La inteligencia del ser humanoes la capacidad que tiene para adaptarse a la realidad.Xavier Zubiri, filósofo. (San Sebastián, 1889 - Madrid, 1983)

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Marruecos liga con la ONU… y el Polisario… solo

El Frente Polisario se queda compuesto y sin novia; la ONU le da la espalda. Peter Van Walsum, el holandés enviado por el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, al Sahara Occidental para encontrar una salida en el conflicto que enfrenta desde hace tres décadas al Frente Polisario con Marruecos, ha dicho que el objetivo de la independencia no es “realista”. Es decir: Marruecos está a punto de salirse con la suya. Se veía venir. Una autonomía (no se sabe cómo ni en qué términos) es todo lo que el Estado marroquí está dispuesto a concederle al pueblo saharaui; no más. Y es un argumento, éste, que apoyan y comparten casi todos los países más influyentes del panorama político internacional: EE UU, Gran Bretaña, Francia… y hasta España.

Se veía venir, como digo. La realidad es poderosa, no cabe duda; y los sueños de libertad del pueblo saharaui, la razón que les asiste, su conciencia de pueblo oprimido y exiliado… no son suficientes para que Marruecos ceda, ni para que la ONU les ayude.

Porque Marruecos está convencido de que tiene la razón… Y además tienen la fuerza. ¿Alguna potencia extranjera estaría dispuesta hoy a avivar el avispero saharaui otra vez? No, correrían demasiados riesgos. Así que, lo que era un secreto a voces, pero que nadie en la ONU se había atrevido a airear todavía, lo ha verbalizado Peter Van Walsum; “el honorable diplomático holandés”, según Marruecos y “el traidor que les ha dado una puñalada por la espalda”, según los saharauis.

Claro, en Marruecos están de fiesta; no es para menos. Pero ¡ojo!, no será fácil ni gratis esa autonomía que Marruecos ofrece. Pues, como muy bien decía ayer Khalil Khachimi Idrissi en Aujourd’hui Le Maroc, la oferta marroquí no será creíble si no hay por parte del país magrebí un giro hacia la democracia real y en favor del pluralismo político, un ejercicio efectivo de los Derechos Humanos, libertad de expresión, y un Estado de derecho. ¡Casi nada! Sin embargo, este es el argumento de peso que la comunidad internacional esgrime cuando se le pregunta por qué le da el visto bueno al proyecto marroquí para el Sahara.

Sahara, Marruecos… ¿De nuevo a la guerra? ¿Para qué?

Mohamed Abdelaziz, presidente de los saharahuis en el exilio de Tinduf desde hace 32 años, dice que «la gente les pide retornar a la guerra«. Y digo yo que “para qué”. Me parece legítimo que los saharauis quieran su independencia; tienen todo el derecho… Y seguro que también tienen razón; la razón que les da el derecho internacional, además de la razón emocional.

Pero la realidad es muy otra. Y una cosa son los deseos y los sueños… y otra la realidad, como digo. Una realidad, la del Sahara Occidental, a la que, según lo que entendemos por madurez, uno debería adaptarse para sacarle el mayor partido posible a la situación. En un artículo que leía esta mañana del profesor Pérez Royo se habla sobre esto, refiriéndose a Izquierda Unida y a la relación que ésta tiene con el electorado de izquierdas.

Ya sé que no es comparable. Pero Marruecos nunca, creo yo, renunciará a un Sahara marroquí. Ni siquiera, me temo, podrán obligarlo con acciones de guerra, salvo que perdiese esa contienda… Pero sí está dispuesto Marruecos, por lo que sabemos, a concederle una autonomía política, más o menos amplia, a los saharauis. Y ese podría ser el camino a seguir… El camino que marca la realidad por ahora... No acercarse a él, o no entrar en este camino tan siquiera, será seguir generando sufrimiento y, de alguna forma, confundir los molinos con los gigantes, como don Quijote… La muerte reciente de un policía marroquí en Tan-Tan y las amenazas veladas de volver a las armas de los líderes polisarios, además del agotamiento evidente, sin resultados prácticos, de la ronda de conversaciones en Manhaset, cerca de Nueva York, no es más que la confirmación de que no se puede vivir de los sueños.

Soñar está bien y alimenta el espíritu; pero a la vida el su jugo se le saca de la correcta interpretación de la realidad.