No sé si habéis visto ya (muy probablemente sí, porque todos compartimos la misma pesadilla, amigos) que Dora la Exploradora, la famosa serie infantil de Nickelodeon, estrena peli de acción real, de la que hace unos días se conoció el tráiler. Y dice muy agudamente mi compañera Madre Reciente que la peli de Dora es un remake de Cocodrilo Dundee, y oye, que tiene razón (y si no la creéis, ved el tráiler).
La cosa es que me quedé yo pensando el otro día, con la tontería, ¿qué fue de Paul Hogan, el mitiquísimo Mick «Cocodrilo» Dundee?
Cocodrilo Dundee, seguro que lo recordaréis, se estrenó en el ’86 y fue un taquillazo mundial. Recaudó más de 300 millones de dólares en todo el mundo, Hogan ganó un Globo de Oro por su papel de Mick Dundee y le nominaron a un Oscar. ¿A mejor actor? ¡No! A mejor guion, compartido con Ken Shadie y John Cornell (sí, Paul, además de ser el prota, era uno de los guionistas).
La segunda parte de Cocodrilo Dundee vio la luz en 1988, y recaudó otros doscientos millones de dólares. Hogan, un desconocido artista australiano, se convirtió casi de la noche a la mañana en una de las estrellas internacionales más brillantes de la década.
Sin embargo, el actor no llegó nunca a trascender al personaje, y Hogan nunca fue tan famoso como Mick. Aunque, eso sí, por voluntad propia. ¿Qué ha estado haciendo estos 30 años?
Pues Paul, que este año cumplirá OCHENTA AÑOS, Mari, que esto es de caerse de culo maemía, siempre se ha considerado escritor antes que actor.
Como te decía más arriba, no solo creó y escribió al personaje que le daría la gloria, sino que cuando llegó a ese punto ya había escrito y actuado en varios programas para la televisión. Después de Cocodrilo Dundee, rechazó varios proyectos que luego resultaron ser un éxito para apostar por sus propias ideas, cosa más que loable. Sin ir más lejos, le ofrecieron ser el personaje protagonista en Ghost, y lo rechazó para hacer Casi un ángel (1990).
Ghost, con Patrick Swayze, fue un exitazo absoluto e incluso fue nominada al Oscar a mejor película. Casi un angel fue un fracaso de crítica y de taquilla terrible. Relámpago Jack y Flipper son los otros dos títulos en los que se embarcó Hogan en la década de los ’90.
Elijah Wood and Paul Hogan in Flipper (1996) pic.twitter.com/ne6jA7JrYi
— Frame Found (@framefound) 22 de marzo de 2019
Finalmente, en 2001, arrancó Cocodrilo Dundee en Los Angeles. Y mal: era tarde para una tercera parte y pronto para la nostalgia. Fue la crónica de cómo cargarse a un personaje legendario.
En 2004 protagonizó junto a Michael Caton una comedia, Strange Bedfellows, que trata sobre dos veteranos «muy heterosexuales» que se hacen pasar por una pareja gay para aprovecharse de unas leyes ventajosas para ellos.
Y en 2009 protagonizó una historia padre-hijo con Shane Jacobson, Charlie & Boots, en la que Paul interpretaba a Charlie McFarland.
Lo último de Hogan es del reciente 2018, una comedia estrenada justo ahora hace un año en Australia, de nuevo junto a Jacobson, titulada That’s not my dog! (¡Ese no es mi perro!): una comedia en la que Shane (interpretándose a sí mismo) reúne en una fiesta a las mayores estrellas del cine, la televisión y la música australianas.
Como puedes ver, tampoco es que se haya matado a trabajar, pero él sostiene que, habiendo alcanzado la fama a sus 47 años ya cumplidos, simplemente se ha dado la licencia de hacer lo que quiere y vivir tranquilo.
Durante su época de esplendor como Cocodrilo Dundee, Hogan tuvo un par de ideas para conseguir aumentar su patrimonio.
Una de ellas fue fundar una empresa cinematrográfica en el ’93 que cotizaba en bolsa para financiar Lightning Jack (que, si es ahora, habría hecho un crowdfunding como todo el mundo). Recaudó 35 millones de dólares de los inversores, con el proyecto de destinar el 50% de la recaudación de la película a ellos y el otro 50% para el propio Hogan. Pero la película fanó solo 16 millones, y finalmente la empresa se excluyó de la bolsa de valores australiana en 2001.
Su otra idea tuvo más éxito: el mercado inmobiliario. Hogan comenzó a comprar e intercambiar propiedades a lo largo de toda su Australia natal y, empezando con una propiedad de 45,000 dólares, su última acción, en agosto de 2017, fue comprar como parte inversora en un sindicato el Queen’s Arms Hotel de Brisbane por 21 millones.