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‘Tu risa’, de Pablo Neruda

Sólo por este poema, Pablo Neruda (1904-1973) sería inmortal. ‘Tu risa’ pertenece al cancionero ‘Los versos del Capitán’, en mi opinión una de las grandes obras de la literatura mundial.

Cuarenta y siete poemas, mas una carta y una explicación para justificar su anonimato inicial. Efectivamente, cuando se publicó en 1952 apareció sin autor reconocido, en una reducida edición napolitana de 44 ejemplares, aunque todo el mundo sabía que era obra suya. Un sensual homenaje a su entonces amante Matilde Urrutia, con quien vivió una apasionada historia de amor en Capri. La primera noche en tan paradisíaca isla la resume así el poeta:

«Toda la noche he dormido contigo

junto al mar, en la isla.

Salvaje y dulce eras entre el placer y el sueño,

entre el fuego y el agua».

¿Quien era el capitán?

Según se asegura en el libro, el poemario fue escrito por un soldado comunista español que venía de la Guerra Civil. Se lo dedicó a una supuesta artista cubana, Rosario de la Cerda, con quien había tenido «un gran amor». Ella nunca supo su nombre. Sólo era su capitán.

No era cierto. Como explica con todo detalle el escritor Omar Pérez, allí en Capri, un día de luna llena, Neruda le regala a Matilde un anillo donde se lee «Capri, 3 de mayo, 1952, Su Capitán».

Emoción musical

Os dejo más abajo el texto íntegro del poema, pero no puedo evitar poneros antes un vídeo con la magnífica versión que en 1979 hicieron mis admirados Olga Manzano y Manuel Picón. Aunque mucho cuidado, provoca nostalgia.

‘Tu risa’, de Pablo Neruda

Quítame el pan, si quieres,

quítame el aire, pero

no me quites tu risa.

No me quites la rosa,

la lanza que desgranas,

el agua que de pronto

estalla en tu alegría,

la repentina ola

de plata que te nace.

Mi lucha es dura y vuelvo

con los ojos cansados

a veces de haber visto

la tierra que no cambia,

pero al entrar tu risa

sube al cielo buscándome

y abre para mí todas

las puertas de la vida.

Amor mío, en la hora

más oscura desgrana

tu risa, y si de pronto

ves que mi sangre mancha

las piedras de la calle,

ríe, por que tu risa

será para mis manos

como una espada fresca.

Junto al mar en otoño,

tu risa debe alzar

su cascada de espuma,

y en primavera, amor,

quiero tu risa como

la flor que yo esperaba,

la flor azul, la rosa

de mi patria sonora.

Ríete de la noche,

del día, de la luna,

ríete de las calles

torcidas de la isla,

ríete de este torpe

muchacho que te quiere,

pero cuando yo abro

los ojos y los cierro,

cuando mis pasos van,

cuando vuelven mis pasos,

niégame el pan, el aire,

la luz, la primavera,

pero tu risa nunca

por que me moriría.

Seleccionado y comentado por César-Javier Palacios.