Judge Reinhold es un fenómeno extraño en el universo Hollywood. No es especialmente atractivo, aunque procede de una época en que para los hombres no era condición sine que non ser atractivos para hacerse un buen sitio en la meca del cine; no es mal actor, en absoluto, porque tiene un deje amigable que lo hace cercano al público, fácil de encariñarse con él; y no ha cometido, que se sepa, ninguna salvajada imperdonable como para apartarlo de escena. Sin embargo, a sus 63 años, y tras más de 40 de carrera interpretativa, sigue siendo un eterno secundario que ni fu ni fa (o, a veces, como protagonista de una producción tirando a pequeña). Como el salvamanteles de la abuela, que es una cosa que tú no te comprarías pero que si la tienes a mano pues la usas porque no viene mal.
A Judge Reinhold lo conocimos, la mayoría de nosotros, en el 84, cuando fue el detective Billy Rosewood en Superdetective en Hollywood, la saga que encumbró a Eddie Murphy.
A partir de ahí, Reinhold fue el comodín infalible para cualquier comedia durante los ’80 y los ’90 (como el salvamanteles de la abuela): protagonizó, por ejemplo, Un cadáver divertido junto a Elizabeth Perkins, y tuvo uno de los papeles principales en ¡Vaya Santa Claus!, con Tim Allen.
Han sido pocas las ocasiones en que lo hemos visto fuera de la comedia. Por poner algún ejemplo, se me ocurre ahora El rostro del miedo, un thriller malísimo de mediados de los ’90 que, a pesar de no tener un mal argumento (dos amigas se intercambian la identidad para que una use el seguro médico de la otra, y entonces una de ellas muere y la que queda se ve atrapada en la identidad de su amiga) tiene un desarrollo que podría haberse mejorado mucho.
Llama mucho la anteción que durante tres décadas (80, 90 y aún 2000) fue un actor tremendamente activo, tanto en cine como en televisión y, sin embargo, creo que debe optar a algún premio a profesional más tiempo en activo con menos nominaciones y/o galardones. En todo ese tiempo, solo en una ocasión optó a recibir algún reconocimiento a su trabajo, y eso fue en 1994 -no os lo perdáis- por UN EPISODIO en Seinfield, por el que fue nominado a un Emmy a mejor actor invitado.
Desde que empezara la década de los ’10, bajó el ritmo muy notablemente. Sus papeles han venido siendo pequeños, esporádicos y en su mayoría para televisión.
En 2013 se estrenó en televisión Beverlly Hills Cop (título original de Superdetective en Hollywood), que contaría las hazañas de Aaron Foley (Brandon T. Jackson), el hijo de Axel Foley, como policía en Beverly Hills, y tanto él como Eddie Murphy volvieron a meterse en sus antiguos papeles. Sin embargo, el proyecto no tuvo tan buena acogida como cabía esperar.
De lo último que se ha podido ver de él está Bad Grandmas, de 2017: una comedia sobre cuatro abuelas que matan accidentalmente a un estafador.
Aún recuerdo las películas de Beethoven y otras con Leslie Nielsen.
30 julio 2020 | 10:01 am