No sabría decir con exactitud qué edad tendría, pero hoy puedo afirmar que cantar los famosos Pajaritos en vivo, junto a María Jesús y su acordeón fue una de las experiencias más absurdas de mi vida. Hubo otra aventura disparatada de mi historia reciente en un céntrico antro nocturno de Madrid. De esta, por ahora, no entraré en detalles. Volviendo a mi experiencia infantil, corrían tiempos de EGB cuando mi amiga Begoña y yo, inseparables en la infancia, nos pusimos laca Nelly en nuestro flequillo con forma de onda -era la moda en aquel entonces, no me castiguen- y nos fuimos al circo.
Nada hacía presagiar que después de los trapecistas, elefantes y leones llegaría el plato estrella -al menos para nosotras- de la tarde circense. Bego y yo fuimos las elegidas para entonar el incuestionable éxito musical ochentero junto a la diosa del acordeón. Tan real como la vida misma. Perdonen la envidia que les pueda generar. Sonrojadas y con los flequillos noventeros, allí estábamos las dos, en la pista del circo, cantando «Pajaritos por aquí, pajaritos por allá».
Recordando el otro día esta anécdota no pude evitar preguntarme qué fue de la artista que protagonizó este episodio tan bizarro de mi vida.