En estos días que tanto se habla de la ruptura de Angelina Jolie y Brad Pitt me vino a la mente una de las primeras novias de Brad, una que sufrió muchísimo su ruptura, y no me refiero a Jennifer Aniston. Hablo de alguien a quien vemos últimamente muy poquito, Gwyneth Paltrow.

Se conocieron en el rodaje de Seven, esa traumática película que me revolvió el tuétano, pero que para Gwyneth y Brad Pitt significó el comienzo de su amor. De su relación lo que más recuerdo es que les pillaron a ambos en pelota picada como Dios les trajo al mundo en unas fotos en la que podía apreciarse la nada desdeñable anatomía de Brad… ombligo abajo.

Llegaron a estar comprometidos y cuando rompieron Gwyneth quedó desolada. «Realmente cambió mi vida —confesó entonces—. Cuando nos separamos algo cambió de forma permanente en mí. Mi corazón se rompió ese día y nunca será el mismo«.

Podría ser simple palabrería, podría ser que solo tenía 22 años y estaba profundamente enamorada, pero lo cierto es que, preguntada por el tema el año pasado, volvía a insistir en que fue el hombre de su vida y que lamentaba de haberlo dejado escapar (me pregunto qué pensará Chris Martin de esto…) :/

Tranquila Gwynet, entendemos tu sentimiento, solo que nosotras le hubiéramos atado a lo bondage en el sótano para que no se fuera nunca.

No solo ella quedó trastornada, también su padre, el ya fallecido director de cine Bruce Paltrow, «quedó devastado» tras la ruptura, aseguró la actriz en una ocasión, porque le trataba como a un hijo. Sus padres siempre han sido para ella un pilar en el que apoyarse y su opiniones siempre han contado mucho para ella.

Gwyneth no tiene tan buenas palabras para otro de sus ex, Ben Affleck, que al igual que Brad posee el título de ‘el hombre más sexy del mundo, según la revista People. Con él coincidió en Shakespeare in love (1998) y Algo que contar (2000) pero la cosa no fraguó. «No éramos el uno para el otro, no estábamos bien juntos», cuenta la actriz, y admite que en esa época era «como una niña en una tienda de golosinas y que salía con los hombres por su apariencia».

En su lista de romances también figuran Robert Sean Leonard (Oh, capitán, mi capitán!), protagonista de El club de los poetas muertos o Mucho ruido y pocas nueces, James Purefoy (The Following, Marco Antonio en la serie Roma) y también se rumorea que tuvo un affaire con Bryan Adams, con Viggo Mortensen e incluso ¡con nuestro rey Felipe VI!!! en la época en la que aún no había caído en las garras de Letizia era príncipe.

 

Para ser sinceros, me encantaba verla con el cantante de Coldplay, Chris Martin, parecían una pareja ideal. Se conocieron en un concierto de él en 2002; Chris tenía 25 años entonces y se casaron al año siguiente. Estuvieron 10 años juntos y tuvieron a dos adorables niños, Apple y Moses.

 

Ella compatibilizó sus embarazos con sus trabajos, algo que no fue nada llevadero: asegura que lo pasó mal rodando La verdad oculta (2005) «Fue realmente difícil, tratando de no vomitar, me sentía fatal».

Diez meses después de dar a luz a su pequeña ‘manzana’ (que trajo al mundo de forma natural tras 70 horas de parto) se incorporó al rodaje de Recortes de mi vida (2006). Y con un par, pues no contrató a ninguna niñera para que se ocupara de Apple, algo verdaderamente extraordinario en Hollywood.

«Hay ciertas mujeres en este mundillo que tienen hijos y nunca los ven. Desde luego no puedes hacer películas de sol a sol y estar con tu hijo cuando sale del colegio», mencionó entonces.

Al finales del año siguiente se encontraba embarazada de seis meses de su segundo hijo cuando completó La chica de mis sueños.

Su hijo Moses nació el 16 de abril de 2008 esta vez por cesárea, por temor a que se repitiera el horrible parto que tuvo con Apple, pero eso no la libró de sufrir depresión post-parto.

No volvió a los rodajes hasta once meses después, para meterse en la piel de Pepper Potts en Iron Man (2008).

En 2014 anunció por sorpresa su ruptura con Chris Martin; un año antes había sufrido un aborto del que hubiera sido su tercer hijo.

Aparentemente la separación fue muy civilizada e ideal: mantuvieron la amistad por el bien de sus hijos, residiendo incluso en el mismo vecindario, yendo de picnic en familia y pasando las vacaciones juntos.

Pero la separación no fue tan perfecta como podría parecer. Chris Martin sufrió una profunda depresión con la ruptura y Paltrow confesó que había sido difícil para ella también.

«Ha habido veces que no ha sido fácil para mí, y estoy segura de que tampoco ha sido fácil para él. Pero cuando dijimos que íbamos a pensar primero en nuestros hijos, lo decíamos en serio. Si quieres poner a tus hijos por delante, ¿por qué estás poniendo verde a tu marido delante de ellos? Así que lo intentamos de verdad, lo que significa que tuve que dejar mis mierdas aparte y centrarme en las razones por las que le quiero, que es como mi hermano, y que la familia siempre va antes que mis problemas. No siempre es fácil, pero era la forma en la queríamos hacerlo. Este no es el final que queríamos, pero es un final y hemos querido hacerlo lo mejor posible», contaba Gwyneth a la revista Red.

No creo que me hiciera mucha gracia que mi ‘ex’ me dijera que me quiere como una hermana, pero desde luego se llevan bastante bien, al menos eso transmiten de cara a la galería…

Chris y Gwyneth llevan ya un par de años separados, aseguran que sus hijos no han sufrido por ello y que siguen siendo una familia unida, aunque cada uno tenga otra pareja.

Actualmente Gwyneth sale con un productor de televisión, Brad Falchuk (otro Brad en su vida!!), y viven juntos pero eso no impide que siga llevando a los niños a los conciertos de su padre. «Chris y yo funcionamos mejor como amigos que como pareja, y sabemos resolver perfectamente esos choques que pueden existir entre los padres a la hora de tomar decisiones», declaró a Glamour.

Esa imagen de perfección que Gwyneth emana le ha pasado factura: en 2013 la publicación Star Magazine la coronó como la famosa más odiada del mundo. La actriz no hizo declaraciones algunas al respecto hasta hace poco, en un programa de la BBC en la que volvió a ser preguntada al respecto. Y esta vez sí contestó: «Al principio sólo pensaba: ‘¿En serio soy la famosa más odiada? ¿Más incluso que Chris Brown? ¿Qué es lo que he hecho?».

Muchos en Estados Unidos la ven como una niña pija que no tiene ninguna consideración por los que viven peor que ella. La han juzgado duramente por comentarios como estos: «Moriría antes de dejar a mis hijos tomar sopa de sobre», «El pescado está más rico cuando lo saco del mar frente a mi casa de verano», «Soy como soy, no puedo fingir ser alguien que gana 25.000 dólares al año», «Un día frío e invernal en Londres me puse a pensar en ensalada nicoise, una de mis favoritas» o «Preferiría fumar crack que comer queso de lata«.

Está claro que le obsesiona comer de forma saludable, no la culpo por ello. En este sentido este mismo año publicó un libro de recetas llamado It’s all easy que también fue objeto de duras críticas por lo inaccesible de sus propuestas, con, por ejemplo, un batido de verduras cuyo coste ronda los 200 dólares (180 euros). Muchos clamaron que el título era de lo más incorrecto, y que sus recetas «eran muy fáciles» si eras rico.

Es obvio que la actriz ha nacido entre algodones, hija de un productor de Hollywood y de la actriz Blythe Danner. Además tuvo a Spielberg como padrino, que la fichó en Hook (El capitán Garfio) con solo 19 años. Pero a mí me cae bien.

Creo que es una persona muy natural y accesible, o al menos eso parece. Quizás esa simpatía procede del hecho de que siempre habla maravillas de España, donde pasó unos veranos con una familia de intercambio en Talavera de la Reina. Fue muy simpático su paso por El Hormiguero, donde pudimos conocer a su «otra madre española» y la vimos haciendo una tortilla de patatas.

Gwyneth nunca se cansa de alabar a los españoles y la comida española, incluso publicó un libro de recetas ‘made in Spain’ titulado Spain: A Culinary Road Trip.

Su gusto por la cocina española quedó muy patente hace poco, durante una visita a Barcelona con sus hijos. No se privó de compartir en Instagram las delicatesen que probó en la ciudad condal.

 

 

Su gusto por lo español no queda ahí, en el pasado hizo anuncios para El Corte Inglés y Freixenet, y uno de sus próximos trabajos será precisamente un ‘biopic’ de Picasso escrito por Elías Querejeta y Carlos Saura llamado 33 días, en el que la actriz norteamericana encarnará a Dora Maar, la artista francesa que enamoró a Picasso. Compartirá cartel con Bárbara Goenaga e Imanol Arias.

Será interesante verla en ese papel sobre todo desde que en los últimos años sus trabajos cinematográficos han caído con cuentagotas. Pudo haber protagonizado La chica danesa pero rechazó el papel y últimamente solo la hemos visto en Mortdecai (2015), sus breves intervenciones como Pepper Potts en las franquicias de Marvel y en la serie Glee, donde ejerció de profesora.

Ahora tiene en ciernes un proyecto musical para la televisión pero dedica gran parte de su tiempo a su familia, sus actividades filantrópicas y su web Goop, que pretende ser una guía de estilo y consejos para una vida saludable, con tienda incluida.

Se trata de un negocio online con una línea de ropa, productos de belleza natural y muchas otras cosas que no están precisamente al alcance de cualquier bolsillo, pero en el que ella se vuelca con todo su entusiasmo. Asegura que ser famosa, lejos de favorecer su negocio, ha supuesto un obstáculo. ¿La creemos?