Juan Carlos Escudier

Archivo de septiembre, 2007

Menos líder que ayer y mucho menos que mañana

La han preguntado a Rajoy si se veía menos líder que ayer y algo menos que mañana, en una singular versión de ese lema que acompañaba a las medallas de regalo del Día de la Madre. El del PP ha dicho que está mejor que nunca, lo cual tampoco aclara mucho las cosas. Al parecer, el liderazgo se mide ahora en los toros, y por eso el gallego se va este fin de semana a Ronda para enseñarle a Sarkozy la diferencia entre un pase de pecho y una media verónica en la tradicional corrida goyesca y hacerse con él la foto en el tendido. De los miuras que tiene en casa debe de estar hasta el gorro.

Rajoy nunca ha sido un líder clásico. De hecho, jamás ha respondido al arquetipo que patentó su antecesor, un señor bajito y siempre cabreado, que convenció a todos de que era un estadista porque una vez puso los pies encima de la mesa en una reunión del G-8 mientras se metía un habano entre pecho y espalda y le reía las gracias a Bush. No se sabe si el PP tiene con Rajoy lo que se merece pero lo que está claro es que este hombre no se merece a algunos de sus compañeros de viaje. Es difícil mantener el rumbo cuando se nada entre pirañas.

Lo de esta gente de la derecha es para nota. Su Julio César tiene muchos Brutos con el puñal apretado bajo la toga, pero no para atravesarle a él -al que ya consideran un difunto- sino para darse matarile entre ellos a una señal convenida. El último acto de este drama acumula tanta sangre que no será apto para todos los públicos.

Entre tanto, el muerto que todos matan no es que tenga buena salud, sino que hace que no se entera del cáncer de páncreas. Hoy se ha reunido con su grupo parlamentario. Lo que ha trascendido no han sido sus quejas por las puñaladas traperas de sus ávidos sucesores sino el “punto clave” en el que basará el PP su campaña. Sostiene Rajoy que la mayor preocupación de él y de su partido es el bajo nivel adquisitivo de los salarios, de lo que se deduce que hará todo lo posible para que suban los sueldos. Vivir para ver. En la CEOE deben de estar dando palmas con las orejas.

¡Bienvenidos al infierno!

La interminable campaña electoral que se inició en 2004 vuelve a reproducirse como las cabezas de una hidra fecunda que no se toma vacaciones. ¡Bienvenidos de nuevo al infierno! Este país debe de ir como un tiro porque lo aguanta todo, incluido la procelosa actividad de nuestra clase política, bronceada al sol que más calienta y dispuesta a convertir los seis meses que restan para las elecciones en el Juicio Final. Afortunadamente, una mayoría escuchamos Radio Olé. Eso nos salva.

La cosa está como sigue: En el PSOE, Zapatero ha cortado la cinta de las promesas con algunos directos al hígado de los pensionistas, que son gente que se rinde al primer talonazo. El de Valladolid cortó por lo sano en Navarra pero le ha crecido algún enano en el País Vasco, donde Rosa Díez, que se ha forrado el riñón como europarlamentaria socialista mientras le comía la oreja al PP, ha dicho que se va antes de que la pusieran en la puñetera street. En el nuevo partido de Savater se espera también a Gotzone Mora, una señora que cobra de los ‘populares’ y que esperará para darse de baja en el PSOE a que los estrategas de Génova lo estimen oportuno. ¿En octubre? Quizás.

El renovado Gobierno afronta la recta final sin presiones añadidas. Hasta UPN reconoce que no se ha entregado Navarra a ETA y que la rendición era un cuento chino de Acebes, que es como Perrault con una Caperucita Rubia sacada de El Mundo. Nos hallamos ante Zapatero I, el implacable, el apresador de terroristas más rápido al norte del río Tajo. Como España sigue íntegra y no se ha roto por el Ebro, en el PSOE se confía en que Solbes les gane las elecciones, que para eso crecemos al 4% sin despeinarnos.

En el PP también pinta en bastos. El senador Fraga, que en su epopeya de morir con las botas puestas se ha puesto a pegar mandobles como un enajenado, se ha empeñado en mover la silla a aquel consejero al que años atrás le diera la receta para triunfar en política siendo de derechas: “Cásese, Mariano”. Lo que es la vida, el hombre que fue incapaz de ordenar su sucesión aconseja ahora a Rajoy que se aplique el cuento. A Gallardón, que empezó a jugar a los delfines al mismo tiempo que a las chapas, le ha venido de perlas el arranque de Fraga.

Rajoy, una gacela Thompson en una convención de leones, tiene pocas posibilidades de sobrevivir, salvo que gane las elecciones. Si esto llegara a suceder habría que empezar a creer en los milagros, porque un triunfo de la mano de Acebes y de Zaplana sólo podría explicarse por causas sobrenaturales.

El panorama en IU no está mucho más despejado. Hace algún tiempo, el hoy concejal madrileño Ángel Pérez se inventó el mejor lema de campaña: “Vota IU, es tu última oportunidad”. En esta ocasión, posiblemente lo sea.

Para calentar el semestre el ex diputado Felipe Alcaraz ha recordado que Llamazares no da la talla, lo cual, a la vista de su altura, es una obviedad manifiesta. Se relanza en consecuencia la idea de que el actual coordinador no sea el candidato en beneficio –o suplicio- de la actual alcaldesa de Córdoba, Rosa Aguilar. En su momento Llamazares estaba dispuesto a tragar con el sapo a cambio de mantenerse al frente de IU, cuya anorexia hace temer por su vida. El desenlace no se hará esperar.