En una entrevista de 2014 para Fotogramas, Bana confesaba que «no se le da nada bien saber qué va a funcionar en taquilla o qué es lo que el público quiere ver». Tal vez esa sea la razón de que, finalmente, el actor no acabara por convertirse en la grandísima estrella que parecía que iba a ser hace veinte años, cuando en el apogeo de su carrera lo vimos interpretar a Héctor en Troya y brillar en su papel de Avner en Múnich. No vamos a repasar su papel de Hulk en la que fue una de las primeras cintas del UCM de este siglo, porque nadie quiere recordar aquella película.
Lo cierto es que Bana terminó en Troya por petición expresa de Brad Pitt, que se había convertido en un gran fan del australiano después de ver su interpretación en Chopper, el biopic sobre el legendario criminal Mark Brandon Read, que había protagonizado en 2000 y en el que es casi imposible reconocer a quien después sería Héctor.