¡¡Ayyyy, Mariiiiii!! ¡¡Que emoción, por favor!!
¡¡Feed me, Seymour!!
Ay, por Dios, qué maravilla, madre mía.
La pequeña tienda de los horrores, remake del ’86 de la que fuera homónima 20 años antes (que ya estamos tardando en sacar la tercera, ¿eh?). Musical indescriptiblemente divertido, intrigante y sobrecogedor, desde el suburbio hasta algún lugar verde. O lo que es lo mismo: desde el Downtown hasta Somewhere’s that’s green (Nota: chascarrillo solo apto para auténticos fans). Letras de Alan Menken, música de Miles Goodman y un reparto sublime, desde los principales hasta los extras, pasando por cada cameo. Magníficos.
Brillaron entre sus estrellas un Rick Moranis cuasi adolescente, el veterano Vincent Gardenia (quien, por cierto, falleció sólo seis años después) y un joven, macarra y psicópata Steve Martin, irreconocible con el pelo negro y que fue el primero en irse a la cazuela (por cierto, ¿qué fue de Rick Moranis?).
Y entre la testosterona y Rick Moranis estaba ella: Ellen Greene, la protagonista femenina en su papel de Audry:
La estética de Audry, basada en un enorme pecho encorsetado en el más choni vestido de leopardo que el cine haya conocido jamás, combinado con un pelucón rubio Barbie que dañaba la vista, contrastaba de pleno con el carácter dulce y bondadoso y el alma frágil de una Audry cuyos sueños y aspiraciones parecían escapar a las posibilidades de «otra golfa de los suburbios». La melancolía que la consume a ella por tener que apagar su colorido espíritu en un lugar gris, y la melancolía que consumía a Seymour por amarla locamente y no considerarse merecedor del amor de ella, eran el leitmotiv de la película.
Bueno… Y la malvada planta extraterrestre carnívora, claro. La planta también.
En fin, todos recordamos (imposible no hacerlo) a la dulcérrima y estrambótica rubia de La pequeña tienda de los horrores. ¿Qué hizo después? Lee el resto de la entrada »