Algunas imágenes tienen sonido propio aunque, solo por si acaso, os la subtitulo yo también:
«¡ANDÁ! ¡LOS DONUTS!»
Es imposible no recordar el anuncio en el que un pequeño lamentaba, a la entrada de la escuela, haberse ido al colegio sin los Donuts, primero, y sin la cartera después. El término «viral» es muy moderno, pero el concepto es inherente al ser humano: lo que funciona se expande y se contagia, como un virus.
Corría, atención, el año 1973. Una cuenta rápida y os encontráis con que este anuncio, que es DEL OTRO DÍA, cumple el año que viene 50 años.
Y es cierto que no suelen aparecer en este blog protagonistas de anuncios, pero hace poco andábamos por casa con la tontería de «Andá, los Donuts» (porque el viral funciona como el virus: llega, se aloja y reaparece de vez en cuando) y me asaltó la duda: ¿Qué sería de aquel niño, que ha de rondar ahora los 60 años? No solo lo hemos localizado, sino que he tenido ocasión de hablar con él.
Efectivamente, Albert Moleón Giménez tenía 9 años cuando protagonizó el comercial de los Donuts y cuenta hoy 58 primaveras. No solo fue el niño de los Donuts: participó en varios spots y películas, además de Teatro Abierto, Los maquis de Cataluña y de interpretar a Desiderio Rius en un episodio de la serie de TVE La saga de los Rius.
Además de su faceta en interpretación y publicidad, Moleón estudió Derecho y fue propietario de una agencia inmobiliaria, hasta que en el año 2000 hubo de retirarse del mercado laboral «tradicional» por motivos de salud, y es aquí cuando una encuentra la historia que resulta impactante:
En 1984, mientras hacía el servicio militar (o la «mili», si lo preferís), Moleón contrajo hepatitis C que, si bien en un principio pareció no afectarle, terminó haciéndolo hospitalizar, llegando a estar ocho meses en coma. Arrastró durante años las secuelas, que lo llevaron finalmente a desarrollar una enfermedad en 1999 y a, aún en la pasada década (2014), necesitar un trasplante de hígado. Pero Albert se «reinventó».

Moleón junto a una de sus obras | Foto cedida por el artista.
Entrecomillo «reinventó» porque, en realidad, y según él mismo nos cuenta, «desde muy joven practicó y estudió pintura, dibujo y artes plásticas», y es ahí donde Moleón ha encontrado, especialmente en los últimos diez años y teniendo que dejar toda actividad física de lado, su vida profesional, en la que es más que prolífico.
Dentro de todas sus vertientes artísticas, confiesa sentirse más cómodo e inspirado en el Expresionismo Abstracto, que usa para expresar pensamientos, ideas e imágenes. Afincado en Barcelona, «la influencia de vivir junto al mar» se deja sentir en los colores y la luz de todas sus obras, en las que, nos dice, «busca la espiritualidad en cada una de ellas».
Como artista, Albert ha recibido numerosos reconocimientos y galardones, tanto nacionales (finalista en el VIII Humet-Saula) como internacionales (I Premio Josefina Villacreses de Quito). No es extraño encontrar exposiciones que cuentan con su arte en salas de Madrid y Barcelona y algunos países de Latinoamérica, como Ecuador, México o Argentina.
Él mismo, que atiende personalmente a través de sus redes sociales (facebook e instagram) reconoce no estar viviendo un buen momento para el arte, uno de los sectores más damnificados por la pandemia COVID19. Pero, como buen artista que es, del árbol caído también es capaz de hacer leña.