De veras, estar muerte querría.
Ella me dejaba y entre muchos sollozos
así me decía:
“¡Ay, qué penas terribles pasamos,
ay, Safo, qué a mi pesar te abandono!”.
Y yo le respondía:
“Alegre vete, y acuérdate
de mí. Ya sabes cómo te quería.
Y si no, quiero yo recordarte….
cuántas cosas hermosas juntas gozamos.
Porque muchas coronas
de violetas y rosas y flores de azafrán
estando conmigo pusiste en tu cabeza,
y muchas guirnaldas entretejidas,
hechas de flores variadas,
alrededor de tu cuello suave.
Y ungías toda tu piel…
con un aceite perfumado de mirra
y digno de un rey
y sobre un mullido cobertor
junto a la suave…
suscitaste el deseo…
Y no había baile ninguno
ni ceremonia sagrada
donde no estuviéramos nosotras,
ni bosquecillo sacro…
… el repicar…
… los cantos…
En la Grecia arcaica de finales del siglo VII a. C. la poesía épica y la lírica se escinden. La primera quedará como un refugio de los valores morales atemporales y como emblema de la cohesión social. La segunda -como señala el profesor Roldán Hervás– acabará «vinculada con la realidad presente» y las cuitas ciudadanas.
Safo es sin duda la poetisa de aquellos tiempos que más fama conserva en nuestros días. Leída o no, muchos asocian su nombre a la isla de Lesbos, la poesía, el amor y la melancolía. La poesía de Safo (también la de Alceo, más canalla) sorprende por la dulzura y la intimidad («el amor ha sacudido mis sentidos»), características que ayudan a hacerla todavía más digerible a nuestros gustos contemporáneos.
Como explica el helenista Carlos García Gual en un texto muy recomendable, Lesbos fue un lugar paradigmático donde lo griego y lo oriental se fundieron dando lugar a una cultura elegante y exótica. La poesía de Safo, «extremadamente delicada, sutil y femenina«, floreció entre la elite cultural de la isla y, aunque en un estado de conservación muy fragmentario, su arrebatada sensibilidad ha sobrevivido hasta la actualidad, como ejemplifican estos versos:
Eros de nuevo, embriagador me arrastra,
dulciamarga, irresistible bestezuela.
NOTA: En esta página del IES Valdehierro han publicado una breve pero muy recomendable antología de poesía griega, desde Mimnermo de Colofón hasta Píndaro, pasando -claro- por Safo.
NOTA 2: Traduccidos del griego por Carlos García Gual.
IMAGEN: Fragmento de un cuadro de Klimt titulado Safo.
Seleccionado y comentado por Nacho Segurado