Hace unas décadas la realeza española se dividía entre las páginas de actualidad y corazón. En aquella época, Urdangarín no jugaba al balonmano y las páginas judiciales eran para otro tipo de gente que no tenía sangre azul. En ese entonces, los ligues de un joven príncipe Felipe ocupaban numerosas portadas del coure y despertaban la curiosidad de todo el país. Si hubo una novia que cayó en gracia a los españoles fue Isabel Sartorius, una jovenzuela de sonrisa angelical e hija de marqués por la que bebió los vientos un adolescente Felipe de Borbón.