Archivo de julio, 2010

‘La fiesta de la primavera’, de Fr. G. Klopstock (1724-1803)

¡No quiero lanzarme
al océano
que abraza los cuerpos celestes todos!
¡No elevarme hasta donde los primeros que fueron creados,
los coros jubilosos de los hijos de la luz,
adoran, adoran con profundo fervor,
y pasan su existencia embargados en el éxtasis!
Sólo quiero flotar
y adorar,
en derredor de la gota del cubo,
en derredor de la tierra.
¡Aleluya! ¡Aleluya!!
¡También la gota del cubo
fluyó de la mano del Todopoderoso!
Cuando de la mano del Todopoderoso
Surgieron las Tierras más grandes,
Cuando los torrentes de luz
surcaron, veloces, el espacio, y se convirtieron en Oriones:
¡Entonces fue cuando la diminuta gota
Salió de la mano del Todopoderoso!
¿Quiénes son los miles y miles,
los centenares de miles de miríadas
Que pueblan la gota?
¿Y los que la poblaron?
¿Quién soy yo?
¡Aleluya al Creador!
¡Más veces que cuantos planetas hay que por él surgieron!
¡Más veces que Oriones hay,
Surgidos al confluir y fundirse los rayos de la luz!
Pero tú, luciérnaga primaveral
que juegas a mi lado,
dorada y verdosa:
¡Tú vives
Y quizás… no eres
Ay, inmortal!
He salido a fuera
A adorar,
¿y lloro?
Perdónale, perdónale a este ser finito
También estos sus sueños,
¡Oh tú, que siempre serás!.
Tú desvanecerás
Todas mis dudas
¡Oh tú, que me guiarás
Por el obscuro valle de la muerte!
Será entonces cuando lo sepa:
¿Tenía alma
la dorada luciérnaga?
Si tú, luciérnaga,
Sólo eras polvo moldeado
¡entonces vuelve a convertirte de nuevo
En polvo volátil
O en lo que quiera el Eterno!

“Ella apoyó los codos sobre la ventana y con su mirada observaba la campiña; y ora la dirigía al cielo, ora hacia mí; sus ojos estaban bañados de lágrimas, puso su mano sobre la mía y dijo: Klopstock”. El joven Werther, entonces, llenándose de sensaciones trascendentes, recordó “aquella oda sublime”… que resulta ser esta que os traigo hoy.

La sombra del genio de Goethe -nadie ha vuelto a representar como él al hombre total, casi monstruoso en su legendaria sabiduría- alcanza a nuestro presente, pero también se desliza hacia el pasado. Por ejemplo, hacia aquellos que contribuyeron a forjar el Strum und Drang. El paisaje y la lengua alemanes.

Uno de ellos fue Fiedrich G. Klopstock. Goethe le homenajea en su obra maestra de juventud. Es en esa primera escena de su enamoramiento de Lotte (la reproducida al comienzo del post). Allí, al recordar una de las odas de Klopstock, el éxtasis literario se funde con los elevados sentimientos amorosos.

Klopstock, predecesor del romanticismo alemán se hizo famoso en su tiempo por una composición extensa, de tema bíblico y tono extático, llamada Messias. Hoy esta magna composición, a la que el poeta dedicó gran parte de sus esfuerzos literarios, está bastante más olvidada que sus composiciones líricas. Hasta en esto acertó Goethe.

TRADUCCIÓN: www.tinet.cat

IMAGEN: www.biografica.info

Nacho S. (@nemosegu)

‘Los sepulcros’, de Ugo Foscolo (1778-1827)

¿Del ciprés a la sombra, en rica urna
Bañada por el llanto, es menos duro
El sueño de la muerte? Cuando yazga
Yo de la tumba en el helado seno,
Y no contemple más del sol la lumbre
Dorar las mieses, fecundar la tierra,
Y de yerbas cubrirla y de animales,
Y cuando bellas, de ilusión henchidas,
No pasen ya mis fugitivas horas,
Ni, dulce amigo, tu cantar escuche
Que en armonía lúgubre resuena;
Ni en mi pecho el amor, ni arda en mi mente
El puro aliento de las sacras Musas,
¿Bastará a consolarme yerto mármol
Que mis huesos distinga entre infinitos
Que en la tierra y el mar siembra la Muerte?

Desde luego Isaac Deutscher no ha sido el único en anotarlo, pero posiblemente fue de los primeros, allá por la década de los cincuenta. La desilusión, el remordimiento y el odio frente al descubrimiento de la verdad estalinista tuvieron un precedente análogo en la desilusión, el remordimiento y el odio frente al descubrimiento, casi siglo y medio antes, de la verdad bonapartista.

En su razonamiento, el historiador británico, heterodoxo marxista, un tipo interesante para redescubrir, rememora al gran poeta italiano Ugo Foscolo, que de ser soldado y componer odas a Napoleón, vio hacerse añicos el hechizo con el ya emperador tras su pacto contra natura con Austria para repartirse Italia.

El desengaño del jacobinismo de Ugo Foscolo ha quedado para la historia unido a su obra literaria, a medio camino entre el romanticismo goethiano y el neoclasicismo de los artistas de la Revolución Francesa. Resumiendo, que llegó al nacionalismo a golpes… de realidad.

En cuanto a su poesía, que ha sido traducida al castellano por mi admirado Julio Mesanza en un libro que no he podido leer, lirismo y clasicismo van de la mano. La amada y la patria, confundidas en la tumba:

Mas las iras del mundo y del destino
olvidando por ti, por ti suspiro
luz de mis ojos, ¿quién a mí te esconde?

TRADUCCIÓN: Marcelino Menéndez Pelayo. El poema, un fragmento de uno de los poemas de Foscolo más brillantes, está incluido en el libro de 1878 Estudios poéticos, que se puede leer en formato digital aquí.

IMAGEN:
http://nuovosoldo.files.wordpress.com/2010/04/autore.jpg

Nacho S. (@nemosegu)

‘Dream song 14’, de John Berryman (1914-1972)

La vida, amigos, es aburrida. No deberíamos decirlo.
Después de todo, el cielo lanza destellos, el inmenso mar suspira,
Nosotros mismos emitimos luz y suspiramos,
Y como me decía mi madre de pequeño
(repetidamente) “Confesar que estás aburrido
significa carecer de
Recursos Internos”. Ahora ya sé que no tengo
Esos recursos, porque estoy tremendamente aburrido.
La gente me aburre,
La literatura me aburre, en especial la gran literatura,
Henry me aburre, con sus quejas & sus dolores
tan malos como uno de Aquiles
que ama a la gente y el arte poderoso, lo que me aburre.
Y las colinas apacibles, & la ginebra parece una colilla
Y de algún modo un perro
Que ha se ha tomado a sí mismo & a su cola muy en serio
A las montañas o el mar o el cielo, dejando
Atrás: a mi yo, moviendo la cola.

(ORIGINAL EN INGLÉS)

Life, friends, is boring. We must not say so.
After all, the sky flashes, the great sea yearns,
we ourselves flash and yearn,
and moreover my mother told me as a boy
(repeatedly) ‘Ever to confess you’re bored
means you have no
Inner Resources.’ I conclude now I have no
inner resources, because I am heavy bored.
Peoples bore me,
literature bores me, especially great literature,
Henry bores me, with his plights & gripes
as bad as achilles,
Who loves people and valiant art, which bores me.
And the tranquil hills, & gin, look like a drag
and somehow a dog
has taken itself & its tail considerably away
into mountains or sea or sky, leaving
behind: me, wag.

«Yo quería seguir viviendo / para evitarme tu elegía». Con versos com estos, que publiqué aquí hace tiempo, se despedía Robert Lowell de su tremendo amigo suicida. No había vuelto a pensar en John Berryman desde entonces.

El otro día Virginia me reenvió un correo electrónico de un lector, Armstrong, que debajo del brazo traía una de sus Dream Songs, concretamente la 14, en su propia traducción y todo. Una joya.

Nos contaba Armstrong que era el único poema de Berryman que conocía. Y que le había encatado. Y que si, por favor, lo podíamos publicar.

TRADUCCIÓN: Armstrong Freelance

IMAGEN: lumpy-pudding.tumblr.com

Nacho S. (@nemosegu)

‘Matrimonio desigual’, de Paul Muldoon (1951)

De niño mi padre ya era un chico para todo.
Al dejar la escuela, a los ocho o nueve años,
cogió una podadera y una laya
para someter la tierra que nunca sería suya.
Mi madre era la maestra de la escuela,
el mundo de Cástor y Pólux.
Había mellizos en su clase.
Nunca supo distinguirlos.
Ella había leído un volumen de Proust,
él sabía curarles el muermo a los caballos.
Yo iba y venía de mi oscuro rincón rural
a una habitación en el Barrio Latino.
Después de recoger la mesa
mi madre abría Los hechos de los apóstoles,
Las Fábulas de Esopo, Los viajes de Gulliver,
luego subía al piso de arriba.
Y mi padre bajaba la luz aún más
para volver a la caza con hurones
o a las facciones de las luchas de las facciones,
los Ribbon Boys, los Caravats.

No consigo hacer míos la mayoría de los adjetivos oscuros que describen la premiada poesía del norirlandés Paul Muldoon. Sí reconozco en su obra, en cambio, a un portador de aquellas voces ancestrales que Juaristi, reinterpretando a Joyce y en cortesía hacia su querido Conor O’Brien, recomendaba no perder de vista… por si les da por regresar.

Muldoon, discípulo de Seamus Heany (que es algo así como ser discípulo de Gil de Biedma aquí: un rito de paso), hace juegos de manos metafísicos con el mundo rural, elabora ensayos en verso sobre sus contrapuestas raíces familiares y retrata su infancia y la historia reciente con pinceladas secas suspendidas en un lirismo un poco desasosegante. Este poema se titula Irlanda:

Hay un Volkswagen detenido junto al portillo,
con el motor al ralentí.
Te preguntas si se tratará de una pareja
o de unos hombres que regresan a prisa
después de cruzar dos campos y un río.

TRADUCCIÓN: Dámaso López

IMAGEN: http://www.paulmuldoon.net/

Nacho S. (@nemosegu)