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“Todos esos momentos se perderán en el tiempo, como lágrimas en la lluvia…” Roy (Rutger Hauer) ante Deckard (Harrison Ford) en Blade Runner.

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El Apocalipsis en cómodos plazos

Trabajo, sexo y medio ambiente; debería ser el eslogan de futuras movilizaciones, cuando se pasen la fiebre nacionalista y todas las fiebres que vendrán después. Lo primero, lo sé, es una maldición pero, salvo robar o ser hijo de papá, es lo único que nos permite comer honradamente. Lo segundo no necesita explicación, creo yo. Lo tercero es lo que la Humanidad debe preservar si no quiere suicidarse en masa y ríete tú del Apocalipsis, que éste se presenta en cómodos plazos.

Por fortuna, la conciencia ecológica está creciendo.La casualidad quiere que el mismo día que se estrena Una verdad muy incómoda: Ahora o nunca, el segundo grito cinematográfico de alerta sobre las consecuencias del cambio climático de Al Gore, se inaugure en Cineteca Madrid la tercera edición del Another Way Film Festival, que los organizadores denominan “la cita con el cine y la sostenibilidad”. Entre paréntesis debo decir que no entiendo por qué un festival madrileño se denomina en inglés, pero esto es una cuestión secundaria.

Al Gore sorprendió al mundo hace once años con un panfleto en imágenes titulado Una verdad incómoda. La sorpresa es que viniendo de alguien de quien se decía que había perdido en el año 2000 las elecciones presidenciales de Estados Unidos por falta de carisma (en realidad las ganó en votos frente a George Bush después de un recuento ajustadísimo, pero no bastó) un documental en el que se pasaba hora y media largando sin parar consiguiera no sólo no ser aburrido sino que resultaba apasionante. En primer lugar era didáctico y movilizador, clamaba al mundo para que dejarámos de destruirlo sin el menor escrúpulo lanzando a la atmósfera millones de toneladas de mierda que acabarán por asfixiarnos si es que antes los fenómenos atmosféricos desencadenados no nos han arrollado y enterrado en el mar. Lo hacía con argumentos sólidos, racionales, con cifras y letras, con pasión… ¡Y decían que no tenía carisma!

El éxito fue rotundo. La cosa llegó tan lejos que Al Gore consiguió dos Oscar con su película y de rebote le cayó encima el premio más gordo, el Nobel de la Paz por su contribución a la lucha contra el cambio climático. En España, Zapatero, que fue un desastre pero tuvo sus buenas cositas, después de recibir en el Palacio de la Moncloa a Al Gore decidió comprar 30.000 dvds que le reportaron a Paramount 580.000 euros, un pellizquito. El Ministerio de Medio Ambiente los repartió -los dvds, no los euros- a los colegios a través de La Fundación Biodiversidad para sensibilizar a los escolares. ¡Bien hecho José Luis!

Al Gore en Una verdad incómoda

Bueno pues Al Gore sigue su cruzada contra el mismo poderoso enemigo, que no olvidemos, se oculta bajo las soflamas de Al Gore negando las evidencias con su estilo cochambroso, pero se llama multinacionales de la contaminación, petroleras dispuestas a consumir hasta la última gota de combustibles fósiles antes de que los gobernantes decidan apostar a fondo por las energías limpias y renovables y fabricantes de vehículos que harán su reconversión sólo cuando ya no les quede más remedio para mantener las tasas de beneficio.Al Gore se presenta en su nuevo documental como un cruce de quijote y conejito de duracell, corriendo de conferencia en conferencia, de acá para allá, y obteniendo éxitos –como la gestión para que el gobierno indio firmara el acuerdo en 2015 de la Cumbre de París contra el cambio climático-. Su película tiene un tono optimista que ni siquiera la elección del Gran Payaso consigue sofocar. Contribuye a ello una realización mucho menos austera, más dinámica e ilustrada con imágenes impresionantes, que la de su precedente. Y por ello consigue de nuevo revestirse de impagable utilidad: “no dejemos que nuestros nieto nos digan ¿en qué estabais pensando, acaso no escuchabais a los científicos?, clama con energía.

Si el interés de una película, se midiera por su utilidad, Una verdad muy incómoda: Ahora o nunca debería ganar también su Oscar. Prueba evidente del interés de este manifiesto ecologista es que Greenpeace lo ha reconocido en el Festival de San Sebastián como la película que de entre toda la programación mejor refleja sus ideales: «Proteger la biodiversidad en todas sus formas, prevenir la contaminación y el abuso de los océanos y bosques, el aire y el agua dulce, terminar con la amenaza nuclear, promover la paz, el desarme mundial y la no violencia».

Al Gore saluda al Primer ministro canadiense Justin Trudeau

Esos objetivos coinciden plenamente con el Another Way Film Festival de Madrid que se inaugura hoy en Cineteca a las 19:00 horas con lo que según dicen es un impactante testimonio sobre el cambio climático Thank you for the rain, dirigido por Julia Dahr que relata el encuentro fortuito entre la directora noruega y el granjero keniano Kisilu Musya, quien de  líder comunitario se convierte en un activista global e incluso llegó a ofrecer su testimonio en la Cumbre de París.

Desde hoy hasta el domingo 8 se proyectarán 15 documentales internacionales presentados en dos secciones: 9 en la Oficial, que optan al Premio del Jurado, y seis en la Sección Impacto. Los temas que se tratarán en el festival son los nuevos modelos económicos, la caza de las ballenas en las Islas Feroe, los campos de trabajo en Qatar para la Copa Mundial FIFA 2022, la extinción de las semillas o el impacto medioambiental de la industria textil en 10 títulos no vistos hasta ahora en España. No faltan los talleres para niños y preadolescentes, yoga, encuentros profesionales para cineastas y emprendedores y una mesa de participación ciudadana. Las entradas está a la venta en www.anotherwayff.com y Cineteca.

Todo esto me parece muy bien, lo apoyo y por eso lo cuento, pero ¿a son de qué el festival lleva su nombre en inglés? Está uno harto de la sumisión cultural que pasa por renunciar al idioma. ¿Qué hay de las señas de identidad? ¿Vamos a seguir renunciando a ellas en aras a no sé qué objetivo?