Eran cuatro, eran fantásticos y valientes y, al menos dos, eran rematadamente inteligentes. Curiosamente, los dos que, además de ser protagonistas, eran guionistas de la historia. Ya sabéis: el que parte y reparte… Dan Aykroid, y Harold Ramis dieron vida a una de las películas de culto más recordadas, imitadas y amadas de todos los tiempos (y de los años ’80, en particular): Cazafantasmas.
El elenco lo completaron Bill Murray, Ernie Hudson, Sigourney Weaver y, por supuesto, el genial Rick Moranis. Un cóctel maravilloso que dejó un rastro de anécdotas y curiosidades que no tienen desperdicio. Hoy os traigo mis favoritas 🙂
De vez en cuando me pasa que veo algo por ahí, a veces en algún escaparate aunque, normalmente, en internet, que me enciende esa llama frikiochenter que vive en mí y le digo a mis seres queridos y allegados en general: «Mirad, por si no sabéis qué regalarme».
Es muy gracioso porque tengo un hermano que las pilla todas y una hermana que no pilla ni una, y se dan conversaciones en el WhatsApp de familia de lo más graciosas, hablándole despacio a mi hermana y esas cosas, la pobre.
Y en una de estas últimas, alguien me dijo, un poco en broma:
«Oye, y por qué no nos pasas una lista y te dejas de tonterías»
Y dije ¡anda! Pues mira qué buena idea. Y aquí la traigo: una lista de objetos solo aptos para super frikis que serían el regalo perfecto para cualquiera que diga ser fanático de los ’80.
Os adelanto que todos ellos los podéis encontrar por internet, pero muchos también en librerías y algunos pequeños comercios.
Puede ser cualquier cosa: una melodía (¿quién no recuerda la de La historia interminable?), un chascarrillo («¡No siento las piernas!») y, a veces, también un lugar.
Muchas de las películas más icónicas de nuestras vidas están inexorablemente unidas a una imagen, un lugar, edificio o paisaje, que inequívocamente nos traen a la mente la historia que nos contaron ahí.
Y, cacharreando un poco por la web, me he encontrado con muchos de esos escenarios, que existían y existen aún en la vida real y que, con suerte, tal vez algún día podamos visitar 🙂
De todos esos lugares que me he encontrado, estos son mis 10, y todas las fotos actuales están sacadas de Google Maps, podéis comprobarlo 😛 Lee el resto de la entrada »
Hay muchos lugares que son por sí solitos tan míticos como las películas que representan. Tantos, de hecho, que un día de estos os voy a lanzar un post con sitios chulos de pelis que existen y podéis visitar, si es que algún día podemos volver a danzar por el mundo libres like the wind, que yo últimamente estoy un poco pesimista y ya no lo veo nada claro.
Pero, como sea, a este sitio, reconocible como pocos gracias al cine de los ’80, le tengo que hacer un post para él solito 😀
Gente toda, estoy hablando del cuartel general de Cazafantasmas.
Lo recordabais más rojo, ¿verdad que sí?
Pongámonos catedráticos:
Estrenóse Cazafantasmas aqueste anno de 1984. No tengo ni idea de lo que he dicho, la verdad, pero sí: se estrenó en el ’84 y el mundo nunca volvió a ser el mismo, porque había fantasmas, una ambulancia tuneada y, por el amor del cielo, ¡Bill Murray! ¿Qué película puede ser mala si sale Bill Murray?
Y entre tanta cosa maravillosa aparecía, casi sin querer, la imagen de marca de los Ghostbusters: su cuartel general. Una estación de bomberos abandonada que les venía de perlas, porque tenían la alarma, el garaje para el coche (el ECTO1) y la barra para descolgarse graciosamente con los equipos puestos. Lee el resto de la entrada »
Antes de meternos en faena, recordáis a Vigo, ¿verdad?
Nacido en 1940, Wilhem Von Homburg (Norbert Richard Hartmut Grupe, o Norbert Grupe en Alemania) fue un luchador berlinés, que comenzó su carrera en ese deporte durante los años cincuenta. Se convirtió en uno de los referentes de su país, que le llevó también a recorrer los Estados Unidos bajo el nombre artístico de Prinz Wilhelm Von Homburg, y a partir de los años ’60 se pasó de la lucha al boxeo.
Su debut televisivo lo hizo en 1964, cuando el director de La ley del revólver quiso hace un episodio, El promotor, inspirado en su vida de luchador, y quisieron contar con él en persona para interpretar el personaje de Otto. Para ello, Wilhelm viajó expresamente desde Alemania a los EE. UU.
Cuando el que es -prácticamente- tu primer trabajo en el cine es uno de los papeles protagonistas es un clásico de todos los tiempos como es La decisión de Sophie (junto a una maravillosa Meryl Streep y un Kevin Kline que no estaba mal), pues claro: todo lo que haces detrás sabe como a poco.
La decisión de Sophie es del ’82 y a una servidora, que nació en el ’83, le da entonces la sensación de que MacNicol siempre ha estado ahí. Y tanto es así, de hecho, que si echo atrás la memoria para mí siempre será el casi-malo de Cazafantasmas II, y tal vez por eso me llama poderosamente la atención ver que llevaba solo un puñadito de años (ocho, concretamente) en el cine cuando interpretó al aliado del malvado Vigo.
Parece mentira, pero MacNicol, durante los años siguientes, no se puede decir que despuntara, precisamente.
Pasó por algunas series de televisión en papeles de lo más variopinto, como Altas esferas y Chicago Hope, e incluso algún episódico de Cheers o Historias de la cripta.
Imagen de ‘Historias de la cripta’, 1994
Y participó activamente en la gran pantalla. Pudimos verlo en Esposa por sorpresa, La familia Addams, Muerte en las ondas, Bean o Drácula, un muerto muy contento y feliz, la parodia de Mel Brooks del clásico de Bram Stoker, en el ’95.
Sorprende un poco, la verdad, que con un repertorio relativamente reducido en su haber sea, sin embargo, un actor tan conocido. Puede que sea porque Peter es una de esas personas que «tiene algo» que lo hace inolvidable. Tal vez que, en realidad, es un estupendo actor, tenido en más bien poca consideración (dada su calidad interpretativa), pero no tiene el aspecto de, por ejemplo, un Brad Pitt.
Pero si un papel le vino a MacNicol que le permitiera lucirse, fue sin duda el de Bizcochito, apodo cariñoso de John Cage, abogado fundador del bufete en el que trabajaba la caótica Ally McBeal, y que tantos buenos momentos trajo a la pantalla.
Desde el ’97 hasta el 2002, y a lo largo de más de 100 episodios, MacNicol nos deleitó con su presencia. Pero, desde entonces, ha sido un poco más difícil contar con su presencia, tal vez porque ha hecho cosas muy concretas, en su práctica totalidad para la televisión (mucho de ello para la tele por cable), de manera que o veías la serie concreta en la que él aparecía, o era como si no existiera.
El primer papel recurrente tras Ally McBeal le llegó en 2007, al ser uno de los personajes principales de la sexta temporada de 24, junto a Kiefer Sutherland. Peter era Tom Lennox: Jefe de Gabinete del Presidente Wayne Palmer.
Todo esto, por cierto, sin dejar de lado su otra versión como actor: la de doblaje. MacNicol ha tenido voz en series como Justice League Unlimited, Batman, El espectacular Spider-Man (en la que era Octopus) o Ben 10.
Después de Numb3rs, se metió como el Dr. Robert Stark en algunos episodios de Anatomía de Grey que, para mí, son de lo mejor que dio la serie, junto a aquellos en los que aparecía Jeffrey Dean Morgan (Negan en The Walking Dead).
En todos estos últimos años, solo ha participado en un par de películas y, de ellas, solo una para el cine: Battleship, en 2012, en la que interpretaba al Secretario de Defensa.
Desde entonces, aparte de doblaje en animación y videojuegos, ha colaborado en CSI: Cyber en 2015 y hecho tres episódicos resultones: en Agentes de S.H.I.E.L.D., en Big Bang Theory y, el último, este mismo año en Una serie de catastróficas desdichas, de Netflix, protagonizada por Neil Patrick Harris.
Que a lo mejor estáis pensando que ya era hora de que se le viera un poco viejuno, porque parecía que no cambiaba. Pero no: seguro que ya habéis adivinado que es todo caracterización.
En estos últimos años ha aparecido también como actor invitado en Veep, en la que se le ve así de fresco y lozano:
Sí, lo sé: no envejece. Y yo tengo una teoría: es el peinado. Comparte peinado con Jordi Hurtado y Ralph Macchio. No sé cómo, pero el secreto está ahí.
Eran cuatro, eran fantásticos y valientes y, al menos dos, eran rematadamente inteligentes. Curiosamente, los dos que, además de ser protagonistas, eran guionistas de la historia. Ya sabéis: el que parte y reparte… Uno de ellos era el atemporal Dan Aykroid, a quien le dimos un repaso hace poco. El otro era el Dr. Egon Spengler, interpretado por Harold Ramis. ¿Qué fue del bueno de Egon?
Ni siquiera os lo preguntaré: estoy absolutamente convencida de que recordáis al Dr. Raymond Stantz de Los Cazafantasmas. ¿Sí o no? 🙂
A Dan Aykroyd lo conocimos, en general, en su papel de Elwood en Blues Brothers, en 1980. Cuatro años antes de que se diera a perseguir mocos voladores. Claro, que lo mismo entre el sombrero y las gafas, que iban con Loctite, pues igual a alguien se le pasó el detalle de que era él…
Lo mejor, la coreo: pasito izquierda, pasito derecha, pasito izquierda, pasito derecha, give me five, pasito izquierda, pasito derecha… Y lo que contagian los condenaos.
Sin embargo, un poco menos conocida -quizá- sea su faceta de escritor y guionista, porque yo no sé si sabéis que Aykroyd, además de ser personaje protagonista de estas dos cintas, fue una de las cabezas pensantes detrás de ambas historias. Concretamente, los Blues Brothers fue creación suya junto a John Belushi (fallecido en 1982) y una saga de sketches míticos en Saturday Night Live. Y, de hecho, casi todo lo que se ha hecho sobre los Cazafantasmas desde entonces y hasta ahora, incluidas series de dibujos animados, han tenido a Dan al teclado (teclado qwerty, se entiende, no al piano).
Durante los ’80 y parte de los ’90, Aykroyd se convirtió en uno de los imprescindibles de la comedia y el cine familiar. Mi novia es una extraterrestre, con Kim Basinger (por cierto, ¿qué fue de Kim Basinger?), Paseando a Miss Daisy, las dos cintas de Mi chica, El gran lío, Los caraconos o Un muchacho llamado Norte, en la que salía Scarlett Johansson con nueve años, son solo algunos ejemplos de ello Lee el resto de la entrada »
Rick Moranis es uno de los rostros de nuestra infancia/juventud. Dado a conocer en SCTV (junto a Martin Short, Catherine O’hara y John Candy, entre otros) en 1980 (y ’81), fue uno de los actores que llegó a convertirse en imprescindible durante las décadas de los ’80 y ’90.
Moranis y Dave Thomas, en ‘SCTV’
Fue en 1984 cuando dio el salto a las retinas internacionales, al interpretar al cándido Louis en la primera entrega de Los Cazafantasmas, y de ahí a la gloria: Cazafantasmas II, La loca historia de las galaxias, Cariño, he encogido a los niños, Dulce hogar… ¡a veces! (por la que ganó un American Comedy Award a actor secundario más divertido), Los Picapiedra… Y, mi favorita de todas: La pequeña tienda de los horrores, del ’86, junto a Ellen Greene (¿qué fue de ella?).
Una de mis pelis favoritas de todos los tiempos, y título de culto para medio planeta.
Sin embargo, mirando todos sus registros le resulta a uno evidente que, a partir de los tempranos ’90, Rick descendió el ritmo de su frenética actividad ochentera. Y hubo un triste motivo tras ello. Bueno, un triste motivo y una bonita reacción: en 1991, la mujer de Rick, Ann Belsky, falleció por un cáncer de mama, dejándolo viudo a cargo de los dos hijos de ambos.
A partir de ese momento, Moranis se volcó por completo en lo que era su prioridad: cuidar de sus hijos. Para ello, redujo sus papeles a aquellos que pudiera asumir sin desplazarse de ciudad (Nueva York), incluidos algunos trabajos de doblaje (Hermano Oso, Bob & Doug), o los que pudiera rodar durante las vacaciones escolares. La secuela de Cariño, he encogido a los niños, Pequeños gigantes y Mi querido enemigo, junto a Tom Arnold, fueron de sus últimos «grandes títulos».
Dentro de su trabajo en Nueva York, una de sus facetas ha sido durante todos estos años la de músico cómico y, en 2005, su álbum The Agoraphobic Cowboy (El vaquero agorafóbico) le hizo estar nominado a un Grammy al mejor álbum de comedia.
(Por si a alguien se le escapa, una persona agorafóbica es quien le tiene fobia a los espacios abiertos). Mira que me cuesta seguir el country en inglés, pero hasta yo me he partido de risa xD
Sin duda, todo un señor a quien se ve muy diferente, o quizá sublimemente parecido, al que era hace 30 años. Yo, si me dejáis, me despido con lo primero (aparte de Seymour) en lo que pienso cuando pienso en Rick Moranis… ¡¡¡Mermelada de frambuesa!!!
Fue el único actor que no participó en el remake femenino de Los cazafantasmasy me pareció una lástima, porque era un actor entrañable que me encantaba desde que le vi en La tienda de los horrores(1986) y sobre todo haciendo de mini-Vader cabezón en La loca historia de las galaxias (1987).
Desde Twitter, el usuario @IEM7 me pedía un QFD sobre Rick Moranis, y aunque ya le había dedicado un pequeño apartado en un post anterior, creo que su historia es lo suficientemente interesante como para profundizar en ella.
