Pasa a menudo: de pronto una producción reúne a un puñado de intérpretes que hasta entonces no conocía nadie y, de manera más o menos imprevisible (porque no deja de haber un factor lotería), esa producción se convierte en un fenómeno fan «sin precedentes» (que siempre es sin precedentes, aunque al final precedentes son todas). Y, después del fenómeno fan, ese elenco que llegó del subsuelo a las estrellas en tiempo récord, cae en el olvido casi a la misma velocidad. Porque los personajes son tan conocidos trascienden al actor, y eso, para la carrera, es lo peor.
Eso fue lo que sucedió con Sensación de vivir, que reunió a un puñado de «jóvenes» (aunque eran menos jóvenes de lo que nos contaban) con mínima experiencia previa y los convirtió en iconos adolescentes. Era el primer papel importante incluso para Tori Spelling, hija del productor.
La teoría decía que te podía gustar uno de dos: Dylan (Luke Perry) o Brandon (Jason Priestley). Y, aunque yo tengo que decir que a mí quien me tiraba más era David (Brian Austin Green), de haber elegido a uno de los otros dos, sin duda habría sido Brandon (que no puedo con los «malotes», lo siento).
La cuestión es que tras terminar la serie en 2000, y a excepción de Shannen Doherty (que volvió a conquistar la fama con otro personaje, el de Prue en Embrujadas), los demás miembros del reparto principal cargaron con el estigma de sus personajes de Sensación de vivir para siempre jamás. Ninguno volvió a tener un papel de tanto reconocimiento y Brandon, mal que pese, pues no fue diferente.
Priestley se ha movido, a lo largo de todo este siglo, en territorio series. En algunas ocasiones ha hecho episódicos (algunos, repetidos) en series como Medium o Sin rastro, pero la mayoría de ellos han sido recurrentes o principales. En la comedia Call me Fitz interpretó al gamberro protagonista, Richard Fitzpatrick, durante los tres años que la serie estuvo en antena, hasta cancelarse en 2013.
Después de Raising Expectations (y además de participar en el revival de BH90210 en 2019 (entre otras cosas), su papel principal ha sido el de Matt Shade en Private Eyes, papel también protagonista que ha interpretado desde 2016 en un total de 60 episodios. El argumento, no lo voy a negar, flojea:
Matt Shade, exjugador de hockey, y la investigadora privada Angie Everett resuelven crímenes en Toronto.
Casado desde 2005 con Naomi Priestley (instructora de fitness y pilates) y padre de dos hijos, Priestley presume en instagram de dos cosas: de familia y de ser una de las últimas estrellas de Hollywood en sumarse a la moda de dedicarse a los viñedos y el vino con Oak and Priest.
He sido fan incondicional de Jason. Durante la pandemia, ellos empezaron en Canadá ante que nosotros en España. Le seguía a diario tanto a él como a su encantadora esposa. Qué casualidad nos sigue en redes sociales. Quién me iba a decir eso!! La mujer de mi ídolo de adolescente, se convertiría en seguidora en la vida real! Pues sí, pueden Ustedes comprobarlo! Tienen a unos hijos maravillosos, que han heredado el talento y simpatía de sus padres. Gracias por recordarnos estos inolvidables momentos que causaron furor con series tan míticas como sensación de vivir!
20 marzo 2022 | 1:47 pm