Después de echarle horas y horas en 2006 a Animal Crossing: Wild Word, la Nintendo DS se convirtió prácticamente en una extensión de mí, un objeto obligatorio en mi mesilla para poder cazar insectos o pescar un poco antes de dormir. De verdad, le eché muchas horas a un título que llega un momento que no tiene más que ofrecerte a excepción de tareas que ya has estado haciendo antes.
Sin embargo, esto no me ha pasado ni de lejos con Animal Crossing: New Horizons para Nintendo Switch, aunque quizá a se deba que por aquel entonces tenía 14 años menos. Apenas una semana he jugado a esta nueva entrega que salió el pasado 20 de marzo. ¿La principal razón? Lo capado que está el juego.
¡Dos personas usando la misma consola vivirán en la misma isla, serán vecinos! Podía sonar hasta interesante, pero para nada, porque está bastante mal planteado, en mi opinión. Lo que hace uno no lo puede hacer el otro: si un jugador recoge las frutas, el otro no tendrá para él, resultando en una escasez de recursos importante. Por lo tanto, si no hay suficientes piedras o pepitas (objetos que escasean más), no se podrá avanzar. Es bastante frustrante tener que jugar a medias para que más personas puedan disfrutarlo, deja una sensación de juego inacabado.
Animal Crossing: New Horizons coloca al jugador en la piel de una persona que acaba de llegar a una isla desierta que se está repoblando. Entonces, tiene que esforzarse por traer más vecinos, decorar la isla y construir y mejorar edificios como el museo, la tienda, etc. Además, ha de trabajar en su propia casa e ir haciendo una gran lista de ‘recetas’ de bricolaje para tener más objetos de todo tipo: desde herramientas hasta muebles.
Pero en este aspecto también afecta que haya más personas jugando, pues si viven en la misma isla, solo uno podrá construir el museo y hacer las tareas. El título te va ofreciendo mejoras conforme pasan los días como la inclusión de vallas o herramientas necesarias como la pala o la pértiga. Tom Nook es el mapache que actúa como líder y te da todos estos añadidos, pero apenas ofrece nada al segundo jugador, que simplemente entra a su isla y descubre todas las cosas nuevas que se pueden hacer y que ya ha empezado a hacer el otro.
De este modo, parece que Animal Crossing: New Horizons no es nada agradecido con la persona que juega última, pero tampoco con la primera, que tiene que limitar sus acciones. Aun así, el segundo es el que se lleva la peor parte y tiene la sensación de estar manejando a un PNJ (personaje no jugable) con un mínimo poder de decisión, es decir, como cualquier vecino allí presente.
Esto choca bastante con la forma en la que Nintendo tiene planteada la Switch, pues es un dispositivo híbrido que puede actuar como consola de sobremesa o como portátil. Por ello, títulos como Pokémon Espada y Escudo, saga en la que nunca se pudo guardar dos partidas diferentes, se han adaptado a Nintendo Switch y permiten una por usuario registrado en la consola. ¿Tan difícil era hacer eso? En este sentido, parece que Animal Crossing: New Horizons se ha quedado corto al evolucionar desde sus títulos de DS o 3DS.
Además, esta limitación de acciones para varios usuarios afecta enormemente a la experiencia, pues menos cosas que hacer desemboca en menos horas jugando, algo extraño cuando acabas de comprar cualquier título. Esto provocó que, tras tres días usándolo un par de horas o tres diarias, redujera mi consumo del juego a menos de una hora, pues poco más se podía hacer en la isla. Esto me dio la sensación de que parecía más un título de móvil al que le dedicas un ratito al día.
Pero no solo le pongo pegas a este nuevo título de la saga, también tiene aspectos muy buenos, como la enorme belleza visual y la libertad creativa que ofrece. En ese aspecto sí que ha evolucionado mucho y ha aprovechado las características de la Nintendo Switch para dar la posibilidad de decorar enormemente tanto la isla como la ropa. ¿Quieres hacer tus propios diseños de moda? Este es tu juego. Esto, unido a la conexión a internet, hace que puedas compartir tus creaciones con cualquiera y puedas llevar ropa elegante, un vestido de Chanel o incluso los trajes de tus personajes favoritos como Link (The Legend of Zelda), Red (Pokémon Rojo y Azul) o Goku (Dragon Ball).
La tranquilidad que transmite la saga Animal Crossing en general, y esta entrega en particular, es uno de sus puntos fuertes y una de las razones de que encante a determinados jugadores. Una vida de ensueño en una isla paradisíaca con tareas sencillas y livianas que potencian la imaginación y la creatividad, una mecánica perfecta para desconectar de la rutina diaria.
Sin duda, es un juego que ha gustado a muchos. No en vano, las redes sociales se están llenando de capturas del juego de todos esos usuarios que lo están disfrutando. De hecho, esa limitación del juego ha impedido que ahonde más en él y quizá me haya perdido algo grande. Pero, sencillamente, no me ha convencido, mayoritariamente por el tema de compartir isla. Pero quién sabe si Nintendo terminará reflexionando e incluyendo una actualización que permita tener una partida por usuario…