Un estudiante de secundaria obsesionado con los cómics decide, un día, convertirse en un superhéroe, a pesar del gran inconveniente que puede suponer para ello no tener superpoderes, ni dinero, ni músculos ni, en realidad, un motivación clara para ser superhéroe. Ese es Dave, Kick-Ass, interpretado por Aaron Taylor-Johnson, y quien acaba siendo acompañado (rescatado) por Hit Girl, el personaje de Chloë Grace Moretz.
Chloë Grace Moretz se ha convertido en una de las jóvenes actrices más populares de Hollywood. Nacida en el 97, tenía 12 años cuando rodó Kick-Ass y la terrorífica Déjame entrar, y solo tres años después interpretó a la protagonista de la última versión de Carrie.
En 2016 fue la vecina universitaria terribilis en Malditos vecinos 2, y entre sus últimos papeles, además de ser la voz de Miércoles en las dos entregas de animación de La familia Addams, interpretó a Georgia en la película de Netflix Madre/Androide.
Aaron Taylor-Johnson se ha convertido en uno de esos secundarios imprescindibles que, si bien no terminan de despuntar entre las «grandes» estrellas de la alfombra roja, borda cualquier papel que caiga en sus manos. La segunda parte de Kick-Ass se estrenó en 2013 y, después de eso, ha participado en otras produccioens de tanto tirón como Godzilla, Animales nocturnos o Vengadores: La era de Ultrón, donde daba vida a Pietro Maximoff (Quicksilver).
En los últimos años lo hemos visto en otras películas, casi absolutamente irreconocible. Basta echar un vistazo a su papel de James Douglas en El rey proscrito, junto a Chris Pine, o su breve aparición como Archie Reid en la última entrega de King’s Man: La primera misión.