En caso de duda, dispare al mensajero. Es el lema de Sarah Palin, la política republicana que tras perder las elecciones contra Obama critica día sí y día también a quienes la criticaron. Y apunta, de forma reiterada a los blogs.
Sigo sin entender a quienes, para bien o para mal, confunden una plataforma o formato de publicación con los contenidos que aloja. Ni todos los blogs son iguales, ni todos los que los alimentan siguen los mismos criterios éticos.
Es toda una injusticia meter a todos en el mismo saco para dedicarles lindezas como las de la gobernadora de Alaska, por muy mal que lo hicieran algunos. En la Fox Palin dijo que los bloggers «son niños en pijama que se sientan en el sótano de sus padres para escribir». Y hoy criticaba a esos «bloggers anónimos y patéticos» que dicen que su hija de 9 meses es en realidad el retoño de otra de sus hijas. Todo un culebrón.
No se quejó tanto cuando las teles e Internet la convirtieron en una estrella mediática de la noche a la mañana. Hay que saber aceptar mejor las derrotas.
Dicho lo cual, hay que reconocer que el número de bulos sobre ella distribuidos en la red podrían explicar parte de este cabreo. Según Snopes (herramienta ideal para localizar engaños virales) desde que se lanzó a la campaña electoral a Palin le han acusado de censurar decenas de libros, usar la bandera estadounidense como bikini, ser una estudiante mediocre… Lo que tiene que aguantar uno por ser personaje público.
Foto: Una Pajama party (¿no están un poco mayores para eso?)