¡Qué barullo en la herida!…
¡Qué suerte si esto que siento fuera sed
y se me quitara bebiendo un vaso de agua!
Es entonces cuando llueve tristeza
para ahogar en mi boca
la palabra imposible.
Intento gritar,
y sólo consigo un cobarde silencio.
Una tarde al llegar a casa
me encontré con la sorpresa de quererte,
fue una bomba en mis manos.
Y yo, por si te hiere,
esperando a que explote estando sola
aunque me parta el pecho la locura.
No hay dos sin tres… poemas de Gloria Fuertes. Escaso de fuerzas y limitadísimo de tiempo, por fin hoy he encontrado el momento para hacer realidad la entusiasta insistencia de Shepora y Unadeposguerra.
De la de Lavapiés, un poema de amor de Pecábamos como ángeles.
Nacho S. (En Twitter: @nemosegu)