¿Valió la pena?
¿Valió la pena esperar en los consulados
Un momento de buen humor de la funcionaria,
Y en la estación esperar el tren con retraso,
Ver el Etna con su capucha japonesa,
Y París al alba, cuando de la oscuridad emergían
Las convencionales cariátides de Hausmann,
Entrar en restaurantes baratos,
Donde el ajo olía triunfal?
¿Valió la pena ir en metro
Bajo tierra de no sé ya qué ciudad
Y observar las sombras de mis antepasados,
Volar con un pequeño avión sobre un incendio,
O apenas respirar durante tres meses,
Casi no existir, haciendo trémulas preguntas
Olvidando la incomprensible acción de la clemencia,
Leer en los periódicos sobre la traición, el asesinado?
¿Valió la pena pensar y recordar, sumirse
En el sueño más profundo, donde se prolongaban
Grises pasillos, comprar negros libros,
Anotar tan sólo imágenes sueltas
De un caleidoscopio más rico que la catedral
De Sevilla, que no he visto?
¿Valió la pena partir y volver, valió la pena?
Sí no sí no
No tachar nada.
«Los poemas son breves tragedias, transportables como transistores». Zagajewski me gusta más que mi pobre capacidad para expresar cuánto me gusta. Quedé prendido de su causa con Antenas. Saboreo con deleite anticipado el día en que leeré En la belleza ajena.
Él -y Szymborska y Brodsky y Milosz– se han convertido en una discreta y complaciente obsesión. El dulce sigilo con el que dosifican las verdades para que no las infecte ningún odio. Esa ausencia total de cinismo frente al dolor de su siglo.
NOTA: ¿Valió la pena? es Zagajewski que habla sobre los zagajewskis que pasaron por París y Houston y que ahora han vuelto a juntarse todos en la casilla de salida.
NOTA 2: Traducido del polaco por Xavier Farré.
Nacho S. (En Twitter: @nemosegu)