Netflix se animó a mostrar el frikismo más puro el pasado 28 de agosto con su nueva película, Orígenes secretos, basada en la novela homónima de David Galán Galindo y dirigida por él mismo. Javier Rey, Verónica Echegui y Brays Efe son los protagonistas, y cuenta con la participación de otros actores de renombre como Antonio Resines, Ernesto Alterio o Carlos Areces.
Sin duda, es un proyecto interesante. A priori. Un policía que tiene que trabajar con un compañero de lo más geek para resolver el caso de un asesino en serie que comete crímenes basados en diferentes orígenes de superhéroes. Pero que nadie espere un anime de imagen real o un frikismo al nivel de The Big Bang Theory.
Es una película que hay que saber ver, pues lo que he sacado en claro es que está dirigida a un público muy general para que cualquiera la pueda disfrutar y entienda la mayoría de las referencias. Pero, un friki como yo, lo ve de una forma muy distinta.
¡Cuidado con los spoilers!
Orígenes secretos tiene un frikismo cogido con pinzas. Mayoritariamente se centra en el mundo de los superhéroes de Marvel y DC, pero también toca palos como el manga y el anime o los libros de fantasía de J. R. R. Tolkien.
Javier Rey interpreta a David, un policía que forma equipo con Jorge (Brays Efe), el hijo de su excompañero Cosme (Antonio Resines). El segundo personaje, cargado de todos los estereotipos (gordo, poco sociable y, evidentemente, friki), es quien va detectando en qué superhéroe se basan los crímenes para averiguar cómo será el siguiente asesinato e intentar evitarlo.
El problema de los clichés es un detalle a destacar que me hizo salirme de la película. Pensé que era una historia que pretendía desmitificar algunas ideas de este mundo que parece extraño para muchos, pero creo que me equivoqué, y eso me decepcionó.
En general, hay personajes que cumplen con todos los tópicos. La única escena en la que intentaban derribar algunas de estas barreras es en la que Brays Efe le dice a Javier Rey que todos son personas normales, con sus profesiones y su vida montada, pero poco más. En definitiva, mi condición de friki fue un hándicap para disfrutar de Orígenes secretos, ya que creo que no me vi representado ni sentí que mi mundo se viera desmitificado.
Aun así, he leído críticas que se toman los estereotipos como usados aposta a modo de parodia, pero no solo sobre el mundo de los cómics, sino sobre la estructura de la película en general. Porque ni que decir tiene que la relación entre David y Norma (Verónica Echegui) surge tan de la nada y tiene un tiempo en pantalla tan reducido que parece incluido totalmente como exageración de un cliché. Quizá es que no supe interpretar bien la intención de la película.
Al margen de tópicos, pero sin alejarse demasiado de la cultura friki, en la historia se profundiza poco en las referencias a este mundo: un par de trajes de personajes de anime y hablar de Gantz y Berserk fueron algunas de las escasas referencias al manga que advertí; no hace falta ser un experto para ver que el hacha de leñador sacada del cobertizo de mi tío no encajaba con las armas de El señor de los anillos; y bueno, puedo asumir que no todo el mundo sabe cómo murieron los padres de Batman, pero desde que David habla del asesinato de sus padres en los primeros minutos ya pillé la referencia, algo que los personajes tardaron en descubrir.
No digo que sea el friki más friki del universo y sepa tanto de cómics o manga que las referencias de Orígenes secretos se me queden cortas (de hecho, considero que tengo un conocimiento muy superficial). Lo que creo, y repito, es que esta película no está hecha para geeks, sino para que el público general la disfrute y conozca e intente comprender más estos mundos. Quizá tenga que animarme a leer el libro para encontrar lo que estoy buscando, todas esos detalles de los cómics y el manga que estoy convencido que conoce su creador, David Galán Galindo.