Entre mis cosas favoritas de 2022, sin duda, está la tercera temporada de The Boys. La serie toda es maravilla de las maravillas; cada temporada ha sido, hasta ahora, capaz de sorprenderme más que la anterior y esta última, que no ha sido menos, me ha regalado pa mí pa siempre algunas de las escenas más bestias que yo había visto jamás en ninguna serie o película.
Y, en gran parte, esta enorme carga de bestialidad es gracias a él, por supuesto: a El Patriota (Homelander), el superhéroe villano de esta historia, que está magníficamente interpretado por Antony Starr.
Echar un ojo a su vida fuera de The Boys es sorprenderse, porque a este actor, bastante desconocido en líneas generales, cuesta reconocerlo en su papel de Patriota, con el pelo tan rubísimo y el gesto tan siniestramente grave, habida cuenta de que en lo personal es totalmente lo opuesto.
Cuesta imaginárselo como el temible mejor superhéroe de Vaught si, por ejemplo, lo habías visto como Jethro (o Van) West en Outrageous Fortune, un pequeño dramón familiar de principios de los 2000.
Aunque uno de sus papeles más conocidos (y queridos) por los fans es, sin duda, el de Lucas Hood en Banshee, un exconvicto que usurpa la identidad de un sheriff asesinado en una pequeña ciudad de Pensilvania (Banshee), que interpretó entre 2013 y 2016.
Pero si hay un papel por el que me lo he traído al blog para Todos tenemos un pasado es el que fue su primer papel en una serie conocida (el primerísimo había sido un par de años antes dos episodios —de los más de mil— del culebrón Shorland Street). Y esa serie conocida no fue otra que Xena: La princesa guerrera. Starr apareció en Xena en dos ocasiones, una de ellas (la más notable) interpretando a David en una interpretación de la leyenda de David contra Golliath, en el episodio El asesino gigante.
También en Xena, por cierto, tuvo un papel recurrente (dos, en realidad) Karl Urban, quien interpreta a Carnicero en The Boys.