, uno nuevo, con una capacidad de 60.300 espectadores, casi el doble que su antecesor.

Se decidió que la temporada 2005-2006 sería la última de Highbury y entre otras iniciativas, el Arsenal jugó ese año de color granate, en honor a los colores que lucía el Arsenal que estrenó el estadio. El último partido se jugó el 7 de mayo de 2006, un 3-1 a favor de los de casa ante el Wigan, con hat-trick de Thierry Henry. Tras esa fecha, se subastaron muchos elementos, desde césped hasta ornamentos del estadio, si bien la subasta de asientos quedó cancelada tras detectarse pequeñas cantidades de cadmio en la composición de las sillas.

Highbury, cuyo terreno de juego era de los más pequeños de Inglaterra y que llevaba con orgullo el título no oficial de césped más perfecto de Gran Bretaña, acogió durante sus 94 años partidos de la selección inglesa, partidos mundialistas (1966), varias semifinales de la FA Cup, partidos de béisbol organizados por militares americanos en la I Guerra Mundial y un combate de Mohamed Alí en 1966.

Tras su cierre fue demolido y su lugar lo ocupan ahora unos apartamentos (Highbury Square, en la imagen):

Highbury Square

Al nuevo Emirates se trasladaron algunos elementos arquitectónicos, como el mítico reloj, pero qué queréis que os diga… no es lo mismo. Pero ya sabéis que soy un sentimental.

Un abrazo a todos.

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