La inteligencia del ser humanoes la capacidad que tiene para adaptarse a la realidad.Xavier Zubiri, filósofo. (San Sebastián, 1889 - Madrid, 1983)

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Con la muerte en los talones…

Emulando a Alfred J. Hitchcock, quiero proponer hoy una reflexión sobre un tema que no acabo de entender en este Marruecos de mis desvelos: que la gente cruce, o camine por en medio de la calle tan tranquila y sin mirar, corriendo el grave riesgo de provocar un atropello… También se da en España, aunque bastante menos, desde luego.

Me gustaría entablar un debate. ¿Por qué la población marroquí no se plantea este tema en serio cuando en ciudades como Casablanca quedan malheridas o mueren por esta causa —creo haber leído en alguna ocasión— más de una decena de personas al día?

Antes haré un breve preámbulo: Cuando yo era niño, en mi pueblo sólo había un coche. Y por carreteras teníamos caminos de tierra; a penas si pasaba un auto por allí de vez en cuando… Pero sí recuerdo, en cambio, la advertencia constante de las personas mayores: “Tened cuidado, niños, que os va a pillar un coche”. O: “No os acerquéis a la carretera”. Y una lección que aprendí en seguida, quizá la primera, fue la de que el peatón debía caminar por la izquierda —“para ver los coches que venían de frente”, se nos decía—, para, ante un imprevisto, poder evitarlos. Es decir, la educación vial fue algo consustancial y paralela… —¡hasta en mi pueblo que está en los confines del mundo, como quien dice!— a la aparición del automóvil. Pues bien, en Marruecos, parece que no se ha hecho así; o si se ha hecho, no me explico por qué camina cada uno (sea niño, adulto o anciano) por donde le parece.

Y aquí está la pregunta para esa reflexión que propongo: ¿Por qué en Marruecos, en las ciudades más que en el campo, incluso, la gente cruza SIN MIRAR las calles, no respeta las señales, y las madres, con carricoches de bebés y niños de la mano… atraviesan por donde les apetece las rotondas con el riesgo de ser atropelladas?

Añadiré, a cambio, y en beneficio de quiénes esta forma de se comportar, dos matices:

UNO: las autoridades hacen muy poco por los peatones; eso es cierto. Ni hay pasos de cebra convenientemente señalizados ni semáforos con luminoso para peatones.

DOS: Tampoco los guardias municipales se ocupan de que los conductores respeten las mínimas normas de circulación… Que se las saltan cuando quieren, incluso delante de sus narices.

En fin, creo que nos convendría reflexionar sobre este hecho. Habría menos atropellos y, por supuesto, menos caos circulatorio.