Hace unos días me sorprendía, tristemente, la noticia de que la entrañable Carmen Sevilla cumplía 85 años en una residencia de Aravaca y con poco recuerdo de su brillante y extensa carrera por la enfermedad de Alzhéimer que padece.
Mi corta memoria, de 33 años (pocos, muy pocos), guarda la primera imagen de la actriz, cantante, presentadora y bailarina -para mi una show woman como pocas- en aquel Telecupón de principios de los noventa. Para estrenar este blog me pareció ideal rendir un pequeño homenaje al primer recuerdo que tengo de esta mujer, la que hizo que un simple sorteo de lotería se convirtiera en un programa imprescindible en la agenda televisiva de cualquier español de la época, niños y adultos, con cifras récord de audiencia.
Mi padre, que es de esas personas que secuestra el mando de la tele cuando echan Cine de Barrio -ni se te ocurra cambiar de canal cuando aparentemente está dormido-, siempre hacía referencia a la gran belleza y talento de Sevilla, haciéndome ver que más allá de la señora del Telecupón, Carmen era una de las más grandes artistas españolas. Su talento, me contaba, había encadilado desde Barbate hasta Hollywood. Pero, perdóname papá, para mi era la mujer dicharachera que me hacía reír cuando olvidaba quitarse las babuchas en el plató o estiraba las arrugas de su cuello con esparadrapo. ¿Hacerse un lifting? Carmen NO.
Aunque la folclórica de Sevilla fuera la gran protagonista del Telecupón entre 1991 y 1997, ella compartió plató, entre otros, con el apuesto presentador Agustín Bravo y aquellas niñas del -léase con voz infantil- «aquí Carmen». ¿Se acuerdan? ¿Qué fue de ellos?