Tengo que reconocerlo: el mundo del saxofón tuvo un antes y un después en mi vida con Kenny G. Hasta entonces era un instrumento con el que no sentía demasiada empatía. Y entonces llegó él, con su melena rizada a lo Rambo y sus sensuales melodías. Sus canciones no necesitaban letra ni voz, eran románticas por sí mismas.
Con su cuarto disco, Duotones (1986), tocó la nota apropiada, dio con esa misteriosa fórmula que proporciona el éxito mundial. Acompañó su saxo con una batería suave y unos teclados al uso y consiguió lo impensable: su disco, casi enteramente instrumental, vendió 4 millones de copias solo en Estados Unidos, situándose en lo más alto de las listas de éxitos, compitiendo codo con codo Madonna o Michael Jackson. Era Kenny G.
Dirk Benedict tiene ya la friolera de 71 años. Por casualidad vi esta foto suya recientemente y me quedé francamente admirada. ¿Qué hace este hombre para conservarse tan bien? ¿Duerme en un tarro de formol?
Dirk Benedict en una imagen de 2012.
Es obvio que ya no es un mozalbete pero para mí es el mejor ejemplo de cómo envejecer bien, siendo tú mismo, con más arrugas, con más edad, pero sin perder la identidad. Vamos, todo lo contrario que lo que hablé en otro post respecto a Geena Davis.
Si Dirk se ha operado, si ha echado mano del bótox, del ácido hialurónico o se ha hecho vudú, que me pase la receta que yo me apunto.
De piedra. Así me he quedado cuando he visto en el último tráiler de El exorcista, el remake de la famosa película que Fox relanzará en otoño en forma de serie.
El escalofrío no ha sido por la atmósfera tenebrosa ni por el hecho de que se hayan atrevido a rehacer uno de los peliculones de la historia del cine. El susto me lo ha dado Geena Davis.
Geena Davis en ‘El exorcista’. (FOX)
Sé que a los 60 años no podemos permanecer frescas como lechugas. Sé que Geena Davis,esa pedazo de mujer, alta como una torre y voz perruna, no puede conservar para siempre la belleza que le llevó a trabajar como modelo en su juventud. Y sé que es libre de hacer con su organismo lo que le venga en gana, pero me da la sensación de que ha pasado por el mismo quirófano en el que se operó Carrie Fisher. Ay, me duele el alma.
Durante mucho tiempo Miriam Díaz-Aroca fue uno de los rostros más presentes en televisión, una presentadora amable, cariñosa, muy niñera y carismática, y al mismo también demostró ser una mujer sensual y atractiva.
Yo la recuerdo especialmente como presentadora de Cajón desastrey deUn, dos, tres…a finales de los 80 y principios de los 90. Fue su gran momento: en 1991 Pedro Almodóvar la llamó para interpretar a una locutora para sordos en Tacones lejanos y al año siguiente Fernando Trueba le ofrecería el que sin duda fue el papel de su vida: Clara, la joven viuda de Belle Époque.
La televisión fue sin duda su gran medio pero es tirana con las mujeres que dejaron atrás su juventud, y eso que Miriam se conserva fenomenal a sus 54 años, sigue tan guapa como siempre, si no más. A las pruebas me remito:
Este viernes 8 de julio estamos de cumpleaños. Hace 20 años que Wannabe de las Spice Girls irrumpió en el mundo. Me siento antigua. ¿Tanto tiempo ha pasado? ¡Dos décadas!
Pues sí, dos décadas desde que aquellas cinco chicas elegidas para competir con las boy band se convirtieron en un fenómeno sin precedentes: en pocas semanas Wannabe se convirtió en el single debut de un grupo femenino más exitoso de la historia, número 1 en 31 países y ocho millones de discos sencillos vendidos en todo el mundo.
Muchos otros grupos creados ‘ad hoc’ lo habían intentado sin éxito, pero los productores Chris y Bob Herbert dieron con la clave: cinco chicas muy atractivas y atrevidas, cada una con una identidad y una imagen muy estereotipada, y una melodía alegre, desenfadada y muy pegadiza. Melanie Chisholm, Victoria Adams, Geri Halliwell y Melanie Brown entraron por casting. Emma Bunton fue una incorporación de última hora para sustituir a Michelle Stephenson, elegida inicialmente con las demás pero que finalmente fue descartada.
Spice Girls
Había una chica deportista, otra pija, una pelirroja, una de estilo añinada y la última un poco ‘salvaje’. Era fácil que el público se identificara con alguna de ellas, cada uno tenía su preferida, juntas eran explosivas. Causaron furor en los cinco continentes. Habían nacido cinco estrellas ‘muy picantes’.
Un día charlaba con una compañera de redacción sobre los One Hit Wonders, esos artistas que ganan la fama mundial con una sola canción y luego desaparecen de la faz de la Tierra.
Me vino a la cabeza un pelotazo de los años 90. Era este:
¡MC Hammer!
Era el pionero del pop rap, una especie de hip hopero comercial que vendió más de 50 millones de singles con esta canción, tan pegadiza como impronunciable. Su movimiento de pies me dejaba loca.
Sus pantalones bombachos eran su sello de identidad y sirvieron de inspiración para uno de los personajes más carismáticos de Disney: Aladdin.
En plena recta final para los Juegos Olímpicos de Brasil no deja de venir a mi memoria un momento muy peculiar y entrañable de mi infancia, en la que una canción brasileña y un baile muy sensual causó auténtico furor: la lambada.
Portada del disco que dio a conocer la lambada en todo el mundo.
Era 1989 y todo el mundo quería aprender a bailar la lambada. Me recuerdo practicando con mis amigas en el patio del colegio, todas queríamos llevar esas minifaldas con vuelo y tratábamos de imitar ese peculiar movimiento de ola con nuestra compañera de baile, en mi caso con bastante torpeza.
Se hizo hasta una descabellada película que incluía mensaje ecológico y todo: El baile prohibido (1990).
Eran los años de Dirty Dancingasí que vivíamos una auténtica fiebre con este tipo de bailes pegados, totalmente ignorante en mi caso, angelito, de toda la carga erótica que llevaba detrás. Además las telenovelas estaban en pleno auge, lo latino estaba de moda.
En realidad la lambada ya existía como ritmo y como baile desde los años 70, pero para mí es sinónimo de la canción que lanzó este ritmo al estrellato mundial en 1989, y que en realidad se titulaba ‘Chorando se foi’ (llorando se fue). A su vez, esta canción del grupo musical Kaoma era la versión de una canción boliviana de otro grupo llamados Los Kjarkas, de la que yo al menos no tenía ninguna constancia.
Los Kjarkas demandaron al grupo Kaoma y ganaron el juicio: recibieron una jugosa indemnización por los daños causados por la versión brasileña.
El videoclip de la canción no fue menos famoso. En él, se relataba el amor infantil entre dos niños con una naturalidad y un desenfado que no se yo sí sería censurado hoy en día, con trenecitos y todo.
Aquellos niños eran Washington «Chico» Oliveira, de 12 años y Roberta de Brito, de 10. Aquel tema les lanzó a la fama y junto formaron el dueto Chico y Roberta; publicaron varios discos, disfrutaron de unos años de éxito y después, pasada ya la fiebre, el grupo se disolvió.
Chico y Roberta, cuando eran niños y ya adultos.
En cuanto al grupo Kaoma, lanzaron otros sencillos como Dançando Lambada y Mélodie d’amour, que tuvieron buena aceptación aunque no pegaron tan fuerte como el tema principal.
Su cantante, Loalwa Braz, lanzó en 2003 un disco llamado Recomeçar, un mosaico de canciones compuestas por ella con la colaboración de artistas de diversas culturas, entre los que se encontraba Carlinhos Brown.
Sigue trabajando en la música étnica pero jamás ha podido igualar ni de lejos los 25 millones de discos vendidos en todo el mundo con la lambada, con el que Kaoma recibió más de 80 discos de oro y platino.
En la actualidad la lambada sigue sonando en algunos sitios brasileños, y artistas como Alefone hacen fusiones de lambada y otro tipo de melodías.
En 2011 Jennifer Lopez usó el tema original Llorando se fuecomo base de su canción On the Floor, generada a partir de un remix e interpretada al lado del cantante Pitbull; fue uno de los éxitos musicales de ese año.
El cantante puertorriqueño Don Omar también trasformó la versión original boliviana de la misma canción para su tema Taboo.
