La inteligencia del ser humanoes la capacidad que tiene para adaptarse a la realidad.Xavier Zubiri, filósofo. (San Sebastián, 1889 - Madrid, 1983)

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Casablanca, muertos al fuego

Un accidente es un accidente; puede ocurrir en cualquier parte, es cierto… Pero los 55 muertos de Casablanca, el pasado sábado, en una fábrica de colchones, es un aviso; ha de ser la luz roja que alarme a más de uno… A esos empresarios desaprensivos (españoles franceses, marroquíes…) que creen que “todo vale” con tal de ganar dinero. Empresarios que instalan sus industrias en sótanos, sin salidas de emergencia, sin ventilación, sin extintores de incendios…

Todos sabemos de los abusos que se cometen en Marruecos con los trabajadores. Se les niegan derechos laborales y se les paga mal. Aquí hemos escrito de ello. Pero, además, es que, en no pocos casos, se les hace trabar en condiciones que al menor contratiempo pueden encontrarse con la muerte. En Tetuán, en Tángeres frecuente encontrarse en calles angostas a camiones de gran tonelaje colocados a lado de sótanos, donde se ve cómo por un ventanuco se saca la ropa recién confeccionada por las mujeres que trabajan allí en unas condiciones infrahumanas.

Así que… ¡ojo! El incendio de Casablanca, pues, además de la horrible tragedia que representa, puede ser también el preludio de otras catástrofes similares que sucederán cualquier día si alguien no lo remedia. Las autoridades harían bien en vigilar más y ser más rigurosas en el control de las instalaciones industriales; la salud de los trabajadores marroquíes lo exige.

Marruecos, la vuelta al paraíso

Las crisis económicas tienen estas cosas: alimentan sueños. Lo que no hace tanto tiempo para muchos era sinónimo de desesperanza, puede convertirse ahora, por mor de esta circunstancia, en el paraíso soñado otra vez. En este sentido, quizá Marruecos sea el primer ejemplo. De pronto, miles de marroquíes que trabajan en la construcción en España se ven avocados al paro. Aquellos pisos que compraron en la época de vacas gordas con toda la ilusión, no pueden pagarlos ahora; tienen todavía algún ahorro y mucho tiempo para soñar desde esos cafetines a los que acuden en las barriadas periféricas de Madrid, Barcelona y otras ciudades. ¿Y qué sueñan? Sueñan con su país otra vez; con un país donde no hay hipotecas, donde la vida es más barata y tranquila; donde, puestos a estar con los brazos cruzados todo el día, “mejor se estará en casa”, intuyo que opinan muchos; sueñan con un país donde, asomados al sol junto a los suyos, no se sentirán tan extraños…

De modo que muchos marroquíes —he oído decir— empiezan a plantearse volver. Volver a Tánger, a Casablanca o la aldea… Pero, ¿si vuelven, qué van a hacer? ¿Serán capaces de acostumbrarse de nuevo a la supervivencia sin más? ¿O emplearán esa experiencia que han adquirido en el extranjero para transformar su país? Sé de algunos que ya han vuelto y están sembrando los pueblos de hotelitos rurales, de casas nuevas, de mejoras para la agricultura, de negocios innovadores… Quizá sea esta la ocasión para pegarle un nuevo impulso al desarrollo de Marruecos, y, ¿por qué no?, la ocasión perfecta para renacer de la crisis y, de paso, ponerle remedio al tráfico de pateras…, por ejemplo. Ya veremos.

¿Por qué los marroquíes no pueden ir libremente a España?

Hace un par de meses, en un debate en Tánger, a Carmen Romero, ex diputada en el Parlamento español y esposa del ex presidente Felipe González, le hicieron una pregunta que he oído muchas veces: “¿Por qué los españoles, los europeos en general, lo tienen fácil para venir a Marruecos y, en cambio, los marroquíes, cuando quieren ir a Europa, no pueden hacerlo libremente? Sería una buena cosa que se nos diesen facilidades”, añadió la profesora marroquí que preguntaba, “pues, de ese modo”, explicó, “se favorecería el intercambio entre la gente de una y otra parte y esto ayudaría a conocernos mejor y a entendernos…”

El argumento parece razonable. Lo que no aclaró esta profesora marroquí, es por qué la mayoría de marroquíes, cuando van, quieren quedarse en España y aprovechan la menor oportunidad para hacerlo. De hecho, muchos se quedan. Tantos, y tantas dificultades les crean a quienes organizan viajes de intercambio con centros escolares españoles, por ejemplo, que, prácticamente, el profesorado español residente en Marruecos (en Tetuán, Tánger, Casablanca, Nador, Alhucemas…) ha renunciado ya a organizar viajes de intercambio. ¿Por qué? Pues porque, como digo, casi siempre hay alguna chica o algún chico que se les pierde…

De ahí ese murmullo que se levantó en la sala ante la pregunta planteada a Carmen Romero. “No sabe esta señora que pregunta los problemas que se nos crean cuándo un alumno se escapa”, dijo alguien a mi lado. “Porque se quedan”, “…se quedan”, se oyó repetir.

Una lástima, pero es así. Sé que pagan unos por otros, pero ahora mismo es muy difícil facilitar el libre tránsito entre ambos países. ¡Y sería una cosa buena, no cabe duda! Pero los marroquíes han de comprender que también los españoles, hace unos años, tenían dificultades para ir a Francia o Alemania libremente; necesitaban un contrato de trabajo; había una cierta regulación. De modo que la respuesta más razonable a la pregunta que se plantea en este post es que, Marruecos, con la ayuda que haga falta, por supuesto, tiene que desarrollarse desde aquí, con la gente de su país; no marchándose los marroquíes.

Zapatero, ese rey Mago que viajará a Marruecos

Se le espera al presidente Zapatero en Marruecos como agua de mayo… Y nunca mejor dicho, dada la fecha que se anuncia para su visita. Ya la semana pasada estuvo por aquí el primer ministro francés y repartió “a manos llenas” créditos a fondo perdido, créditos especiales para “no sé qué”, una partida de muchos millones de euros para iniciar los estudios preliminares del tren de alta velocidad que unirá Tánger con Casablanca, otra más para construir un tranvía entre Rabat y Salé; ayudas para el saneamiento de aguas en el área urbana de Agadir… Es decir, Francia reparte, como lo hace y lo hará España próximamente, pero con una diferencia.

Mientras a los franceses les atribuye todo el mundo absoluta eficacia en las “inversiones” que hacen en Marruecos, y nadie duda de que obtendrán pingues beneficios por ellas, de los españoles, en cambio, siempre se sospecha, empezando por la propia población marroquí que así lo percibe, que se les toma el pelo. ¿Por qué esto es así? No sé si es un tópico, simple cuestión de vecindad, que “españoles y marroquíes hermanos”, como dicen por aquí, o… sencillamente es cierto. Pero la verdad es que cuando España se acerca a Marruecos, la impresión que se tiene (por aquí, ya digo) es de que las ayudas se pierden en proyectos poco útiles o van a parar a manos que no deben…

Mas, al margen de estas sospechas o especulaciones, infundadas o no, cabe decir que España “esta obligada” a ayudarle a Marruecos por vecindad, amistad e interés… Eso sin duda. Aunque, ¡ojo!, Zapatero no debería hacerlo como si fuera ese rey Mago que llega repartiendo caramelos y se larga. Ha de mirar cómo da y a quién le da.

En Marruecos hay personas solventes, muy bien preparadas, demócratas… Personas capaces, que creen en la democracia y luchan por ella; grupos humanos que están convencidos de que el futuro y las buenas relaciones entre España y Marruecos pasan por proyectos comunes de desarrollo en un marco de participación democrática… A estas personas es a las que hay que ayudarle; a estos grupos humanos es a los que hay que impulsar para que agranden su espacio en la sociedad marroquí.

Y luego hay que controlar: no se pueden dar ayudas y olvidarse de hacer un seguimiento. ¿A dónde van a parar esos millones de euros que se entregan para promover, por ejemplo, la integración de menores en la sociedad marroquí y evitar que huyan a España? Ah, no se sabe… Y, claro, al poco tiempo… ¡Los niños otra vez están allí! Lo dicho, que Zapatero en Marruecos se olvide de ser un rey Mago.

La erótica del claxon

¿Es posible que el claxon, en sus componentes o formas (o en su sonido), encierre secretos eróticos? ¿Por qué se perturban tanto los hombres cuando se agarran a un volante? Porque el claxon es, para los hombres machotes, ese arma que le ayuda a enmendar los entuertos, que siempre está dispuesta para insultar con el ruido, que le auxilia en las prisas, o que manda a paseo con sus estridencias al conductor que está al lado o al que va por delante… El claxon, parece ser, erotiza al género masculino con una facilidad pasmosa, hasta tal punto… que son muchos los hombres los que se entusiasman manosearlo…, por lo menos en los semáforos.

De verdad que no entiendo por qué esa obsesión (masculina, por lo general) y ese afán de tocar la bocina continuamente; en los atascos (que, evidentemente, no van a solucionarse por mucho que uno se ponga a aporrear el claxon), o antes, incluso, de que se abra un semáforo. En Marruecos, en Tánger en particular, “los hombres del claxon” nos tienen fritos al resto de la población.

Es una práctica que no alcanzo a entender, ya digo. Máxime cuando el pueblo marroquí es un pueblo tranquilo, que aprecia la calma, que valora el tiempo en una dimensión que nada tiene que ver con las prisas y la urgencia por consumirlo que tienen los occidentales… ¡Ah!, pero eso es en los cafés, en el paseo por la calle, incluso en el trabajo, pero no dentro del coche. ¡En el coche, no! En el coche, un marroquí es tan agresivo como cualquier español o francés, y se excita y pierde los papeles igual que el encolerizado europeo; y se pone a tocar la bocina, de forma tan apasionada a veces, como si estuviese en los brazos de… vete a saber quién.

El tiempo en Marruecos puede gastarse a manos llenas, pero no dentro de un coche; porque ahí, al volante, muerde como ese amor anhelante que no deja de apremiarnos. No sé qué tiene el automóvil que tanto perturba a los conductores tangerinos… ¡Joder, qué agonía en los semáforos! ¿Pero por qué esa obsesión por el pi, pi, pipi, piiiii todo el día? Ya digo, debe de tener algún secreto este asunto del claxon que no conocemos. Y es que perturba a los hombres de tal manera, que les pone, pienso yo, en tal desasosiego, con rabieta infantil incluida, que dan pena… Es que si no, no se entiende esto.

Del canto del gallo al muecín con campanas por medio

En Cap Radio, una emisora de Tánger que acaba de empezar a emitir, me contó su director, habían decidido empezar la emisión con el canto del gallo, no rezando el Corán como hacen el resto de emisoras nacionales. Me contaba esta anécdota como si se tratara de un triunfo; como si hubiese dado un gran paso en favor de la libertad en su país. En España, todavía en muchos pueblos y ciudades, tocan las campanas a rebato cuando los curas quieren llamar la atención sobre algún evento religioso… Aunque siempre lo hacen, salvo excepciones, durante el día, y no por la noche, que es cuando las personas están descansando. En Marruecos, en cambio, a veces se tiene la sensación de que los muecines aprovechan la hora del rezo nocturno… para darle volumen a los amplificadores.

Y ahora viene una ministra, la señora Nouzha Skalli, 57 años, responsable de Desarrollo Social y de la Familia, y sugiere (¡sólo sugiere!) que se moderen un poco los decibelios de madrugada… Y se la quieren, literalmente, comer; la acusan de todo: de comunista y de no sé cuantas cosas más. Pero, ¿acaso no es razonable proponer que se le evite ese sobresalto nocturno a los ciudadanos? Yo creo que igualmente puede rezar a esa hora quien lo desee; basta con que se ponga un despertador; y punto. Pero no hay por qué molestar a todo el mundo… Ya escribí de esto muy al principio, cuando empecé a hacer este blog… Creo que no es bueno para Marruecos ese alboroto nocturno; como no lo sería para España que los curas se pasasen la noche tocando las campanas. Seguro que este ruido perjudica a más de uno en su salud; y no digamos ya en la eficacia y productividad laboral. Un niño, un trabajador, necesitan dormir y descansar por la noche… No creo, insisto, que sea saludable ni sano ese sobresalto que los muecines de turno provocan…

Porque… “lo de que se espanta al turismo…”, bueno; el turista podría resolver el problema buscando un hotel alejado de las mezquitas, o quizá dejando de venir al país… aunque no es lo deseable. Luego, si Marruecos pierde divisas, o progresa más lentamente de lo que debiera, que los propios marroquíes averigüen por qué. En España, en Europa, en Oriente o en Occidente, son reflexiones que se han hecho ya o deben hacerse: ¿en que medida perjudica o ayuda la religión a un país cuando ésta interfiere en la organización social y política?

Segunda vivienda en Marruecos

El tsunami inmobiliario que ha arrasado las costas españolas y parte del interior sigue extendiendo sus tentáculos por el mundo. A Marruecos, sin ir más lejos, están llegando ahora cientos, ¡sí, cientos!… de promotores inmobiliarios dispuestos a hincarle el diente a sus costas y territorios vírgenes con la aquiescencia de la oligarquía del país. ¡Unos y otros esperan forrarse rápidamente con ello! En pocos años Marruecos será irreconocible y, muchos lugares, como los alrededores de Tánger, por poner un ejemplo, serán devastados por las tropelías consumadas de los reyes del cemento… Pero, ¿que busca un español, un francés, un alemán, un inglés… (por lo general jubilado) en Marruecos, donde la sanidad es la que es (bastante mala), la cultura del ocio no existe y las costumbres locales chocan de frente con los hábitos lúdicos y trasgresores de los europeos?

Quizá busquen sexo fácil... ¿A esa edad? Quizá tranquilidad… ¿Para qué sirve ésta si por un mal tropiezo puedes perder la salud o la vida al carecer de la asistencia adecuada? No. Tiene que haber otras razones. Y sólo se me ocurre una: que el stsunami de la propaganda inmobiliaria puede con todo y a los crédulos ricos (o que se creen ricos) en Europa les importa muy poco arriesgar 150.000 ó 200.000 € en un apartamento que en el continente europeo les costaría el doble, aunque aquí, en el mejor de los casos, no lo utilizarán más de dos o tres veces al año. ¿Qué espera encontrar un señor de Logroño, pongamos por caso, en Saidía, en el culo del mundo (perdón por la expresión), sin nada que hacer fuera del recinto “amurallado” de la urbanización?Yo creo que todo es propaganda; pura propaganda. Propaganda de los depredadores de las costas, de los mafiosos sin escrúpulos que venden placer en donde sólo hay humo. Propaganda para seducir a los incautos que creen que compran a precio de saldo lo no vale nada o muy poco…

No nos engañemos. Marruecos es un país maravilloso para visitarlo; un país para ayudar a que sus gentes vivan mejor y se desarrollen, pero no para destruir su paisaje (como los citados Saidía, alrededores de Tánger, o Playa Blanca en Tan-Tan).

Otra cosa es que se hagan promociones inmobiliarias para los más de dos millones de marroquíes emigrantes en Europa que, parece ser, ya están en disposición de comprar una segunda vivienda en su país… Pero, ¿segunda vivienda para los europeos? A los europeos, me parece, les están engañando con humo… Y si no, al tiempo.

¿Por qué Cataluña no representa a España en Marruecos?

La pregunta que da título a este post es ambigua y dará pie a muchas interpretaciones sin duda. Pero en ningún caso es malinencionada ni espero que de ella se deduzca animadversión hacia Cataluña ni hacia nadie, por supueto. Sí, propongo, una reflexión (o, quizá, un juego) que podría contar con estas dos claves como punto de partida:

1. El Estado español —acéptenlo los que dudan— no es sólo España… No es esa España “Una”, “Grande”, y “Libre”, sino un compendio de nacionalidades cuando menos. Sea como fuere —Cataluña es un ejemplo— estas nacionalidades ejercen su rol a diario, allá donde pueden, y esto, a veces, difiere o interfiere en el rol que le correspondería al Estado español ejercer.

2. Si esto es así, es decir, que cada nacionalidad “va por libre”, podrían planteárselo, pensarlo y unirse. Ponerse de acuerdo todas las comunidades autónomas, y, al menos para sus actuaciones en el exterior, tener un representante común, que no tendría que ser, necesariamente, el del Estado español. Con esto se evitarían duplicidades, líos de siglas, propuestas que se repiten cinco, seis, siete veces… porque muchas autonomías piensan y proponen lo mismo en terceros países…

Y viene esto a cuento porque en estos días, a raíz de la visita oficial del presidente Montilla a Marruecos, están apareciendo en los medios de comunicación más noticias de la actividad de Cataluña en el país magrebí que de toda la Unión Europea junta. En cambio, las actuaciones de España… ni aparecen; y eso que el Estado español es el segundo socio inversor del país magrebí después de Francia. Se me ocurre que el Estado español podría aprender de Cataluña a venderse y, vista la capacidad que esta comunidad tiene para comunicar lo que hace ¡que lo hace muy bien!, podría encomendarle a Cataluña que le representase en esta materia, al menos en Marruecos.

En fin, que el barullo de siglas, de representaciones, de reinos de Taifa… que hay en España no llegue al río. Pero, para muestra un botón de lo que está ocurriendo. Estos son algunos de los titulares que han ido apareciendo estos días:

•“Plan B” de Cataluña para aterrizar en Marruecos.

• Marruecos ofrece cien hectáreas de Tánger para craar una zona de aterrizaje de empresas catalanas.

•Montilla inicia hoy un viaje de tres días a Marruecos para estrechar lazos comerciales.

•Montilla subraya que Marruecos es un país de atención prioritaria.

•Montilla afirma que la propuesta marroquí de autonomía para el Sahara es un avance sustancial.

•Montilla viaja a Marruecos para impulsar los negocios catalanes

•Marruecos y Cataluña estrechan lazos comerciales

•Puerto Barcelona firma convenio con Tánger Med para ubicar empresas catalanas

La vida perra de Juanita Narboni… ¡Qué vida!

La lista de libros sobre la ciudad de Tánger, o ambientados en ella, es interminable. A la ciudad le sobran calificativos: hermosa, canalla, internacional, trasgresora, decadente… Y todos han sido sobradamente glosados en mil páginas distintas de cuentos, novelas, ensayos y poemas. Pero, quizá, uno de los libros más destacados sobre esta ciudad que merece, en mi opinión, estar en el altar del Olimpo tangerino, es una novela; rara joya literaria que brilla con luz propia entre todos. Me estoy refiriendo a la novela de Ángel Vázquez, La vida perra de Juanita Narboni, publicada en 1976. En ella, una mujer soltera, desencantada de todo, amargada y cascarrabias, cuenta, en primera persona, recurriendo al monólogo —uno de los monólogos más brillantes y extensos que se hayan escrito nunca—, las peripecias de la señorita Narboni (la protagonista) en una ciudad que irremisiblemente fenece; fenece, al menos, para los occidentales, que poco a poco van envejeciendo, muriendo y huyendo (los que aún pueden) de aquella añorada Tánger internacional de los años 40 y 50 del siglo pasado que ahora es gobernada por Marruecos.

Hoy Tánger es otra cosa; pero aún conserva bajo las cenizas de aquellos tiempos el misterio y el aliento por ser una ciudad diferente. Una ciudad en la que culturas distintas, dicen, se llevaban entonces muy bien. Ahora eso ya no parece tan cierto; y menos tan fácil… La islamización del Tánger abierto a todos y al mundo es ya evidente.

Marruecos ha votado a Zapatero

Esta mañana, en el zoco, en la Plaza de Francia, en el Boulevard Pasteur de Tánger, en la Plaza Iberia…, la gente sonreía a los españoles. “¡Ha ganado Zapatero, eh. Qué bien!”, decía Ali, el dueño de la tienda se souvenirs, sin pensar que, quizá, su interlocutor podría no estar de acuerdo con ese comentario. Y Mohamed, el del quiosco de periódicos, repetía encantado: “Españoles, marroquíes, hermanos. Hermanos”. Es la misma frase que muchos repiten a diario, pero en esta ocasión parece sonar como… como con más emoción; como si esta palabra, “hermanos”, cobrase de pronto un significado nuevo.

Marruecos está hoy encantado con el triunfo de José Luís Rodríguez Zapatero. No hay más que ver la felicitación enviada por Mohamed VI. Aquí nadie duda de que con Zapatero todo va a ser de color de rosa y que, de alguna forma, les ayudará a salir de pobres (es un decir) y a ser “ricos” como los españoles. Y es que el dinero del gobierno español (sin contar el de las muchas empresas que se han instalado y están instalándose aquí) ha fluido abundante y sin demasiado control durante estos últimos cuatro años. El amargo recuerdo que este pueblo tiene de la época Aznar (Ásnar, como le llaman muchos) parece que no lo olvidan fácilmente.

Pero, ¿por qué los marroquíes querían que ganase Zapatero, realmente? Creo que está dicho: porque habrá para ellos más ayudas económicas, más tolerancia en el trato y un mayor intercambio económico y cultural. Bueno, si esto se hace con rigor, control, exigiéndoles siempre justificación a de a dónde va ese dinero… y también responsabilidades, pues nada que objetar. Lo que en ningún caso es bueno, ni admisible, es eso de “dar por dar” y hasta luego.

Nota.—Parece que sigue adelante lo de “VUELVEN LOS TOROS A TÁNGER”. Pero, ¿es que el señor Patricio González, la Junta de Andalucía y quienes les secundan no se sonrojan?