23 años han pasado para ver un sueño como este cumplido. El gran Final Fantasy VII que salió en 1997 para PlayStation ha recibido por fin un remake en PS4 este 10 de abril. Era un título muy esperado, una nueva versión del que para muchos es su juego favorito de la famosa saga de rol. Por ello, este es uno de los títulos obligatorios de la consola de Sony.
Como era de esperar, Final Fantasy VII Remake prometía una aventura espectacular y, a la vez, era una reedición peligrosa por todo lo que los fans conocen su edición original. Aun así, Square Enix lo ha conseguido solventar con soltura, con más o menos errores o malas decisiones, pero resultando en un juego muy recomendable que hace a los nostálgicos revivir las sensaciones de 1997 a la vez que están jugando a un título nuevo.
Cloud, Barret, Tifa y Aeris vuelven a empuñar sus armas (aunque en el caso de Barret su puño y su arma son lo mismo) para superar los peligros de Midgar y enfrentarse a la compañía Shinra. Pero esta vez se acabó su aspecto poligonal y se nota que los personajes y el universo han sido creados con mucho mimo (el mismo que en el título original, pero con 23 años de cambios tecnológicos más). El mundo de Final Fantasy VII Remake da una sensación de amplitud y realismo alucinante, algo que con ayuda de una buena televisión y un sonido envolvente te haría sentir que estás dentro del juego.
Pero el asombroso nivel de detalle no abarca solo a lo visual, también a la trama. Según declaró Yoshinori Kitase (productor) y Naoki Hamaguchi (codirector) a 20minutos.es, este juego de PS4 se ha permitido el lujo de desarrollar aspectos que, antes, por falta de tiempo y medios, no se habían contado, como es el caso de los demás integrantes de Avalancha: Jessie, Biggs y Wedge. Esto es de agradecer enormemente, sobre todo en lo que se refiere a dar más protagonismo y profundidad a otros personajes, pero también deja en ciertas personas la sensación de un chicle estirado.
Y es que este remake, que es solo la primera parte que termina cuando los personajes ponen un pie fuera de Midgar, dura unas 40 horas sin ser el juego completo, mientras que el original de PlayStation podría completarse en ese tiempo. Básicamente, un título de 1997 que se ha dividido, con los añadidos que se incluyen, en varias entregas que casi podrían terminar triplicando su duración. Esto es una noticia que se puede tomar de dos formas: genial, más contenido extra que conocer y disfrutar; o capítulos de relleno que no hacen sino estirar la trama.
Bueno, mi sensación es un poco a medias. Las novedades de Final Fantasy VII Remake, por lo general, están bien justificadas y aportan bastante profundidad a la historia. Pero hay otras, como algunas misiones secundarias, que lo único que hacen es rellenar horas y no tienen un objetivo para nada relacionado con la trama. De hecho, hay varios capítulos en los que te dicen «haz algún encargo» y, básicamente, el juego se detiene y te da la posibilidad de completar estos retos antes de seguir. Y, si continúas, te avisan de que no podrás volver a hacer lo que tenías pendiente.
El fallo es, quizá, que hayan alargado ciertas partes para hacer diferentes entregas. Una buena reedición del original en un único disco, incluyendo más historia como han hecho, habría sido mucho más redondo. Aun así, los desafíos más largos, las misiones añadidas y demás contenido nuevo también hacen a Final Fantasy VII Remake un gran juego.
El mayor damnificado de esta división es Red XIII, un personaje principal que se incluye casi al final de este primer título y que, quizá por su breve participación o por falta de tiempo del equipo, ni siquiera es manejable. Relegar uno de los protagonistas a un combatiente de apoyo es algo que no ha gustado a muchos, como es normal, pero en próximas entregas de Final Fantasy VII Remake eso se solventará y llegarán más personajes, como buen juego de rol.
Pero la gran novedad, lo que para mí ha sido la mejor decisión, la joya de la corona de esta reedición, es el sistema de combate. Square Enix ha dado un cambio a sus peleas, sobre todo comparándolo con las batallas por turnos del título original, y ahora son más frenéticas y ofrecen una libertad de movimiento y de acción que aportan realidad a la historia. Esa era la intención que tenían sus creadores, alejarse de las transiciones al cambiar de pantalla y hacer que todo el entorno, tanto la exploración como los combates, se desarrollaran de igual forma.
De este modo, la mecánica consiste en pelear, a distancia o cuerpo a cuerpo, contra los enemigos para ir rellenando la barra de BTC (Battle Tactic Combat) que permite realizar otras acciones como utilizar magias, curar, hacer ataques especiales o invocaciones. En este contexto, este sistema es bastante similar al que lleva años usando otra de las famosas sagas de juegos de rol, Tales of: peleas en tiempo real con una barra para realizar movimientos especiales.
Todo un juegazo, obligatorio si te gustó el original o si eres fan de la saga Final Fantasy. La mayor pega es su división en varias entregas y que tengamos que esperar tanto para las siguientes. Y mención especial a Tifa, que ha vuelto a demostrar que es uno de los mejores personajes de los videojuegos y que reparte golpes a diestro y siniestro (con el equipo que le puse, era más fuerte que Cloud y prácticamente la manejaba a ella todo el rato).