Lobita, Porki, Gaudio y Pupo vuelven, capitaneados por Kipo, en la segunda temporada de Kipo y la era de las bestias mágicas que se estrenó el 12 de junio en Netflix. Tras una primera temporada brillante que dejó la historia en su punto más alto, esta serie de animación de Dreamworks retoma la trama donde la dejó ofreciendo acción y aventuras desde el minuto uno.
Me declaro un fan incondicional de la serie, ya lo comenté, pero eso no quita que vea los fallos. Quizá porque me gustó la primera parte y porque esperaba con ansias una continuación, he visto luces y sombras en estos nuevos 10 episodios.
¡Cuidado con los spoilers!
La temporada dos de Kipo y la era de las bestias mágicas sigue el mismo camino que la primera, con su banda sonora fascinante y cañera (solo hay que ver el tráiler para ver el estilo que lleva) y sus criaturas sorprendentes. Viendo todos los capítulos queda claro que la serie tenía mucho más que contar y que la historia daba de sí, pues aún había que conocer muchas cosas sobre la familia de la protagonista y del pasado de sus compañeros.
Sin embargo, quizá la ficción no daba para 10 episodios más. Eso es uno de los problemas que más abundan en las series: la necesidad de adaptarse a unos determinadas cifras de capítulos o de duración de los mismos que hace que se reduzca la calidad de la obra.
Después de continuar por donde se quedó la trama, da la sensación de que los personajes están durante unos pocos episodios moviéndose de forma muy plana, como si estuvieran realizando una misión sencilla y obligatoria. «Ve a este sitio, habla con esta persona y te ayudará» es la mecánica constante de la primera parte de la temporada, todo causado por Kipo y sus poderes de mutante.
A mi parecer, la historia avanza a marchas forzadas y con un desarrollo simple, pero de fondo se continúa construyendo una historia mucho más profunda. Porque, volviendo a las cosas positivas de la segunda temporada, como ya he mencionado, todo lo que concierne al pasado de Kipo es una sorpresa constante que estalla al espectador en la cara sin darse cuenta.
La historia de su padre y su madre, dónde (y cómo) están ahora o la relación que los une a Vilmagno son giros inesperados del guion de los que aún queda mucho por saber en una posible tercera temporada. Pero otro de los puntos favor también es el cómo juega con la dualidad de algunos personajes, haciendo que el espectador dude al mismo tiempo que los personajes de si los malos se han vuelto buenos o si los enemigos de verdad están ayudando.
Está claro que aún hay historia para rato, pero habrá que ver qué le queda por explorar a Kipo en la superficie y qué le falta por conocer de su historia como mutante. Aunque, si se puede pedir, echo en falta que lleguen nuevos personajes al plantel de protagonistas, como Jamack, la rana que comenzó siendo un rival, o Troy, el interés amoroso de Gaudio.
Habrá que esperar para saber si llega una tercera parte de Kipo y la era de las bestias mágicas, una temporada que seguro seguirá la estela de calidad de la serie y mostrará cómo en este mundo postapocalíptico los mutantes no son las únicas bestias despiadadas…