Empezabas la película partiéndote de risa con el humor hilarante de Guido (Roberto Benigni) y terminabas sin pañuelos ni whisky que pudieran darte consuelo. Todos -o los que tenemos corazoncito, al menos- lloramos a moco tendido con La Vida es Bella: la historia de un hombre, Guido, que desafía los convencionalismos para conquistar al amor de su vida, Dora (Nicoletta Braschi) y que más tarde, ya convertido en padre del hijo de ambos, Giosuè (Giorgio Cantarini) va más allá y convierte un campo de concentración en una zona de juego para su hijo, hasta sus últimas consecuencias. Madre mía, sólo hacer la sinopsis ya me apetece llorar. ¿Dónde está ese whisky?
El pequeño Giorgio nació en abril de 1992, de manera que contaba sólo cinco añitos cuando hizo llorar a millones de personas al grito de «¡Buenos días, princesa!». Pero, ¿qué fue de él después?
Bueno, pues poco después, en el año 2000, lo pudimos ver muy brevemente en la película Gladiator, también exitazo de taquilla, aunque en un papel mucho más modesto: interpretaba al hijo de Máximo (Russell Crowe) y en 2001 participó en En el amor y en la guerra, de J. K. Harrison, una película para televisión.
Desde entonces y hasta la actualidad se le ha podido ver haciendo alguna aparición esporádica en la televisión italiana. En 2005 concursó en Ballando con le stelline, la versión italiana de Dance with the stars. También ha participado en cortos y en alguna producción de cine independiente.
Actualmente, la forma más fácil de seguirle la pista es a través de su instagram. ¿Cómo ha crecido? Pues vaya… ¡Cómo ha crecido!
Lo mismo sale posando de guapete que haciendo el tonto. Aunque entre foto y foto va dejando caer que tiene planes de volver a meterse en el mundo de la actuación profesional más intensamente. Últimamente ha compartido alguna foto durante el rodaje de su actual trabajo, Il dottore dei pesci, un corto de Susanna della Sala
Y entre fotos de #foodporn, paisajes y selfies, de vez en cuando deja caer algún vídeo. Lo cual se agradece, por cierto, aunque sea por constatar el sentido del humor que se gasta el muchacho.
A mí esto me encanta, porque este chico ya puede crecer veinte años, dejarse melenas y hasta barba si quiere, pero de esos ojos saltones de inocente no se va a deshacer en la vida. Lo cual es un poco faena, porque algunos nunca dejaremos de ver en ellos al niño que se reencontró con su madre frente a un tanque… En serio, ¿dónde está ese whisky?
Se le quedó cara de aducido desde lo del tanque.
04 junio 2017 | 10:03 am
@ Dice ser Sabu
XDDDDDDDDDDDDD
04 junio 2017 | 1:09 pm
se quedó con la cara de los 1000 puntos
04 junio 2017 | 8:28 pm