Paseando estos días por el campo invernal, la figura de los chopos se nos antoja fantasmagórica, apenas altos esqueletos donde se posan los etéreos milanos reales llegados de la fría centroeuropa.
El poema «Chopo de invierno» de Dámaso Alonso es todo un canto a tan desolado pero bellísimo paisaje.
Huso de la hiladora,
a la mañana blanca y nueva,
chopo desnudo y fino:
entre la niebla,
hilas ropas de boda
para la Primavera.
Un arroyito claro
te lame el pie: se lleva
el hilillo que hilas
de tus copos de niebla;
el hilillo que hilas
y que se va cantando
entre la hierba
fresca.
Seleccionado y comentado por César-Javier Palacios.