Os conté hace poco en otro post (en el que os hablaba de The Mandalorian, concretamente) que al final en mi casa nos rendimos y nos suscribimos a Disney+. Es una de las cosas a las que hemos sucumbido durante la cuarentena, como como cortarme el pelo a mí misma o hacerme una cuenta de TikTok. Cualquier día de estos me veo haciendo pan.
La cosa es que, obviamente, estamos explotando Disney+ en condiciones, porque no en vano tenemos en casa tres criaturas en edad de pelis Disney. Especialmente la mediana, que tiene seis años y le encanta empaparse de historias de princesas/hijas de jefes de tribu/prota femenina random.
A ver, sí: todos estamos de acuerdo en que la patata de que una princesa (o mujer random) lo que necesita es un príncipe (u hombre equis) para estar completa y feliz es una de las peores patrañas que Disney (y la sociedad toda) ha inculcado en las tiernas mentes infantiles de varias generaciones. PERO no es menos cierto que cuando participas como expectador/a de casi cualquier historia, siempre hay un lugar para el análisis y la reflexión. Hay películas (dentro y fuera de Disney) que son verdaderas joyas feministas, y hay otras que tienes que cogerlas un poquito con pinzas, pero quiero pensar que de muchas, si no todas, podemos sacar algo.
Hoy os cuento, sin ningún orden particular, siete ideas feministas de las que yo he hablado con mis hijos estos días viendo películas Disney 🙂
Lilo & Stitch – La familia diversa
Mucho antes de que la Disney apostara por el amor fraternal en Frozen, existió Lilo & Stitch. Creo que a esta película no se le hizo justicia y que, atendiendo sobre todo a que vio la luz en 2002, fue una historia completamente transgresora que no recibió, como tal, el reconocimiento que merecía.
En Lilo & Stitch se nos presenta a una familia que no tiene nada que ver con el núcleo típico de padre + madre + hijos + puede que abuelos: la cabeza de familia es una mujer joven, trabajadora e independiente que cuida de su hermana pequeña y que, y esto queda bien claro a lo largo de la película, tiene un amiguito pero no necesita un hombre que venga a arreglarles la existencia. A esto le sumamos la delicadeza con la que incluyen y tratan el duelo de ambas hermanas por la pérdida de sus padres, que si bien no es el asunto protagonista es un hilo conductor que asoma la nariz para revelarse como un elemento que no debe ser ignorado, como no debería ignorarse ningún duelo. Vamos a apuntar que Disney es muy de hablar de princesas huérfanas de madre que nunca hablan de sus pérdidas.
En fin, que ya lo dicen ellas: Ohana significa familia 🙂
El jorobado de Notre Dame – La mujer como culpable de la maldad masculina
Os confieso una cosa: estoy volviendo a ver películas que no veía desde la infancia, amén de descubriendo otras que no había visto (de alguna os hablaré después). Una de ellas es El jorobado de Notre Dame, que en tanto que nos remonta al medievo europeo a mí siempre me encantó, pero es cierto que vista con ojos de adulto descubres matices que a unos ojos jóvenes se le escapan. Y yo reconozco que flipé mucho con el juez Frollo, villano de esta historia, porque no recordaba los matices sexuales y repulsivos de este malvado hacia Esmeralda: racista, clasista y despiadado, siente un potente deseo carnal por la protagonista femenina (en particular la escena donde la asalta en la catedral y le huele el pelo me dio un profundo asco). Al no ser correspondido, la culpa a ella de la propia maldad de él, porque le hace ser impuro e indigno. Un incel medieval. La canción Fuego infernal es particularmente oscura y reveladora («en el infierno debe arder si no va a ser jamás mi posesión»). Tanto, que a punto estuvo de ser censurada.
La Sirenita – Úrsula, toda ella
Podemos hablar tanto y tanto de Úrsula, que no sé con qué quedarme ni por dónde empezar. Creo que, por lo menos en este post, me voy a quedar con los dos apuntes que comenté con mis hijos (sobre todo con mi hija) sobre la marcha:
El primero de ellos, y con el que mis peques fliparon mucho, es que Úrsula y Tritón son hermanos. El gran pecado de Úrsula fue nacer mujer, lo que impidió que ella llegara al trono: es una tía inteligente, con talento (para la magia) y ambiciosa, pero no tiene pito, así que nada de reinar, maja, que eso es cosa de hombres.
Y el segundo, y súper importante: Úrsula puede cambiar su forma en cualquier momento, como demuestra al final de la película adoptando la apariencia de una mujer joven y hermosa como Ariel. Pero a ella LE ENCANTA su cuerpo y lo disfruta, porque sabe que creer que «tan solo la belleza es más que suficiente» es de mentes de la complejidad de un pez. O un medio pez.
Pobres almas en desgracia es, probablemente, mi canción de Disney favorita de todos los tiempos.
Pocahontas 2 – No existe un único «verdadero amor»
Esta no la había visto, porque yo era de las que nunca se veía las segundas partes de los taquillazos (profundamente decepcionantes). Pero mi hija se empeñó el otro día en ver esta y ahí la pusimos. Me llevé una grata sorpresa. No porque la peli fuera buena, que es una patata como era de esperar, sino porque sacamos un par de ideas interesantes de ella, y os cuento la historia:
Pocahontas se encuentra entre dos hombres a los que ama de formas diferentes, y que también la tratan de forma distinta: mientras que John Smith intenta protegerla y salvarle la vida, Johnny opina que ella es libre de decidir su camino hasta las últimas consecuencias, incluso si la conduce a una muerte segura. Paternalismo Vs. respeto de libro. Pocahontas elige finalmente a Johnny. Vale que habría estado guay que se quedara soltera y tan majamente, pero ya que se ha quedado con alguien, apuntar que, además de que ese alguien se fue con ella (y no fue ella quien se quedó en el mundo de él, como hizo Ariel): 1, eligió al hombre que la respetaba como ser independiente de él; y 2, su «verdadero amor» era uno en una peli, y otro en la segunda. Es decir: no existe un único verdadero amor, puede haber más de uno, y ella se lo explica muy bien a John Smith en su despedida: «Una vez seguimos el mismo sendero. Yo ya sé a dónde pertenezco».
Brave – La obediencia se hereda de madres a hijas
A mí Brave es que me encanta, probablemente porque la disfruto sintiéndome identificada tanto en el papel de la hija como en el papel de la madre. Vamos, que la disfruto por partida doble.
Brave no solo nos habla del derecho a decidir, no solo con quién te casas, sino también del derecho a decidir no emparejarte y, sobre todo, llama la atención que por primera vez la relación importante, la que se pone en el centro, es la relación de la protagonista con su madre (¡Oh, dios mío, tiene madre!). Esta relación se rompe cuando Mérida se niega a obedecer los dictados de su madre para ser «una buena mujer, esposa y reina». Y cualquier mujer podrá hablaros de la importancia de este aspecto en la educación de las niñas, a quienes se nos ha enseñado (y aún se les enseña) a ser correctas y educadas sobre cualquier otra cosa. La madre, en la película, tiene su propio doble conflicto, porque por un lado «su hija será una maleducada y será culpa suya (de la madre)» y, por otro, «tengo que permitir que mi hija tenga la libertad que a mí se me negó».
El romper con este rol tóxico de educación femenina es lo que desencadena todo lo demás, y la conclusión de la historia es clara: libre antes que correcta.
Rapunzel – Contigo porque te quiero, no porque te necesite
El objetivo de Rapunzel, en esta versión de Disney, nunca es enamorarse ni encontrar un hombre que la rescate. De hecho, como demuestra pronto, es perfectamente capaz de salir de la torre ella solita: solo necesita un guía que la acompañe a ver los farolillos. En esta peli, además de que a él su guapura, chulería y masculinidad tóxica en general no le sirven de absolutamente nada, se cogen dos símbolos clásicos de «la feminidad» (énfasis en las comillas, por favor), como son el pelo largo y una sartén, y las convierte en el arma con que, no solo se rescata a sí misma, sino que termina rescatándolo a él.
Vaiana (Moana) – Nada de amor romántico
Vaiana tiene un punto muy, muy especial en Disney, y es que es la primera historia que se cuenta sin que el amor romántico haga aparición por absolutamente ningún sitio. En Frozen Anna tiene a Christoph; en Brave, Mérida no quiere casarse; en Lilo & Stitch, Nani tiene un «amigo especial». En Vaiana no hay NADA de eso: se puede contar una GRAN historia sin que haya romanticismo, coño ya. Vaiana no busca amor: se busca a sí misma y, no solo eso, sino que es la fuerza y sabiduría de su abuela quien la acompaña en su viaje. Esta película es una maravilla a tantos niveles que te abruma a poca sensibilidad que uno tenga.
Gracias por este post, ¡está genial!
21 abril 2020 | 12:16 pm
Es curioso pero se te ha olvidado mencionar la que da más enseñanzas valiosas de todas ellas: Mulán. Supongo que porque la tía se esfuerza y se lo tiene que currar, o quizás porque hay una malvada familia de por medio, y honor, o porque al final se enamore (tal vez) del capitán (aunque es él quien acude en su busca).
Estoy de eslóganes feministas de baratillo hasta el moño. De todas las que has puesto sin duda la mejor es Enredados, pero no veo por ningún lado el «Contigo porque te quiero, no porque te necesite». Si no lo necesita que baje Dios y lo vea…
El tema es que en una pareja se necesitan los dos. ¿Sabes? El rollo ese de la igualdad. La superioridad de una de las partes es machismo o hembrismo.
21 abril 2020 | 12:50 pm
Estoy de acuerdo. Mulan tiene mucho que ofrecer en este sentido. Buen análisis!
21 abril 2020 | 3:36 pm
Resumen:
Romanticismo = tóxico
Feminidad = mala
Películas sin personajes masculinos relevantes = igualdad
Películas sin personajes femeninos relevantes = machista
Estate soltera o échate novia, sino échate un novio débil, cualquier otra cosa es fomentar una relación machista.
Definición del feminismo actual…
22 abril 2020 | 7:45 am
Buen Post! Lo que está claro es que tenemos que seguir ayudandonos entre las mujeres.
05 marzo 2023 | 11:01 am