Soy una puñetera nostálgica, lo reconozco. Me aferro con uñas y dientes al pasado, ver las cosas que me hicieron felices en otros tiempos me llena de un estúpido gozo.
Se me saltan las lágrimas cada vez que escucho la banda sonora de E.T. o de Gálactica (la original e inimitable), soy capaz de recitar de memoria los diálogos de Indiana Jones y sigo escuchando a Europe y Bon Jovi en mis cintas de cassette. Mis armarios atesoran reliquias como chaquetas con hombreras, bodys y zapatos de punta de pato. Soy un hámster de la vida, enferma incurable de un síndrome de diógenes ochentero. Llámame viejuna, yo soy feliz entre las cosas que me hicieron feliz.
Mi casa es un viaje en DeLorean, repleta de cosas que tenía que haber tirado a la basura pero que siguen ahí porque —atención— siguen funcionando como el primer día y —lo más increíble— ¡son útiles!
¿Quién tiraría al contenedor de reciclaje este flamante radiocassete y una colección única de grandes de la música? Tengo que reconocer que mi auténtico deleite son las recopilaciones, grabadas en cintas vírgenes con un mimo y una dedicación de las que ya no se estilan (eso no era piratería). Las habré escuchado miles de veces.
¿Y qué me decís de mi maravilloso televisor de tubo con pantalla plana? Reconozco que a veces es un poco coñazo incómodo perderme la visión lateral de todos los programas y películas, pero es cuestión de acostumbrarse…
¿Quién sufre por no poder enchufar un USB en la tele, cuando cuento con estos tres agujeritos de colores que me permiten ver las grabaciones de mi videocámara (de minicinta)? Puedo ver pasar mi vida por delante de mis ojos en… uhm unas 200 horas.
Y a juego con mi tele de tubo, mi inefable reproductor de vídeo VHS, con una colección de cintas que ya hubieran querido en los videoclubs más reputados. ¿Os acordáis que nos decían que las cintas VHS solo duraban 10 años y luego se estropeaban? Mentira cochina, todo era una conspiración mundial para que nos lanzáramos en masa al mundo DVD.
Para mis momentos de ocio, la PlayStation 2. Fue la hostia lo más en su momento y no me interesan en absoluto las nuevas versiones. Me niego a creer que haya otro juego mejor que ‘Tekken‘ o ‘Prince of Persia‘. Por supuesto no faltan los micrófonos de Sing Star con los que mis amigos y yo nos venimos arriba cantamos temazos de Queen y otros grandes éxitos de los 80 y 90.
Reniego del ebook, reconozco sus ventajas pero a mí no me convencen: no hay nada como la experiencia de leer un libro en papel, oler sus páginas y sostener su peso en las manos, por eso mi salón no cabe en sí de gozo con estanterías y cientos y cientos de volúmenes, acumulados en filas dobles. Es mi tesoro, que custodio con la fiereza de Smaug. Si algún día se quemara mi casa, me verían tirando por la ventana mis libros, salvándolos in extremis a riesgo de mi propia vida.
¿Es todo en mi existencia un canto al mundo oldie? Pues no. También disfruto del presente, me rendí a la fotografía digital, tengo películas en DVD, música en CD e incluso ya cuento con mi pequeña fonoteca en Amazon. Netflix iluminó mis noches como un rayo de luz y reconozco que la vida es más fácil con un smartphone en la mano (y también con menos tiempo libre, invento demoniaco).
Como buena periodista que soy me encanta estar al día de la actualidad. Soy tremendamente curiosa, me gusta bucear en lo recóndito y no paro hasta averiguar lo que quiero. Y me intriga especialmente saber qué fue de todas aquellas grandes estrellas que pueblan mis cintas y libros, actores, músicos, personajes de todo tipo que reinaban en la televisión y en el cine, que eran LO MÁS en otros tiempos y que han desaparecido de la faz de la Tierra como si nunca hubieran existido. En este blog me he propuesto devolverles a la vida.
Prometo solemnemente rescatarles de allá donde se encuentren/se escondan y devolverles el mérito de sus días de vino y rosas. También juro lo contrario: seré el azote de los que ahora gozan de gloria, rebajaré su vanidad rescatando su pasado más ignominioso.
Y como quiero que este perverso deleite no sea de mi propio disfrute sino también del vuestro, os invito a enviarme vuestras sugerencias a @anavelencoso (Twitter) y @QueFueDeTodosLosDemas (Facebook). ¡Os espero! 😉