El cielo era de noche
La noche era de llanto
El llanto era de esperanza
Los ojos eran de labios
Los labios eran de alba
La fuente era de nieve
Mi vida era de llama
Mi llama era de río
El río era de bronce
El bronce era de aguja
La aguja era de reloj
El reloj era de ayer:
Ella es de ahora
Ahora es de tierra
Ahora es de piedra
Ahora es de lluvia
Mi orilla es de silencio
Mis manos son de hierba
Mi memoria es de olvido.
Preguntado una vez por el papel de la poesía, Jean Tardieu -tres líneas en la Wikipedia española, la nueva unidad de medida cultural- dijo algo así como «dar vida a lo que calla en el hombre y en las cosas«. El poeta como aguafiestas. La poesía como portadora de una voz extraña a la vida. El poeta como conducator.
Jean Tardieu, influido en sus comienzos por Mallarmé y el surrealismo, derivó más tarde hacia la concreción lingüística de un Valéry y finalmente –muy en el papel de poeta quisquilloso y metomentodo- hacia el sarcasmo como arma poética.
Tardieu fue también dramaturgo, traductor al francés de Hölderlin, columnista de prensa y un gran amante de la radio, medio en el que realizó desde ensayos artísticos de vanguardia hasta programas de música.
NOTA: Traducido del francés por Manuel A. Ortega.
Seleccionado y comentado por Nacho Segurado.