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“Todos esos momentos se perderán en el tiempo, como lágrimas en la lluvia…” Roy (Rutger Hauer) ante Deckard (Harrison Ford) en Blade Runner.

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Ricos y pobres en el cine español

Tres instantáneas para recordar los claroscuros de la industria cinematográfica española.

1.   En 2016, por tercer año consecutivo una película española, Un monstruo viene a verme,  fue la más taquillera, por encima del todopoderoso Hollywood, 26 millones de euros que se dejaron los cuatro millones y medio de personas que pagaron por verla en salas. Y otras cuatro (Cien años de perdón, Cuerpo de élite, Kiki el amor se hace y Villaviciosa de al lado) superaron el millón de espectadores. Todo un éxito. Se superaron los 106 millones de euros de recaudación, con lo que se alcanzó un 20 % de cuota de mercado (lejos del 25,5 de 2014). El monto global sin distinción de nacionalidad sobrepasó los 600 millones de euros. Alegría, sí, pero tampoco exageremos. El balance nos dejaba titulares de prensa visiblemente pasados de euforia.

Por supuesto, el reparto fue muy desigual, porque el número de producciones sobrepasó las 240. De ellas, pásmense, 21 no reunieron ni a 100 espectadores en las salas de cine (no es errata, sólo hay dos ceros) nada menos que el 13% del total de las estrenadas, algunas ni siquiera recaudaron 50 euros y encima deben dar gracias a que al menos pudieron estrenarse.

Según las fuentes oficiales, una película obtuvo el récord más lamentable: el documental Manolo Tena, un extraño en el paraíso, solo reunió a cuatro espectadores, con una recaudación total en cines de 14 euros. Lo que significa que ni el equipo ni sus familiares hicieron el esfuerzo de comprar alguna entrada siquiera fuera para maquillar un poquito el desastre. El documental Contra la impunidad se vio agraciado con 6 espectadores en la sala, o en las salas,  y obtuvo 29 euros de recaudación en total.

2.   Un cineasta independiente publica una carta abierta dirigida al directo del ICAA, Instituto de la Cinematografía y de las Artes Audiovisuales, adscrito a la Secretaría de Estado de Cultura.

La extravagancia que caracteriza el caso de Miguel Llansó, uno más de los aventureros que salieron de España a buscarse la vida durante la crisis, es que se queja habiendo dirigido una película de nacionalidad ¡etíope!, Crumbs, con la que afirma haber realizado 45 viajes en dos años, más de cien proyecciones en todo el mundo, estrenado en Nueva York y en otras ciudades del imperio, evento del que dieron cuenta The New York Times, L.A. Weekly, Hollywood Reporter o Variety… No parece mal curriculum, si hemos de creerlo todo.

La cosa es que este hombre protesta porque el presupuesto dedicado por el gobierno, que con tanto acierto y sentido común pilota el gran capitán don Mariano Rajoy, a las ayudas a la producción de cine independiente se ha reducido en un 18% y queda en unos exiguos 5 millones, que no deben de dar ni para los decorados, dejando fuera los bocadillos de rodaje.

Y por si fuera poco, el enrevesado intríngulis legal -que pormenoriza en su misiva- imposibilita de todo punto cubrir el presupuesto aflojando el bolsillo de los abnegados cineastas como él, pues les exige que alcance el 60% del total de la producción. Cuando, según dice, el 90% de los países europeos cubren con sus ayudas hasta el 70% de la financiación.  Pues ¿qué pretende? ¿Acaso que don Mariano vaya al cine a ver películas independientes? ¡Pero si no tiene tiempo ni para ver la Gala de los Goya! Para más detalles y precisiones, léase “Hasta luego, amigo”. Carta abierta de un cineasta independiente al director del ICAA .

3.   En vista de las dificultades para la producción de según qué tipo de películas, al cineasta Pau Teixidor se le ha ocurrido poner en marcha un proyecto de financiación, mediante la fórmula de micromecenazgo, de un cortometraje ambientado en la Guerra Civil española cuyo tema central gira alrededor de los desaparecidos del franquismo. “A ratos terror, a ratos acción y western crepuscular, y a ratos una seca y contundente película de venganzas”. Ahí es nada.

No sé si los responsables de la iniciativa, amigos y familiares de Teixidor, supongo, han tomado nota de las cifras señaladas más arriba y por eso se curan en salud con los sistemas de créditos que proponen en su web de Cunetas, que así se titula de momento el cortometraje, pero toda aportación por mínima que sea es bien recibida desde 5 euros en adelante.

Cuando escribo este post figuran 325 mecenas que han aportado más de 11.000 euros. Un empujoncito no les vendría nada mal porque los objetivos de la película bien lo merecen, “su auténtica razón de ser: aportar su pequeño grano de arena para que las nuevas generaciones sigan valorando la importancia de preservar la memoria de aquellos que otros quisieron enterrar a balazos”.

¿Conocemos, además de a Pau Teixidor (en 2014 dirigió a la nieta de Chaplin en su primer largometraje, Purgatorio)  a alguien más de los participantes en esta idealista empresa? Pues sí, nada menos que los siguientes intérpretes figuran en el reparto: Pedro Casablanc, Oona Chaplin y Zoe Stein, además de un solvente equipo en el área técnica. Vamos, que la cosa parece seria y merece ser apoyada.